Descubre el secreto mejor guardado de Turquía: La costa mediterránea de Santa Claus, un paraíso inédito donde nació Papá Noel

Descubre el secreto mejor guardado de Turquía: La costa mediterránea de Santa Claus, un paraíso inédito donde nació Papá Noel

En el corazón de la región mediterránea de Turquía, se esconde un secreto que ha sido guardado durante siglos. Un lugar donde la historia y la leyenda se entrelazan para dar vida a un paraíso inédito, desconocido para muchos, pero que esconde un tesoro invaluable. Se trata de la costa mediterránea de Santa Claus, un lugar donde la naturaleza ha creado un entorno idílico, perfecto para deleitar a los sentidos y transportarnos a un mundo de ensueño. Pero, ¿qué hace que este lugar sea tan especial? La respuesta es simple: aquí nació Papá Noel, el personaje más querido de la navidad.

La Costa Licia: Un paraíso mediterráneo donde nació Papá Noel

Entre todas las costas del Mediterráneo, una destaca por su deslumbrante naturaleza: interminables aguas turquesas, la tranquilidad del entorno, cientos de kilómetros de escarpadas playas, acantilados, gigantescas montañas y muy pocas edificaciones modernas. La Costa Licia es una de las más impresionantes, con una belleza descomunal y hogar de una enigmática civilización mediterránea.

Los licios, hábiles marineros y comerciantes, eligieron esta parte suroeste de Asia Menor, una costa que hoy pertenece íntegramente a Turquía. En las provincias de Antalya y Muğla, desarrollaron una cultura única y rica. Aunque los primeros asentamientos datan de la Edad de Bronce, fue en el siglo VII a.C. cuando comenzaron a organizarse como una civilización con identidad, lengua y escritura propias, además de un moderno sistema político basado en una confederación de ciudades-estado.

Legado único

A partir del siglo IV a.C. los licios empezaron a perder su identidad, integrándose gradualmente en las potencias emergentes del Mare Nostrum: el Imperio Persa, Grecia y Roma. No obstante, en esta impactante costa dejaron un legado cultural y arquitectónico que le otorga un carácter único, inigualable en el mundo. Sus tumbas, talladas en las rocas de las montañas y siempre orientadas hacia la salida del sol, para así renacer cada día, son los vestigios más sorprendentes de esta civilización, de la que aún sabemos muy poco.

Explorando la Costa Licia

La costa se extiende de oeste a este, desde Muğla hasta Antalya. Tanto si se recorre en coche como en barco o goleta, lo ideal es tomar la ciudad de Göcek como punto de partida, por estar más o menos en el centro de la ruta y junto al aeropuerto de Dalaman. De este modo, se puede optar por explorar uno u otro lado de la costa o, si la duración del viaje lo permite, recorrerla en su totalidad.

Uno de los lugares más impresionantes es la playa de Iztuzu y el delta de Dalyan, donde se encuentran las Tumbas de los Reyes de Kaunos. Esta zona es ideal para senderistas, con diferentes rutas según el nivel de dificultad deseado. Una ruta de bajo riesgo y dificultad media es la que lleva al Mirador de la Colina del Radar, accesible en coche hasta cierto punto, para luego continuar a pie.

Costa virgen

En esta costa, tan salvaje como sinuosa, apenas hay poblaciones, pero una parada imprescindible es la ciudad portuaria de Marmaris, famosa por sus pequeños restaurantes, museos y tiendas. Es uno de los puertos naturales más grandes del mundo y un epicentro turístico de Turquía, donde el Egeo se besa con el Mediterráneo.

Desde aquí se puede llegar a la Península de Datça, Bozukkale y la pequeña playa de curioso nombre, Gebe Kilise Koyu o Bahía de la Iglesia Embarazada. Esta zona se encuentra frente a la gran isla de Rodas, y desde el barco resulta difícil elegir entre tantos rincones para disfrutar del mar en su máxima expresión.

Vuelos en parapente

Hacia el este, los licios dejaron un importante legado cerca de la ciudad de Fethiye. Las tumbas de Amyntas descansan bajo el imponente pico de Babadag, de casi 2.000 metros de altura. Desde allí, los más valientes pueden volar en parapente sobre el mar y su coraje será recompensado con una de las vistas más impresionantes del Mediterráneo.

La isla de Gemiler y el nacimiento de Papá Noel

No muy lejos, en la isla de Gemiler se cree que vivió San Nicolás (el futuro Santa Claus o Papá Noel). Se dice que su primera tumba fue la que aún se puede ver junto a una de las cinco iglesias de la isla. San Nicolás fue obispo en Myra, donde descansó antes de ser trasladado a Bari.

Pueblos con encanto

Las huellas de los pueblos que habitaron estas tierras, desde licios hasta romanos, griegos, otomanos y cristianos, son reliquias de un pasado glorioso. El encantador pueblo de Kaş es ideal para disfrutar de un “dondurma”, un helado preparado con frutas frescas locales. Sus calles, repletas de buganvillas, terrazas acogedoras, pequeñas tiendas y rincones coloridos, invitan a perderse en su tranquilidad.

Los licios fundaron esta ciudad, y en lo alto se encuentra la tumba de uno de sus reyes. También hay un anfiteatro romano, aunque quizás lo más impactante de esta zona sea la ciudad sumergida de Kekova, donde un terremoto volcó las tumbas al mar. Algunos sarcófagos licios parecen emerger de las aguas cerca del castillo de Simena, desde donde las vistas panorámicas de la costa compiten por ser el mejor recuerdo de este paraíso entre Oriente y Occidente.