- Alarmas sonoras: condena unidos el alcalde y el futbolista a la crisis global de violencia sexual
- La Violencia Sexual hacia las Mujeres: Un Problema que no Cesa
- Un Lema que se ha Convertido en una Realidad
- La Misma Historia, Diferentes Protagonistas
- Estructuras que Perpetúan la Violencia
- La Cura de esta Desigualdad
Alarmas sonoras: condena unidos el alcalde y el futbolista a la crisis global de violencia sexual
En un llamado a la acción sin precedentes, el alcalde de la ciudad y un reconocido futbolista se han unido para condenar la crisis global de violencia sexual. Esta inédita alianza entre el poder político y el mundo deportivo busca concienciar a la sociedad sobre la gravedad de este problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Juntos, hacen un llamado a la acción para abordar esta crisis y trabajar hacia un futuro más seguro y respetuoso para todas las personas.
La Violencia Sexual hacia las Mujeres: Un Problema que no Cesa
El mes de septiembre suele venir cargado de la ilusión de la vuelta al cole (quien la tenga), los nuevos proyectos que arrancan y la reactivación de una rutina que había quedado en pausa. Sin embargo, este año, también ha venido con altas dosis de violencia sexual hacia las mujeres.
Un Lema que se ha Convertido en una Realidad
Se acabó ha sido uno de los lemas más recurrentes durante la manifestación. Sin embargo, la realidad es que la violencia sexual hacia las mujeres no ha cesado. En los últimos días, hemos sido testigos de una serie de casos que han sacudido a la sociedad.
El lunes, nos enterábamos de que Antonio Martín Hernández, Alcalde de Vita, había salido a un escenario durante unas fiestas populares, a interpretar una canción cuya letra hablaba de coger a una niña, meterla en la cama y bajarle las bragas. Este martes, la noticia de que el jugador de fútbol del Valencia, Rafa Mir, era detenido por presunta agresión sexual a dos mujeres de 21 y 25 años.
Horas después, otra noticia me removía aún más las entrañas: Dominique Pélicot, francés de 71 años, saltaba a la prensa por haber drogado a su esposa hasta sumirla en un estado de inconsciencia y organizar violaciones con hasta 72 hombres (que además grabó) durante 10 años.
La Misma Historia, Diferentes Protagonistas
Una niña -hipotética, vale-, dos veinteañeras y una septuagenaria. Distintos protagonistas, la misma historia, la de la violencia sexual ejercida por hombres. Por muy aislados que parezcan estos casos, es nuestra responsabilidad como ciudadanía mirar más allá, entender el hilo conductor que los une.
El sexo utilizado como forma de control, método de degradación y desfogue de agresividad hacia las mujeres. Un abuso que se basa en poner el poder y el placer de los perpetradores por delante de todo, gracias a una posición de explotación y vulneración de las víctimas que tampoco es casual, está cimentada artificialmente por diferentes estructuras.
Estructuras que Perpetúan la Violencia
Estructuras que van desde la falta de voluntad política real de abordar las causas, a una sociedad que no está comprometida con el cambio de esta situación poniendo en marcha acciones a todos los niveles (que ni están ni se las espera).
Si no vemos que en la crisis de la masculinidad tradicional se fragua una inseguridad que pueda llevar a este tipo de comportamientos abusivos y es una manera de reafirmar el control, una respuesta a la posible percepción de pérdida de estatus…
Si no vemos la normalización de la violencia sexual en la cultura popular a través de la objetificación de las mujeres, tan arraigada en la música, el cine, las series o los deportes, que promueve que los comportamientos cosificadores se lean como aceptables…
Si no vemos cómo las estructuras legales siguen siendo patriarcales y la justicia queda comprometida porque se permite que los abusadores la eludan (o pasen por ella de puntillas) mientras que las mujeres nos vemos condenadas a vivir arremetidas constantes sin consecuencias…
Si no vemos relación entre los contenidos pornográficos, cada vez más brutales y reproducidos a edades más tempranas, que muestran y democratizan tratos vejatorios hacia las mujeres, así como las redes sociales que se usan para acosar y amenazar sin ningún tipo de impunidad…
Si no vemos en cómo el retroceso de los derechos de las mujeres, en cómo que una de nosotras pierda la voz en otro país, alimenta una cultura donde a las mujeres se nos percibe como inferiores, dando la falsa sensación de que los abusos están justificados o son de menor gravedad…
La Cura de esta Desigualdad
No veremos cómo se está reforzando un sistema que sigue perpetuando la violencia machista. Los síntomas están ahí, pero la cura de esta desigualdad sigue sin parecer ni urgente ni necesaria.
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