La inflación registra un descenso más pronunciado de lo esperado en septiembre, abriendo el camino para una posible rebaja de tipos por parte del BCE.

La inflación registra un descenso más pronunciado de lo esperado en septiembre, abriendo el camino para una posible rebaja de tipos por parte del BCE.

En un giro inesperado, la inflación ha registrado un descenso más pronunciado de lo esperado en septiembre, lo que ha generado un ambiente de optimismo en los mercados financieros. Según los últimos datos, la tasa de inflación ha bajado a un ritmo más rápido de lo previsto, lo que ha llevado a los expertos a especular sobre una posible rebaja de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE). Esta noticia llega en un momento crítico para la economía europea, que ha estado luchando contra la inestabilidad económica y la incertidumbre en los últimos meses.

Inflación en la Eurozona: descenso más pronunciado de lo esperado en septiembre

La inflación en la Eurozona se redujo una décima más de lo previsto en septiembre, situándose la tasa general en el 1,7%, cinco décimas por debajo de como cerró el mes de agosto. Este descenso se debe principalmente a la caída de los precios energéticos.

BCE abre el camino a rebaja de tipos: inflación en la Eurozona registra un descenso significativo

El dato confirmado por Eurostat da vía libre al consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), reunido este jueves en Liubliana (Eslovenia), para anunciar una nueva rebaja de los tipos de interés. Consensos de mercado como el de Bloomberg apuntan a que hoy anunciará un recorte de sus tasas de referencia de 0,25 puntos.

La mayor contribución a la tasa de inflación anual volvió a venir de los servicios, que añadieron 1,76 puntos porcentuales a la tasa de IPC. Les siguieron los alimentos, el alcohol y el tabaco (sumaron 0,47 puntos) y de los bienes industriales no energéticos (+0,12). En sentido contrario actuaron los precios de la energía, que restaron 0,6 puntos a la tasa general.

Este dato coincide con un momento de especial preocupación en Europa por la debilidad de la economía del área del euro y, fundamentalmente, de variables clave para el crecimiento a futuro como la inversión, que en el segundo trimestre creció al ritmo más bajo de la década, incluyendo el período más crítico de la pandemia de Covid.

El PIB de la Eurozona moderó su avance entre abril y junio, cuando creció solo un 0,2% en relación al trimestre previo (una décima menos que de enero a marzo). El tirón de la actividad en países como España (+0,8%) no pudo compensar ni la contracción de Alemania, principal economía del bloque, ni el enfriamiento de la francesa o la italiana.

Ese crecimiento anémico es el que lleva a algunos miembros del máximo órgano de Gobierno del BCE a incidir en la necesidad de seguir adelante con las medidas de flexibilización monetaria para estimular la economía. Sin embargo, la fortaleza del mercado de trabajo -la tasa de paro en la Eurozona se mantuvo en el 6,4% en agosto por segundo mes consecutivo, en zona de mínimos históricos- y la persistencia de la inflación subyacente mantiene en tensión a los 'halcones' (ortodoxos).

La Unión Europea se encuentra en pleno rediseño de su estrategia industrial y económica y debe mover ficha rápidamente para no quedar descolgada en relación a las dos mayores economías del planeta, Estados Unidos y China. El conocido como 'Informe Draghi', elaborado por el expresidente del BCE, cifraba en hasta 800.000 millones de euros el incremento anual de la inversión necesario para cerrar esa brecha de competitividad con las dos potencias.