Tendiendo la correa, no estamos controlando a nuestros perros, sino acompañándolos en su libertad

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Tendiendo la correa, no estamos controlando a nuestros perros, sino acompañándolos en su libertad

La relación entre humanos y perros ha evolucionado significativamente en los últimos años, pasando de una dinámica de control y obediencia a una asociación basada en la confianza y el respeto mutuo. Uno de los cambios más destacados en esta nueva forma de interactuar con nuestros compañeros caninos es la manera en que los llevamos a pasear. Tendiendo la correa, no estamos restringiendo su libertad, sino acompañándolos en su exploración del entorno, permitiéndoles disfrutar de la naturaleza y ejercitar sus sentidos. En este sentido, la correa se convierte en un símbolo de conexión y comunicación, más que en un instrumento de control.

El secreto para pasear a tu perro: no tensar la correa, sino acompañarlo en su libertad

El paseo, un momento crucial para nuestros perros

El paseo es el momento más importante del día para nuestros perros. No solo es un rato de juego y diversión, sino que les aporta enriquecimiento ambiental en su día a día y, además, refuerza el vínculo con el tutor. Olfatear, explorar y socializar con otros perros son algunas de las funciones más importantes que debe cumplir el paseo, sin embargo, no siempre lo realizamos correctamente.

La correa, un instrumento que puede convertirse en un problema

La correa, un instrumento que puede convertirse en un problema

Las propias herramientas del paseo pueden convertirse en un problema si no las utilizamos bien, como puede ser el arnés o la correa. ¿Sabías que cada vez que se tensa la correa le estamos mandando un mensaje de alerta a nuestro perro? Según Sonia Losada, educadora canina con más de trece años de experiencia, profesora y divulgadora a través del podcast 'Hablemos de perros', explica que los tutores caninos tienen mucha tendencia de controlar al perro sujetándolo fuerte con la correa y tensando, algo que solamente es negativo para el animal.

La tensión en la correa, un mensaje de alarma para nuestros perros

Esto nos los han vendido como control de correa desde hace muchos años pero es un error, ya que al tensar la correa nosotros también nos tensamos y, automáticamente, le mandamos un mensaje a nuestro perro de alarma, detalla la experta. Es como decirle '¡cuidado!'. De ahí que se altere y ladre.

Paseos sin tensión

Losada explica que esta falsa alarma de amenaza pone a nuestros compañeros de cuatro patas en tensión y, además, provoca la reactividad con la correa. Los tirones que le pegamos sin querer cuando no queremos que huela o se acerque a algo lo único que hacen es empeorar la situación, cuenta.

La correa siempre debe colgar y arrastrar el suelo o, si es corta, apoyarse en el lomo del perro, así éste irá relajado, agrega la experta. De no hacerlo así, cada vez que vaya atado y se acerque otro perro, va a lanzarse a ladrar y demás, especialmente si añadimos esa tensión, porque les pone alerta.

La educadora canina desmiente la teoría de la dominancia

La educadora canina ejemplifica con esto cómo en muchas ocasiones hay perros que cuando están sueltos no tienen ningún problema de socialización y, sin embargo, al llevar la correa puesta se convierten en auténticos demonios. No se trata de una cuestión de dominancia, como nos han hecho creer siempre, asegura.

La única diferencia es cómo utilizamos la correa, somos nosotros mismos los que le enseñamos a atacar a, por ejemplo, los machos. Es un comportamiento totalmente aprendido, insiste. ¿Y por qué? Porque ante ese perro con el que creemos que va a tener un problema, tensamos la correa, nos tensamos nosotros y mandamos la señal de amenaza o alarma. Si no tensasemos, no ocurriría.

La correa no es para controlar al perro, es para acompañarlo

Por este motivo, la educadora canina recomienda no tensar la correa y, para ello, debemos emplear algunas técnicas sencillas como caminar al ritmo de nuestro perro o buscar una correa más larga para procurar que siempre vaya relajada.

A veces tendremos que pegar un acelerón para compensar y no frenarlo o pegarle el tirón, aconseja. La correa no es para controlar al perro, es para acompañarlo cuando no puede ir suelto y es nuestro trabajo buscar la forma de no tensarla.

Consejos prácticos para un paseo sin tensión

Además, la experta en comportamiento canino explica que un buen truco para manejar correctamente la correa y evitar tirones es concentrarse en la tensión de nuestra mano. Si llevamos la atención en nuestra mano aprenderemos, sin necesidad de mirar a nuestro perro, cuando éste va a tensar la correa y tenemos tiempo de reacción para evitarlo.

Por supuesto, tampoco debemos obligar a nuestros perros a caminar a nuestro lado, es importante que el paseo sea para ellos y que puedan disfrutar del mismo, por lo que si tenemos que caminar más rápido o utilizar una correa más larga, siempre seremos nosotros los que nos amoldaremos a ellos, concluye.

Recuerda, la correa es para acompañar a tu perro, no para controlarlo.

Daniel Martín

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