En el corazón de Madrid, un lugar emblemático y lleno de historia vuelve a ser noticia. El chalet de los marqueses de Urquijo, escenario del crimen perfecto que conmocionó a la sociedad española hace 44 años, se encuentra actualmente en venta. Este lugar, que fue testigo de una de las tragedias más impactantes de la historia reciente de España, vuelve a ser objeto de atención pública después de décadas de silencio. La venta de este inmueble tiene un valor histórico y sentimental incalculable, y es un recordatorio del dramático suceso que tuvo lugar en sus paredes. En las siguientes líneas, exploraremos la historia detrás de este emblemático lugar y lo que sucede en torno a su venta.
- El chalet de la fama: El lugar donde se cometió el crimen perfecto en Madrid
- La mansión de los Urquijo: Un escenario de crimen y lujuria en la urbanización de Somosaguas
- El secreto que murió con los marqueses: El misterio del crimen que sigue sin resolver
- La venta del chalet de la tragedia: ¿Quién querrá vivir en el lugar donde se cometió un crimen perfecto?
El chalet de la fama: El lugar donde se cometió el crimen perfecto en Madrid
En la urbanización de Somosaguas, en Madrid, se encuentra un chalet que resguarda uno de los misterios más indiscretos de nuestra crónica negra. En sus salones se han rodado series y películas, se han celebrado ostentosas fiestas de frenesí y lujuria. Como morada de Dionisio, cuentan que en la planta de abajo, durante varios años, el exceso no tuvo fronteras. Y una noche, en la planta de arriba, la maldad tampoco encontró límite.
La mansión de los Urquijo: Un escenario de crimen y lujuria en la urbanización de Somosaguas
Por menos de 3 millones de euros se puede vivir en este doble escenario que alojó los festejos de la aristocracia y uno de los crímenes más mediáticos de España. La madrugada del 1 de agosto de 1980 resulta todavía un rompecabezas. Los marqueses de Urquijo fueron hallados muertos en sus respectivas camas. Al marqués le dispararon en la nuca, con la marquesa fueron dos tiros. Nadie oyó nada. La asistenta se encontró con la escena a la mañana siguiente.
El secreto que murió con los marqueses: El misterio del crimen que sigue sin resolver
Una investigación repleta de zancadillas y tropiezos. Los cuatro casquillos usados para la comisión de los delitos desaparecieron durante el juicio. El arma homicida, encontrada por unos chavales en el pantano de San Juan, fue robada de las dependencias del Ayuntamiento. La noche del crimen, los vigilantes de seguridad no se encontraban en sus puestos porque se les había estropeado el coche. La alarma también había sido desconectada.
Romero Tamaral, que parecía el único policía decidido a dar con la verdad, fue apartado del caso cuando comenzó a investigar a los hijos de los marqueses.
La venta del chalet de la tragedia: ¿Quién querrá vivir en el lugar donde se cometió un crimen perfecto?
El crimen perfecto, un sumario perdido y un secreto familiar: la verdad del asesinato de los Galindos. Crimen organizado, mafia o asesinato por encargo. Múltiples hipótesis y un solo condenado: Rafael Escobedo, ex marido de Myriam, la hija de los marqueses. Se declaró culpable y luego intentó retractarse. Dijo que fue torturado por la policía.
El peritaje psicológico determinó que su personalidad no concordaba con la de alguien capacitado para matar. Se ahorcó en su celda cinco años después, pero tras la autopsia hallaron 15 miligramos de cianuro en sus pulmones. Su abogado García-Montes está convencido de que fue envenenado.
Rafi le había robado el arma a su padre y se encontraba en la vivienda la noche del suceso. El juez le declaró autor del doble asesinato. Sin embargo, sembró la duda al agregar que lo hizo “solo o en compañía de otros”.
