El presidente de Austria nombra un gobierno sin la alianza ultraderecha después de su victoria en las elecciones
En un giro inesperado en la política austriaca, el presidente del país, Alejandro Van der Bellen, ha decidido nombrar un gobierno sin la alianza ultraderecha después de que el partido del canciller Sebastian Kurz, el Partido Popular Austríaco, obtuviera una contundente victoria en las elecciones legislativas celebradas el pasado domingo. Esta decisión marca un cambio significativo en la política austriaca, ya que la alianza entre el Partido Popular Austríaco y el partido de ultraderecha FPÖ había sido clave en la formación del gobierno anterior. El presidente Van der Bellen ha optado por buscar una mayor estabilidad y consenso en el gobierno, lo que ha generado un ambiente de expectación y curiosidad en la comunidad política y social austriaca.
El presidente de Austria, Alexander van der Bellen, ha encargado al canciller y líder del partido conservador ÖVP, Karl Nehammer, la formación de un gobierno con la oposición socialdemócrata. Esta decisión fue tomada tras constatar que ninguna formación está dispuesta a aliarse con el partido más votado en las elecciones del 29 de septiembre, el ultraderechista FPÖ.
Van der Bellen comunicó la noticia a través de una red social y en una comparecencia en el Palacio Hofburg de Viena. Encargué a Karl Nehammer, líder del segundo partido más fuerte del Parlamento, que forme gobierno, indicó. Se lo he comunicado personalmente este martes y también le he pedido que inicie de inmediato negociaciones con el Partido Socialdemócrata (SPÖ).
Además de buscar un acuerdo para pactar con los socialdemócratas, Nehammer deberá sondear si es conveniente incluir a un tercer socio para que la futura alianza en el poder sea estable. Van der Bellen explicó que Austria necesita un gobierno íntegro, estable y que sea capaz de actuar.
El jefe del Estado tomó esta decisión después de mantener varias rondas de consultas con los líderes de los cinco partidos que formarán parte del nuevo Parlamento, surgido de las legislativas que ganó el FPÖ con el 28,8% de los votos. Le siguieron el democristiano Partido Popular (ÖVP) con el 26,3%, el socialdemócrata SPÖ con el 21,1%, el liberal Neos con el 9% y Los Verdes con el 8%.
La victoria del FPÖ no basta, según Van der Bellen, ya que, con 57 escaños en un Parlamento de 183 diputados, necesita socios para lograr una mayoría de gobierno. Ningún partido se ha mostrado dispuesto a pactar con la formación de extrema derecha.
Los socialdemócratas de Austria están preparados para un gobierno de coalición a pesar de los malos resultados. Van der Bellen admitió que la decisión anunciada no se corresponde con la tradición de encargar la formación del nuevo gobierno al partido más votado, algo que en Austria es lo habitual aunque no está estipulado como ley en la Constitución.
Esta vez no actué así porque se dio una situación completamente inusual en la que hay un partido con el mayor número de votos, pero ninguno de los otros partidos aparentemente quiere trabajar con él, afirmó Van der Bellen. Asimismo resaltó que se había llegado a una situación que calificó de punto muerto clásico.
Entre las razones por las que los líderes de los demás partidos rechazan unirse a la formación encabezada por Herbert Kickl, se encuentran las preocupaciones sobre las posturas del FPÖ y cómo podrían afectar negativamente al país. Entre ellas, destacó riesgos para la democracia liberal, el Estado de derecho, la separación de poderes, así como una falta de una actitud proeuropea y una proximidad al Kremlin.
Según Van der Bellen, tanto los conservadores como los socialdemócratas temen que las enormes preocupaciones de seguridad por parte de los servicios de inteligencia extranjeros restringirán enormemente la cooperación con Austria si Kickl participa en el gobierno. Además, le habrían manifestado su rechazo al lenguaje divisivo y de odio de los ultras, así como a una imagen retrógrada de las mujeres.
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