El fin de una era: el Ayuntamiento cierra definitivamente los últimos puestos de expajareros en la Rambla de Barcelona, poniendo fin a un símbolo hist

Después de décadas de ser un icono indiscutible de la ciudad condal, el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido cerrar definitivamente los últimos puestos de expajareros que aún permanecían en la famosa Rambla de Barcelona. Esta medida pone fin a una tradición que se remonta a muchos años atrás, cuando estos puestos eran un símbolo de la ciudad y atraían a turistas y visitantes de todas partes del mundo. La decisión del consistorio barcelonés supone el fin de una era, ya que estos puestos habían sido un elemento característico de la ciudad y formaban parte de su identidad. A continuación, se analizarán las razones detrás de esta decisión y se reflexionará sobre el impacto que tendrá en la ciudad.

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Un símbolo histórico se desvanece: el Ayuntamiento cierra definitivamente los puestos de expajareros en la Rambla

El Ayuntamiento de Barcelona ha cerrado definitivamente los 11 puestos de las antiguas pajarerías de la Rambla, un símbolo histórico de la ciudad, después de años de litigio judicial entre el consistorio y los propietarios.

Este lunes a las 10 de la mañana, personal del Institut Municipal de Mercats ha recogido las llaves de las 5 pajarerías que seguían abiertas, todas propiedad del mismo dueño, tras recibir la autorización judicial correspondiente. Esta acción se suma a la cierre de 6 puestos que se llevó a cabo el 21 de agosto pasado, después de recibir una autorización judicial para la recuperación forzosa de los establecimientos.

La decisión del Ayuntamiento ha generado euforia entre los 'ramblistas' de Barcelona, que han estado esperando durante años la resolución de este asunto. Aunque la remodelación de la Rambla supondrá tres años de obras, ruido y polvo, la mayoría de la población está de acuerdo con la medida.

Un largo litigio judicial

Un largo litigio judicial

El Ayuntamiento activó la vía judicial para desalojar las antiguas pajarerías el 25 de julio, después de que los responsables de los puestos no devolvieran las llaves. Las antiguas pajarerías dejaron de vender animales en 2009 y se reconvirtieron en puestos de helados, dulces, entradas y recuerdos, cuya función dejó de contemplarse en el Plan Especial de Ordenación de la Rambla, aprobado definitivamente en 2016.

Para evitar el desalojo, los responsables de los puestos iniciaron distintas iniciativas y acciones judiciales para mantenerse en la Rambla, como la Iniciativa Legislativa Popular (ILP), que fue rechazada por el Parlament. Sin embargo, el Ayuntamiento ha obtenido 20 resoluciones judiciales que confirman que no pueden vender estos productos.

El cierre ha cogido desprevenido al propietario de los cinco puestos, que a primera hora de la mañana, antes de que el consistorio confirmara su autorización comercial, ha enviado un mensaje a los medios de comunicación: Urgente. El Ayuntamiento ahora está frente a los puestos que quedan abiertos sin orden judicial.

Con este cierre, se pone fin a una época en la historia de la Rambla, y se inicia un nuevo capítulo en la transformación de esta emblemática calle de Barcelona.

Lucía García

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