La leyenda de Cinisca, la princesa espartana que rompió con la tradición y se convirtió en la pionera femenina en obtener un título olímpico

En el siglo VII a.C., en la antigua Esparta, una ciudad-estado conocida por su estricta adherencia a las tradiciones y costumbres, una joven princesa llamada Cinisca se atrevió a desafiar las convenciones y romper con la rutina. Con una determinación y valentía sin precedentes, Cinisca se convirtió en la primera mujer en obtener un título olímpico, revolucionando el panorama del deporte y la sociedad de su época. Esta legendaria princesa espartana, hija del rey Arquidamo, no solo demostró su habilidad y destreza en el estadio, sino que también sentó un precedente para las generaciones futuras de mujeres que buscaban igualdad y reconocimiento en el mundo del deporte.

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La princesa rebelde: Cinisca, la primera mujer en obtener un título olímpico

Recreación de Cynisca en los Juegos Olímpicos del año 392 a.C. Imagen generada por IA - Canva

Sin pisar el suelo del Estadio, Cinisca hizo historia. Tenía cuarenta años, era princesa de Esparta y amaba, por encima de cualquier cosa, a sus caballos. Nada, ni tan siquiera las discriminatorias leyes de su época, impidieron que se convirtiera en la primera mujer en ganar unos Juegos Olímpicos.

Decidida a sortear todas las negativas y galopar hacia la victoria, Cinisca, hija del rey euripóntido Arquídamo II y Eupolia, se coló por las grietas de la ley para poder participar en las competiciones: las mujeres no podían subirse a los carros en los Juegos, pero no se especificaba que ellas no pudieran inscribir a sus caballos en la carrera de carros olímpicos. Así que, al filo de las normas, Cinisca apuntó a sus corceles en la competición.

Había dedicado su vida a ellos. Les había entrenado y sabía que eran los mejores, por lo que contrató a aurigas masculinos para conducir sus caballos y efectivamente, ganó. Los reyes de Esparta son mi padre y mis hermanos. Yo, Kyniska, victoriosa con un carro de caballos de pies rápidos, he erigido esta estatua. Me declaro la única mujer en toda Hellas en haber ganado esta corona. Lo hizo Apeleas, hijo de Calícles.

Su victoria abrió un camino para las demás

Su victoria abrió un camino para las demás

Tras la victoria de Cinisca, muchas otras mujeres griegas se lanzaron a competir en las carreras de carros, a través de esa grieta en la ley que, aunque les prohibía competir en los Juegos Olímpicos, dejaba abierta la posibilidad a que entrenasen a sus propios caballos.

Algunas de ellas fueron Euryleonis, Belistiche, Zeuxo, Encrateia y Hermione, Timareta, Teodota y Casia. Sin embargo, según Pausanias, ninguna de estas mujeres obtuvo mayor reconocimiento por sus victorias que Cinisca.

Sin embargo, cuando Berenice de Egipto ganó en la carrera de carros de cuatro caballos en los Juegos Olímpicos a principios del siglo III a. C., encargó un epigrama al poeta Posidipo en el que afirmaba explícitamente haber robado la fama de Cinisca.

Las espartanas, más privilegiadas que sus vecinas griegas

El mérito y la astucia de Cinisca es innegable. Sin embargo, no se puede obviar el hecho de que la princesa partía con ventaja, primero, porque la riqueza de su familia le permitió dedicar su vida a aprender todo sobre estas bestias y segundo porque, a diferencia de las mujeres en el mundo griego antiguo, las espartanas de la élite podían realizar actividades atléticas como montar a caballo o cazar, porque se creía que las mujeres fuertes producirían niños fuertes y soldados poderosos.

Patricia Martínez

Hola, soy Patricia, autora en El Noticiero. Me apasiona compartir las noticias más relevantes de actualidad, tanto a nivel nacional como internacional. Mi compromiso con la objetividad y la rigurosidad en la información es mi principal prioridad. ¡Te invito a descubrir las últimas novedades junto a mí en este periódico independiente!

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