Aaron Moratón, violinista con autismo, encuentra un lenguaje universal a través de la música y hace nuevos amigos
En un mundo donde las palabras a menudo no alcanzan, la música se convierte en un lenguaje universal que trasciende las barreras y conecta a las personas de manera profunda. Es el caso de Aaron Moratón, un talentoso violinista que, a pesar de tener autismo, ha encontrado en la música un medio para expresarse y comunicarse con los demás. A través de su instrumento, Aaron ha logrado establecer conexiones emocionales con aquellos que lo rodean, haciendo nuevos amigos y demostrando que la música es capaz de sobrepasar las limitaciones y unir a las personas de todas las edades y condiciones.
Aaron Moratón, un virtuoso con autismo que encuentra un lenguaje universal a través de la música
Aaron Moratón es un niño de 11 años con autismo, trastorno de déficit de atención y cardiopatía congénita, pero a pesar de estas condiciones, ha logrado convertirse en un estupendo violinista. Con solo dos años de edad, comenzó a estudiar música en una academia y desde hace dos años, estudia en el Conservatorio de Murcia, donde va a empezar a primero de profesional.
La música ha sido un elemento vital en la vida de Aaron, y su padre, Javier, un pianista, ha sido un apoyo fundamental en su formación musical. Mi padre es músico, es pianista, pero nunca me ha querido dar clases porque dice que no quiere ser padre y profesor al mismo tiempo, dice sincero Aaron.
Un apoyo fundamental
El conservatorio ha sido un lugar donde Aaron ha encontrado apoyo y adaptación para sus necesidades. En cuanto se enteraron de que Aaron tenía TEA, nos llamaron para ver en qué podían ayudarlo y si necesitaba alguna adaptación. La verdad es que para la música no porque se le da muy bien, pero sí para realizar alguna prueba teórica, y lo hemos agradecido mucho, asegura Javier.
Por otro lado, el colegio no ha sido tan receptivo a sus necesidades, en el conservatorio mis profesores siempre me han apoyado bastante, incluso me han adaptado mucho las pruebas de acceso, pero no ha sido así en el colegio, donde he necesitado refuerzo, pero no me ha servido para gran cosa, no me han apoyado mucho, se queja Aaron.
La música como herramienta de superación
Aaron ha recibido, además, por segundo año consecutivo, una beca Superarte, de la Fundación Sifu, que le ha ayudado mucho a complementar su formación musical. Su padre cree que la música le aporta felicidad y le ayuda a superar barreras, cada vez que toca, la alegría que desprende es tan evidente….
La música también le ha ayudado a relacionarse con otros y a mejorar su función ejecutiva, como la música siempre ha estado presente en casa, no es algo que hayamos planteado con un fin de mejorar sus capacidades, pero con el tiempo nos hemos dado cuenta de que es una parte vital para él, y que le favorece en muchos aspectos, sobre todo a nivel social, explica Javier.
Un futuro brillante
Aaron tiene claro que quiere ser violinista profesional y está trabajando arduamente para lograrlo. Ha sido admitido en el programa junior de la ESMUC (Escuela Superior de Música de Catalunya) y ha recibido una formación complementaria gracias a la Beca SuperArte.
Me gustaría ser solista y tocar en grandes orquestas. Mi sueño es poder dedicarme profesionalmente en la música, dice convencido. Su familia lo apoya en cada paso del camino, tanto su madre como yo estamos superorgullosos, pero en mi caso, que además soy músico, ¡imagínate! Cuando ves el nivel que tiene y todo lo que ha superado, que en muchos casos es muy difícil, es un orgullo, sin duda.
Aaron tiene un futuro brillante por delante y su pasión por la música lo llevará a lugares increíbles. Tengo mucho trabajo por delante, pero no me importa, me gusta mucho lo que hago, estoy cumpliendo mi sueño, asegura con entusiasmo.
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