El peligrooso efecto de los malos hábitos en nuestros gastos en la cocina

El peligrooso efecto de los malos hábitos en nuestros gastos en la cocina

La cocina es un lugar donde se desarrolla una gran parte de nuestra vida diaria, y es precisamente allí donde se pueden generar malos hábitos que pueden afectar significativamente nuestros gastos. Desde la compra de alimentos procesados hasta la mala planificación de las comidas, existen varias prácticas que pueden estar vaciando nuestros bolsillos sin darnos cuenta. En este artículo, vamos a explorar los efectos perjudiciales que estos malos hábitos pueden tener en nuestras finanzas y ofrecer algunos consejos prácticos para mejorar nuestra relación con el dinero en la cocina.

La trampa de los malos hábitos en la cocina: ¿cómo puedes ahorrar energía y dinero en tu hogar?

Los hogares españoles consumen una quinta parte de toda la energía de España, siendo la cocina la estancia en la que se gasta más electricidad, con una media que se sitúa por encima de los 4.000 kWh anuales por hogar. Esto se debe a que en este espacio del hogar cuenta en su interior con algunos de los electrodomésticos que mayor energía consumen, como el frigorífico, la vitrocerámica, el microondas, el lavavajillas o el horno. Con solo utilizar estos, se consume el 30% de la energía total del hogar.

Estos aparatos son parte de nuestro día a día, siendo utilizados para cocinar, para lavar los platos o para conservar los alimentos. De hecho, el frigorífico está encendido las 24 horas los 365 días del año, con lo que ello supone en términos de gasto de energía. A la presencia de estos electrodomésticos hay que sumar los malos hábitos que hacen que el consumo se multiplique.

Reformas en el hogar que te ayudarán a ahorrar

Para poder reducir el consumo energético de la cocina, hay una serie de recomendaciones para utilizar los electrodomésticos de manera eficiente y acabar con los malos hábitos que incrementan el gasto de electricidad.

El frigorífico: clave para ahorrar energía

En el caso del frigorífico, aunque es el más utilizado y siempre debe permanecer encendido para conservar los alimentos, se puede reducir el gasto manteniendo la temperatura a 5 grados centígrados en la nevera y a -18 °C en el congelador, siendo conscientes de que el consumo de energía sube un 5% por cada grado adicional de frío.

Asimismo, conviene cuidar bien el frigorífico para que el consumo sea menor, evitando introducir alimentos calientes, que hacen que aumente el gasto de energía, y alejándolo en la cocina de fuentes de calor como ventanas en las que solo dé el sol o electrodomésticos como el horno. Con solo ubicarlo en el lugar apropiado, se podrá ahorrar un 15%. De igual modo, para ahorrar hasta un 30%, conviene hacerse con un frigorífico no Frost y, al coger un alimento de su interior, abrir y cerrar rápidamente para minimizar la pérdida de energía.

La vitrocerámica: optimiza su uso

En el caso de la vitrocerámica, con su uso se pierde mucho calor residual, pero existen formas de poder optimizar su uso, utilizando siempre ollas o sartenes de un diámetro igual o superior de la zona de cocción, usar ollas a presión en lugar de cacerolas y aprovechar el calor residual generado para terminar de hacer la comida.

Ahora, el horno: un aparato eficiente

Otro aparato en el que se puede ahorrar con buenas prácticas es el horno, uno de los aparatos menos eficientes. En este caso, conviene no abrirlo cuando está funcionando, además de aprovechar para cocinar varias recetas al mismo tiempo y hacer uso del calor residual para terminar de cocinar.

El lavavajillas: ahorra con buen uso

Por último, se puede ahorrar al utilizar el lavavajillas, para lo cual hay que llenarlo siempre y utilizarlo a una temperatura media o baja, ya que su mayor consumo se produce en el propio calentamiento del agua.

Con estos consejos, podrás reducir tu consumo energético en la cocina y ahorrar dinero en tu hogar. ¡No esperes más y comienza a implementar estos cambios hoy mismo!