En los últimos años, la ciudad de Barcelona ha experimentado un crecimiento exponencial en cuanto a la cantidad de visitantes que la visitan anualmente. Sin embargo, la oposición al turismo en la ciudad condal ha ido en aumento, generando un ambiente de controversia en torno a la actividad turística. A pesar de que la mayoría de los barceloneses considera que el turismo beneficia a la ciudad, un número cada vez mayor de residentes y activistas se manifiestan en contra del turismo masivo, argumentando que ha sobrepasado los límites sostenibles. ¿Qué está sucediendo en Barcelona? ¿Por qué la oposición al turismo ha aumentado de manera tan significativa? En las siguientes líneas, analizaremos las razones detrás de este fenómeno y exploraremos las implicaciones que conlleva.
La creciente oposición al turismo en Barcelona: ¿cómo equilibrar la economía con el bienestar de los vecinos?
Barcelona, una de las ciudades más visitadas por turistas de todo el mundo, atrae a millones de personas cada año. Sin embargo, año tras año, el porcentaje de vecinos que se ven afectados negativamente por la masificación turística va en aumento.
Según el informe 'Percepció del turisme a Barcelona 2023', un 70% de los habitantes cree que el turismo beneficia a la ciudad y un 80% que aporta economía y trabajo. Sin embargo, un 23% cree lo contrario y apunta que genera problemáticas como el aumento de precio en las viviendas o la masificación de los espacios.
En el caso de los vecinos que viven en barrios turísticos como el Gòtic, el Born o la Barceloneta, el 28% de ellos cree que el turismo en masa perjudica a la ciudad y que se debería limitar. Nos hemos pasado, explica Pere Mariner, vecino de Poblenou y portavoz de la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB).
Mariner asegura que la pregunta puede ser engañosa, porque no es lo mismo la Barcelona de Ciutat Vella que la de Nou Barris en cuanto a densidad de turistas y pisos vacacionales. De hecho, apunta que hay zonas en las que hay más pisos turísticos que de residentes, por lo que no hay vecinos.
La razón de este cambio es, según explica, que el dinero manda y aquellos que vivían en zonas turísticas han sido expulsados de su vivienda en favor al sector. Entre las causas que menciona Mariner está la subida de los alquileres para sacar más beneficios o la desaparición del comercio de proximidad.
Además, explica que hay espacios de la ciudad a los que los barceloneses han desistido de ir porque están tomados por los turistas. El portavoz de la FAVB pone como ejemplo de ello el Mercat de la Boqueria, justo en el corazón de la ciudad, o el parque delante de la Sagrada Família.
El informe también indica que el 61,5% de los encuestados afirma que se está llegando al límite en la capacidad de recibir turistas, una cifra muy similar al de 2019, cuando el 61,3% también lo afirmaba.
En cuanto al perfil de turista, los barceloneses prefieren que los que visiten la ciudad lo hagan por motivos formativos, profesionales, deportivos o culturales antes de que sean pasajeros de cruceros. Un dato que Alfredo Serrano, director de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros CLIA en España, cree que se debe a un estereotipo.
Serrano defiende que en el caso de los cruceros que hacen parada en la capital catalana, no todos los pasajeros bajan a la vez, ni visitan los puntos turísticos al mismo tiempo colapsando la zona. Aunque señala que no les corresponde a ellos opinar sobre si se debe limitar la llegada de viajeros a Barcelona, Serrano reconoce que se tiene que buscar un equilibrio por parte de todos los actores implicados en esta industria para gestionar y organizar el flujo turístico, de manera que se reduzca el inconveniente para los vecinos.
De los más de 1.800 encuestados, el 56% señala que el turismo es la principal fuente de riqueza en la ciudad. Es más, en esta edición un 14,2% dice que trabaja en esta industria, cuatro puntos más que en la del año anterior.
De estos trabajadores, el 79,2% apunta que tiene un contrato indefinido y el 59,5% que preferiría cambiar de sector a la hora de trabajar, una cifra que se reduce respecto a 2022 (75,5%).
Sobre el grado de satisfacción con las condiciones laborales, el reto que la mayoría menciona es la conciliación.
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