El hombre que tenía un especial aprecio por la región de Monegros

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El hombre que tenía un especial aprecio por la región de Monegros

En la provincia de Huesca, un hombre llamado Juan Pérez ha conquistado el corazón de la comunidad con su pasión desbordante por la región de Monegros. Conocido por su amplia experiencia en la conservación del patrimonio natural y cultural de la zona, Juan ha dedicado gran parte de su vida a promover el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente en esta área. Su especial aprecio por Monegros se refleja en su trabajo incansable para preservar la biodiversidad y la riqueza cultural de la región. En este sentido, su legado será recordado por las generaciones futuras como un homenaje a la belleza y la riqueza de Monegros.

Un homenaje a la vida sencilla de un hombre que amaba la biodiversidad de los Monegros

El escenario sutil, con las relictas sabinas como protagonistas, que amaba El hombre de los Monegros

Carmelo Marcén

Hace un año, el 24 de junio de 2023, publiqué una entrada en Eco's de Celtiberia. Como tuvo un alcance limitado a las amistades, ahora quiero difundirla. Digamos que la persona aludida deseaba que llegásemos todos juntos –la compleja biodiversidad monegrina también- a La Cima 2030 en las mejores condiciones posibles.

Los Monegros –territorio circundante a la Sierra de Alcubierre, que marca el límite suroeste entre las provincias de Huesca y Zaragoza- acogen una naturaleza comedida, sin alardes de color, donde los yesos complementan el paisaje.

Un retrato del personaje

Un retrato del personaje

Por eso, centrándonos en el retrato del personaje, queremos homenajear a todas mujeres y hombres de vida sencilla. A quienes en el anonimato dedican parte de su vida a mostrar la belleza y la impagable aportación de la biodiversidad; a conservarla, preservarla o recuperarla. ¡Qué no son pocos en esta tierra seca!

Expresan su sabiduría y afecto biodiverso sin chillar ni provocar estruendos. La dulzura de sus mensajes nutre plantas y animales en nuestra estepa.

Tienen amplia muestra de ello en la revista Montesnegros.

La vida de El hombre de los Monegros

Aquel 24 de junio de 2023 relataba esto: hay entradas que cuesta escribir porque por encima de las ideas están los sentimientos. No me ha resultado fácil. Perder a un tan querido familiar, tan pronto, deja una huella emocional que tarda mucho en cicatrizar.

Pero no voy a hablar del pariente, al cual tenía un cariño especial como cualquiera que lo tratase, sino de “El hombre que amaba a los Monegros”.

Para alguien que no sepa de qué hablamos, le traemos cómo La Bullonera cantaba este espacio tan singular en la plaza de nuestro pueblo hace casi 50 años, cuando el protagonista de nuestro homenaje era un chaval.

Tras dejar los estudios se dedicó a trabajar en el campo, recolectando la paja de los cereales para que tuvieran una segunda vida. Entonces conoció la belleza y a la vez la dureza de la vida rural.

Allí mandaba el cegador sol, la sed y la fatiga. Retomó los estudios para aprender a delinear el espacio; él que ya era un observador delicado necesitaba acotar el volumen y la forma.

La delineación fue su segunda vida laboral, pero siguió pegado a lo rural ayudando a rescatar muchas joyas del patrimonio de la provincia de Zaragoza a punto de perderse.

Un amigo de la naturaleza

A menudo volvía a los Monegros para sentirse uno más del paisaje. Capaz de estarse horas enteras para observar un pajarillo de cualquier rincón de nuestro monte o una migratoria acuática que había recalado para descansar y aprovisionarse en el salobrar creado por un barranco que viene de la sierra.

Observador meticuloso de plantas e invertebrados conocía sus vidas y pesares. Amigo de cientos de plantas poco glamurosas como las ontinas y sisallos, sin faltar alguna gypsófila o nuestras identitarias sabinas, carrascas o coscojas; y los excelsos lentiscos de los cuales hablamos en más de una ocasión.

Ejemplos todos de adaptación a las condiciones de dureza del territorio, que no gasta energías en adornarse de la belleza de colores; más bien disfruta de los grises y blanquecinos que componen el ecosistema estepario monegrino.

Un hombre sencillo y humilde

Así era él (L.M.G.A.), consecuente con el paisaje; sobrio en el vestir, comedido en el aparentar, nada capturado por el consumismo, amigo de muchos elementos de los Monegros que no se singularizan para no estropear el conjunto. Y siempre con una sonrisa amable.

Así pasaba desapercibido, casi como todo en el ecosistema de esta estepa única. Humilde como aquellos asnallos que tan bien conocía, pasaba por el suelo sin dejar pistas.

Valdría aplicarle, él lo practicaba con sus paseos por el campo, aquello que manifestaba Leon Tolstoi, un gran conocedor de la estepa rusa: no hay grandeza donde faltan la sencillez, la bondad y la verdad.

Un legado que permanece

Tanto amaba esta tierra que se implicó con su compañera en construir un alojamiento rural en la subida a la Sierra de Alcubierre. Disfrutaba sintiéndose libre y a la vez compartiendo con los demás –sus hospedados- sus amores.

Esa sencilla belleza del monte, de los relictos bosquetes de arces de Montpellier que resisten desafiando sequías veraniegas y nieblas invernales.

Algún día intentaré la reconexión con el pariente, a ver si hay suerte. Las esquivas picarazas, que tanta sabiduría nos han dado a los dos, nos guiarán.

Pero el infortunio se cebó con él y fulminó su salud. Cuando la quimioterapia lo permitía se escapaba a los horizontes esteparios para recargarse de fluidez mental hasta la siguiente sesión; era su terapia de sol, viento y suelos yesosos.

Largo tiempo hizo gala de la resistencia monegrina pero al final los rigores de la vida se lo llevaron. Y nos dejó con el alma partida.

Su figura no será resaltada en libros ni periódicos, como le sucede a tanta gente grandiosa que desaparece en el anonimato.

Un día de estos –al menos una vez cada año- iremos a pasearnos por la estepa para intentar encontrarnos con algo de lo que él vio en amplitud perceptiva. Hasta entonces lo dejamos a la escucha de Els ocells de Pau Casals, los pájaros a quien tanto respetaba.

Hasta les mantenía bebederos en el seco verano, pues fue mucha la sabiduría que le proporcionaron.

Patricia Martínez

Hola, soy Patricia, autora en El Noticiero. Me apasiona compartir las noticias más relevantes de actualidad, tanto a nivel nacional como internacional. Mi compromiso con la objetividad y la rigurosidad en la información es mi principal prioridad. ¡Te invito a descubrir las últimas novedades junto a mí en este periódico independiente!

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