- Eugenia y Rodri, de Cantajuego, afirman que El pecho es ya nuestra primera piel
- Eugenia y Rodri, de Cantajuego, afirman que El pecho es ya nuestra primera piel
- Cantajuego cumple 20 años de carrera musical
- Eugenia y Rodri hablan sobre su rutina y formación
- ¿Qué hace falta para ser un cantajuego?
- ¿Les reconocen por la calle?
- ¿Cómo se sienten al ser reconocidos?
- ¿Son la estrella de la familia?
- El trabajo con niños
- Defienden su trabajo
- Tienen trucos para superar los malos días
- El fenómeno fan
- El espectador más famoso
Eugenia y Rodri, de Cantajuego, afirman que El pecho es ya nuestra primera piel
En un declarations impactante, los presentadores de Cantajuego, Eugenia y Rodri, han lanzado un mensaje contundente sobre la importancia del contacto físico en la primera infancia. Según los populares comunicadores, el pecho es ya nuestra primera piel, destacando la necesidad de la lactancia materna y del contacto piel con piel en los primeros momentos de vida. Esta afirmación no solo destaca la importancia de la nutrición, sino también la conexión emocional y afectiva que se establece entre el bebé y su cuidador. En una sociedad donde la tecnología y la distancia física parecen ganar terreno, esta declaración llama a la reflexión sobre la importancia del tacto y la cercanía en la formación de lazos afectivos sólidos.
Eugenia y Rodri, de Cantajuego, afirman que El pecho es ya nuestra primera piel
Cantajuego cumple 20 años de carrera musical y para celebrarlo, la compañía estrena un nuevo espectáculo en el Teatro Lope de Vega de la Gran Vía de Madrid. Eugenia Cabrera y Rodrigo Puertas, dos de los protagonistas de este éxito infantil, hablaron con nosotros sobre su experiencia y lo que implica ser parte de Cantajuego.
Cantajuego cumple 20 años de carrera musical
La compañía ha publicado canciones archiconocidas y ha llevado a cabo más de 135 conciertos al año, recorriendo más de cien ciudades. Para conmemorar su 20 aniversario, estrenan un nuevo espectáculo que se representará durante varios fines de semana hasta el 29 de diciembre.
Eugenia y Rodri hablan sobre su rutina y formación
Rodrigo Puertas comenzó en Cantajuego hace 17 años, después de un casting. Yo vengo más del mundo de la interpretación y de la interpretación cómica. Y ahí me hicieron un hueco y estoy feliz, nos dice. Eugenia Cabrera entró hace 15 años, también a través de un casting. Yo había estudiado educación social y según leía pensaba 'esto es para mí', porque pedían muchas cosas, que cantara, bailara, interpretación, que tuvieras también algo de preparación con niños., nos explica.
¿Qué hace falta para ser un cantajuego?
Rodrigo Puertas cree que la clave es la vena de la educación, de la diversión, de la animación. No queríamos otra cosa. Veníamos haciendo cuentacuentos y yo creo que la clave es esa, que hemos tenido siempre muy claro que queríamos seguir desarrollando nuestra profesión desde ahí, sin ninguna otra intención que hacer las cosas para las que nos habíamos preparado. Eugenia Cabrera añade que también es importante la formación y el crecimiento personal. Nos vamos creando a nosotros mismos y formándonos, nutriéndonos de los valores que quiere transmitir Pedro a través de nosotros, que son iguales a los nuestros.
¿Les reconocen por la calle?
Eugenia y Rodri nos cuentan que a veces les reconocen por la calle, especialmente los niños. Siempre es un público muy amable, muy cariñoso, muy respetuoso. A veces nos pasa que vamos por la calle y nos reconocen los niños, pero los padres no y simplemente te hacen un gesto como que queda entre tú y yo, es muy bonito, nos dice Rodrigo.
¿Cómo se sienten al ser reconocidos?
Rodrigo Puertas nos explica que es curioso que cuando menos te lo esperas es cuando ocurre, y dices ¿aquí en el supermercado o con tu perro? y de repente dices !qué raro!. Eugenia Cabrera añade que a veces se sorprende cuando la reconocen, porque está tranquilamente sentada en un café y seguramente podría haber pasado desapercibida.
¿Son la estrella de la familia?
Rodrigo Puertas nos dice que son el tío guay. Yo no tengo hijos, tengo sobrinos, tengo cinco, el mayor ya de 19 y el pequeño tiene cuatro, tengo de todas las edades. Hemos sido siempre muy juguetones con ellos y nos han vivido en mil etapas y yo creo que que no le ponen una etiqueta a su tío, simplemente es su tío, el actor, el que juega, el que canta. Eugenia Cabrera añade que tiene una sobrina que se siente cómoda con ella, pero a veces se sorprende al verla en la televisión.
El trabajo con niños
Rodrigo Puertas cree que el trabajo con niños es lo más gratificante de ser un cantajuego. Esencialmente. No dejas de ser un referente y tienes mucha responsabilidad. Vas a cruzar la carretera y dices “a ver si hay algún niño mirando, voy a hacerlo bien”. Eres un referente, te copian, te imitan y creo que eso es un valor añadido.
Defienden su trabajo
Eugenia y Rodri defienden su trabajo como un espectáculo infantil. Puede haber por ahí casos, pero al final nosotros nos sentimos orgullosos. Es lo que nos sale, lo que nos nace, estar en este mundo familiar, transmitir energía a través de las canciones es algo muy valioso.
Tienen trucos para superar los malos días
Rodrigo Puertas nos dice que se cuidan mucho entre ellos. Nos miramos y ya sabemos como estamos y tiramos del que sea. A veces nos pasa a todos a la vez y eso nos une más. Es el escenario es como una medicina para la pena y el dolor. Eugenia Cabrera añade que a veces la voz sale de una manera mágica y ves a la gente tan animada y con esa energía que al final también eso es como un chute.
El fenómeno fan
Rodrigo Puertas nos dice que no han sido conscientes nunca de la magnitud del fenómeno fan. Yo creo que no sería bueno que estuviéramos de vuelta del éxito, sería innecesario y absurdo y contradictorio a lo que hacemos, alardear de algo que es un privilegio y un lujo. Eugenia Cabrera añade que a veces se sorprenden de la cantidad de gente que les sigue.
El espectador más famoso
Rodrigo Puertas nos cuenta que una de sus actuaciones más memorables fue cuando vinieron las infantas. Estábamos en el Price y tendrían tres o cuatro años. Entraron en el camerino y estuvimos con ellas hablando. Luego nos quedamos como “de verdad ha pasado esto?”. Fue guay.
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