Título que marcará la historia: 'Omega de Enrique Morente & Lagartija Nick', un disco para la posteridad
En el panorama musical español, Omega es un título que promete dejar huella. El nuevo disco de Enrique Morente & Lagartija Nick es un proyecto que ha generado gran expectación entre los amantes de la música. Esta colaboración entre dos figuras emblemáticas de la escena musical española, el flamenco y el rock, se presenta como un trabajo que marca un antes y un después en la historia de la música. Con Omega, sus creadores buscan dejar un legado que trascienda generaciones, un disco que se convierta en un referente obligado para futuras generaciones de músicos y aficionados. ¿Qué hace que este disco sea tan especial? ¿Cuál es el secreto detrás de esta colaboración histórica?
La alquimia de la música: 'Omega de Enrique Morente & Lagartija Nick', un legado para la posteridad
¿Dónde van las miradas que buscan el cielo de Granada? ¿Quién sigue las huellas que dejas sobre la tormenta de ceniza en las pendientes del Albaicín? ¿Qué bando eliges en la revuelta que está por llegar: la blanca de la tiza virginal o el color violento que exhalan las buganvillas?
Estábamos amándonos cuando los rumores recorrían la ciudad: el ángel había muerto, la miel rabiosa de Enrique Morente se había agriado. Los Lagartija Nick, con Antonio Arias perdiendo su vida preferida en la génesis de aquel disco épico: allí donde los poetas pierden su nombre, Morente abrió la navaja hiriente del Omega para redefinir a Federico García Lorca poseído por Leonard Cohen.
Fotos de los dos, Morente y Cohen, juntos en la rima de la muerte y brindando por el tinto que es como sangre que es sudor de la tierra.
La percusión de Erik como el bombeo que llena de arteria la garganta, como rebosan las guitarras como espuma de vida incontenible: Cantó “Sacerdotes”, su voz amasaba los versos: ¿Quién te escribirá canciones de amor?, como un extracto apócrifo de “El cantar de los cantares”, pagano en su particular leyenda.
Las palmas y el toque mezclados como el aullido de una caverna que alarga las horas para no permitir que la noche llegara a su fin.
Un disco como este es el arte de la España cósmica, la que se empapa de raíces para construir un presente cabizbajo: San Juan de la Cruz, Picasso y cuando se haga mayor, Sr Chinarro.
Ese LP, grabado junto a Lagartija Nick, debería escucharse cada día, en los institutos, en las escuelas, en las colas de los bancos.
Como se abre el manantial de las guitarras acústicas en una joya como Oración o la terca erupción de la mil veces visitada Ciudad de los gitanos, nos recuerda que el purismo se combate con electricidad hasta que los poetas pierdan su nombre.
Primero Solea se sintió acompañada en el predicar del desierto y después, cuando el emperador de los males acudió para hablar de su padre recordó el pacto de los talentos que le propuso Cohen: “Os entrego los salmos y, a cambio, espero que cambiéis el mundo”.
Es la distorsión nociva que inocula Jota en Arrímate, es el embrujo de una vela que arde sobre una línea estrecha y separa el pánico de la belleza: Vampiro, con ese toque de La Bien Querida, derramando el aguardiente sobre la herida que dejan los días.
No escaparemos del caos ordenado de los aeropuertos porque nos elevaremos agarrados a la espalda de los ángeles.
En la noche con nombre propio, en la Virgen que todos recordamos, las voces violentas anuncian la muerte del monstruo: con este aguacero no habrá navaja que hiera los labios de la Dama Errante.
¿Qué me pides? Lo que no puedo darte: gotas de fuego para aumentar tu sed, dedos que arrastren el color canela de tus muslos, un cinturón de dientes salvajes que calme el hambre de heroína saliendo de las venas del monstruo. Pobre, está tan confuso: cree que puede volar.
Mortecinas las lámparas de aceite, el aguacero de almas se acerca, protejámonos con la gasa púrpura de tu recuerdo, gracias por todo.
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