En un esfuerzo por reducir el déficit y cumplir con las exigencias de la Unión Europea, el Gobierno ha decidido tomar medidas drásticas para ajustar las finanzas del país. A partir de ahora, Hacienda se enfocará en implementar un ajuste fiscal que permita reducir los gastos y aumentar los ingresos. Esta decisión supone un giro radical en la política económica del país, que busca garantizar la estabilidad financiera y evitar futuras crisis. A continuación, se presentarán los detalles de las medidas que se tomarán para lograr este objetivo y las implicaciones que tendrán para la economía y la sociedad.
Gobierno activa 'modo ajuste fiscal': toma medidas drásticas para reducir déficit y cumplir con UE
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha presentado el techo de gasto y la senda de déficit que marcan el camino para que España cumpla con las exigencias de la Unión Europea.
Un ajuste necesario
El Gobierno ha actualizado su cuadro macroeconómico y ha señalado a las administraciones del país los límites de déficit en los que podrán incurrir en los próximos años. Detrás de los números y porcentajes se esconde un mensaje claro: ha llegado el momento de abrocharse el cinturón presupuestario.
Las nuevas reglas fiscales europeas que entrarán en vigor el año próximo, con la vuelta de las sanciones para los países incumplidores, y la normalización de los ingresos tributarios obligarán a la hacienda pública a hacer más con menos.
Techo de gasto récord
El Gobierno ha aprobado un techo de gasto récord para 2025, de 195.000 millones, un 3,2% más que el previsto para 2024, aunque este último nunca llegó a aplicarse.
Este aumento del 3,2% está casi alineado con la inflación prevista para el año próximo, lo que implica, en la práctica, una congelación del gasto real.
Un ajuste ambicioso
El objetivo del Gobierno es aprovechar los vientos de cola que soplan sobre la economía española para reducir los desequilibrios fiscales sin necesidad de caer en los impopulares recortes de gasto de la anterior crisis financiera.
La idea es lograr el equilibrio entre la estabilidad presupuestaria y seguir impulsando el Estado del bienestar, algo cada vez más difícil a medida que se estrecha el margen presupuestario.
Senda de déficit
El Ejecutivo plantea que la diferencia entre ingresos y gasto público de todo el país se sitúe en el 2,5% del PIB en 2025, para después disminuir al 2,1% en 2026 y hasta el 1,8% en 2027.
Estas cifras son exigentes, sobre todo si se tiene en cuenta los antecedentes de la economía española desde la gran crisis financiera de 2008.
La última vez que la hacienda española registró un resultado mejor al 2,5% previsto para el año que viene fue en 2007, cuando el país cerró con un superávit del 1,9% en una economía dopada por un sector inmobiliario hipertrofiado.
España nunca ha sido capaz en la historia reciente, salvo en los tiempos de la burbuja, de mantener un déficit bajo de forma continuada.
El ajuste será cada vez más difícil a partir del año próximo, cuando la economía se desacelerará ligeramente y el margen para reducir el gasto sin tocar partidas clave se irá estrechando.
El Gobierno sostiene que estas cifras serán suficientes para cumplir con las exigencias de Bruselas, aunque la última palabra la tiene la Comisión Europea.
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