Todos fueron declarados inocentes, pero aquí van los que algunos siguen considerando como esos posibles “otros”:
Myriam de la Sierra, hija de los marqueses. Se casó con Rafael Escobedo pese a la oposición de su padre. En entrevistas posteriores contó que en su momento ni ella misma estuvo segura del sí quiero. El halo de sospechas le creció alrededor por su semblante frío. Se la tachó de mujer calculadora e inteligente, y diversas líneas de investigación apuntaron tanto a ella como a su hermano Juan como posibles autores intelectuales.
Juan de la Sierra, hermano de Myriam y amigo de Rafi. Un tipo al que presuntamente le gustaba bastante la noche. Se especuló sobre su posible relación homosexual con su Rafi. Vivía en Londres, pero había regresado a Madrid aquella misma noche. Estuvo presente durante la inspección de la vivienda.
Una investigación un tanto peculiar si se tiene en cuenta que la policía dejó solos a Juan y al administrador, cadáveres mediante, en la escena del crimen. Todos los agentes fueron a buscar un cerrajero para abrir la caja fuerte y despejar así el móvil del robo. Cuando regresaron, varios documentos habían sido quemados y los cuerpos de los marqueses, lavados. Lo forenses no pudieron estudiarlos. Un disparate.
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Javier Anastasio, amigo de Rafi. Fue acusado de cómplice. Le vieron con él la noche del crimen y al día siguiente se deshizo del arma homicida lanzándola a un pantano. Pasó tres años y pico en prisión preventiva. Iba a ser juzgado como coautor, pero en cuanto fue puesto en libertad provisional huyó a Rio de Janeiro. Regresó 30 años después, cuando prescribió el crimen. Siempre mantuvo su inocencia. Dijo que quiso ayudar a su amigo con el arma y que se fugó porque no confiaba en la justicia.
Diego Martínez Herrera, el administrador. El hombre de confianza de la familia. Tenía mucho poder en la finca y fue señalado como cerebro de la operación. Apareció en la vivienda vestido de luto antes de que nadie pudiese haberle contado lo ocurrido. Además de ordenar la limpieza de los cadáveres, presentó varias heridas en un brazo. Fuentes cercanas a la familia aseguraban que el hombre guardaba cierto rencor a los Urquijo por temas de orgullo y dinero.
Un día después de la detención de Rafi, realizó un viaje exprés a Londres junto a Javier Anastasio. Ambos titubearon cuando fueron interrogados por ello, y ninguno de los dos supo explicar el motivo del viaje.
Mauricio López-Roberts, marqués de Torrehermosa, otro amigo de Rafi. Él sí fue condenado. Le cayeron 10 años de prisión como encubridor del delito. Según la sentencia, supo del asesinato y no lo denunció a la policía. No tuvo más implicación en los hechos que el hermetismo y su silencio.
Vicente Díaz Romero, el mayordomo. Un clásico. Pero no estaba en Madrid cuando mataron a los marqueses y siempre vociferó que Juan y a Myriam estaban involucrados. En entrevistas decía que se trató de un complot entre los hijos, Rafi, Mauricio López-Roberts y el administrador, en un alarde de rencor y herencias.
¿Cuál fue la versión oficial? La versión oficial es que Rafi los mató. La noche del 31 de agosto cenó junto a Javier Anastasio y otro amigo al que llamaban el sastre. Se pasaron con el alcohol, el sastre se marchó, y los dos fueron a casa de los padres de Rafi, robaron el arma y otros utensilios, y terminaron saltando la valla de la casa de los Urquijo para después matarlos a tiros. Muchos investigadores siguen pensando que la concatenación de irregularidades en el proceso confirma la sospecha de más implicados. La existencia de esos posibles “otros” permanece intacta, aunque su identidad se mantenga difusa.
A 44 años de un crimen casi perfecto, la verdad solo se conocería si esas paredes hablaran. Desde enero se encuentran en venta. “Bonita parcela de 2.721 metros con piscina y pista de tenis” luce el anuncio en el portal Idealista. Dos millones y medio euros es el precio del morbo.
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