El coworking rural, una oportunidad para revitalizar la vida en los pueblos españoles y frenar la despoblación
En un contexto en el que la despoblación de los pueblos españoles se ha convertido en un problema estructural, surge una oportunidad para revitalizar la vida en estas zonas. El coworking rural, un concepto que combina el trabajo en equipo y la colaboración en entornos naturales, se perfila como una alternativa innovadora para frenar la migración de la población joven hacia las ciudades. De esta forma, se busca ofrecer a los emprendedores y profesionales la posibilidad de desarrollar sus proyectos en entornos más tranquilos y conectados con la naturaleza, generando así empleo y riqueza en zonas que lo necesitan. ¿Cómo puede el coworking rural ser la clave para reactivar la economía local y mejorar la calidad de vida en los pueblos españoles?
Revitalizar la vida rural: El coworking como clave para frenar la despoblación
La despoblación rural es un problema en España, donde muchos municipios pequeños han perdido gran parte de su población a lo largo de los últimos años. Ante estas circunstancias, se están llevando a cabo diferentes estrategias y medidas con las que se busca atraer población a ellos y que se puedan recuperar.
Una de ellas es el coworking rural, pues establecer este tipo de espacios dotados de buenas infraestructuras y programas de actividades pueden convertirse en un gran atractivo para las zonas rurales, llamando así la atención de más personas para que decidan residir más lejos de la ciudad.
En diferentes comunidades autónomas españolas se están comenzando a implementar este tipo de iniciativas, entre las que se encuentran Castilla y León, Extremadura, Galicia y Asturias, que son las regiones españolas que se encuentran más afectadas por la despoblación.
La clave en el éxito que están teniendo estas iniciativas tiene que ver con la labor realizada por gestores y técnicos, que han sabido cómo adaptarse a las características del entorno, al mismo tiempo que han podido atender las demandas de los trabajadores para adaptarse a los cambios en el mercado laboral.
El perfil de los trabajadores que recurren al coworking rural es mayoritariamente freelance y autónomo, a diferencia de lo que sucede en su modalidad urbana, donde hay una notable presencia de trabajadores corporativos.
El teletrabajo, que se vio impulsado a raíz de la pandemia de la Covid-19, ha permitido hacer crecer al coworking rural.
Las ventajas y riesgos del ‘coworking rural’
El coworking rural puede ayudar a generar diferentes sinergias en el ámbito social y económico que van más allá de las posibilidades de un espacio de coworking urbano, pudiendo ser el lugar idóneo para que se formen vínculos intensos entre los profesionales que comparten un mismo lugar de trabajo.
Esta conexión más cercana puede favorecer que tengan lugar colaboraciones y acuerdos, los cuales derivan en nuevas oportunidades de negocio e intercambiar conocimientos.
A través de esta iniciativa es posible atraer talento y profesionales a áreas rurales, lo que ayuda a generar riqueza y actividad económica en pueblos y comarcas, pero al mismo tiempo tiene un impacto indirecto a través de la creación de servicios y por suponer un impulso de la economía local.
Esto, al mismo tiempo, provoca que esos lugares sean más atractivos para nuevas empresas y residentes, combatiendo así la despoblación.
Sin embargo, el coworking rural también tiene una serie de riesgos asociados, siendo el más evidente la viabilidad económica, puesto que mientras que, en los urbanos, con solo alquilar el espacio pueden ser viables económicamente, en los rurales, donde el número de usuarios es muy inferior, puede ser más complicado que lo sea.
Para poder serlo, es necesario contar con financiación pública en gran parte o ser un servicio público, o bien recibir financiación pública parcial o una iniciativa privada que ofrezca servicios adicionales al propio alquiler del espacio.
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