En el corazón de França, en la región de Bretaña, se esconde un tesoro arquitectónico y paisajístico que nos transporta a la famosa Venecia italiana. La pequeña ciudad pesquera de Camaret-sur-Mer, con sus calles empedradas y canales serpenteantes, es un reflejo de la ciudad de los canales en miniatura. Con su arquitectura única y su historia rica, Camaret-sur-Mer es un destino turístico que atrae a visitantes de todo el mundo. En este artículo, descubriremos los secretos y encantos de esta ciudad maravillosa, que nos llevarán a un viaje a través de la historia y la belleza de esta joya francesa.
Descubre la ciudad maravillosa de Sète, un reflejo de Venecia en el corazón de Francia
A más de 700 kilómetros de París, muy cerca de la frontera con España, se encuentra la impresionante región de Occitania, una de las grandes joyas ocultas de Francia. Bañada por el Mediterráneo, en ella podrás conocer apasionantes ciudades como Narbona, Carcasona o Albi, pero también hay urbes un poco menos conocidas que son igual de increíbles. Ese es el caso de Sète, situada a orillas del mar y que recuerda mucho a Venecia.
Sète separa el Mediterráneo de la Laguna de Thau, la más extensa de toda Occitania, de ahí que haya varios canales que atraviesan el centro urbano y que recuerde tanto a la capital del Véneto. Esta ciudad marítima con carácter, tal y como se define en la propia web de turismo de la urbe, es una de las paradas imprescindibles si viajas por el sur de Francia.
Orígenes de la ciudad
Todo comienza en el siglo XVII, concretamente el 26 de julio de 1666: el 'Rey Sol' Luis XIV decidió dar salida al Mediterráneo al Canal du Midi (Canal del Mediodía) que comenzaba en Toulouse, lo que dio lugar al puerto de Sète. Desde entonces, se fueron erigiendo pintorescos edificios a lo largo del Cadre Royal, en lo que hoy en día es el casco histórico de la ciudad y en el que podrás ver coloridas casas y puentes levadizos antes de llegar al puerto, el más importante del Mediterráneo francés.
Puerto y paseo del Lido
En el puerto podrás contemplar desde viejos veleros hasta embarcaciones modernas, y está dominado por el precioso Faro de San Luis. Además, a orillas del Mediterráneo podrás caminar también por el paseo del Lido, una larga senda de 12 kilómetros que une Sète con Marseillan (no confundir con Marsella) a través de una lengua de tierra en la que podrás disfrutar de hasta siete playas increíbles.
Teatro de la Mer
Otro de los puntos más emblemáticos de Sète es el Théâtre de la Mer (Teatro del Mar), situado sobre una formación rocosa y que originalmente era un fortín defensivo construido en el siglo XVII (Fuerte Saint-Perre). Este anfiteatro abierto al Mediterráneo no solo es una de las visitas obligadas que se deben hacer en la ciudad, sino que además es el punto de origen de dos recorridos apasionantes por la urbe.
Monte Saint-Clare y Barrio de La Corniche
El primero de ellos es el que va a dar al Monte Saint-Clare, a cuyos pies se erige el teatro. Desde la cima de esta antigua isla (se unió a tierra firme tras la formación cordón del Lido) se tienen unas vistas panorámicas privilegiadas de la cuenca del Thau. Además, el frondoso bosque que lo rodea, conocido como Piedras Blancas, es perfecto para relajarse y adentrarse en la naturaleza.
Además, el Teatro del Mar conecta a través de un paseo de dos kilómetros el corazón de Sète con el barrio de La Corniche, una zona muy tranquila de la ciudad desde la que podrás pasear junto al mar e incluso poner un pie en las dos calas de la urbe, La Nau y La Vigie.
Barrio Alto y Teatro Molière
No puedes dejar de visitar el precioso Teatro Molière, construido al más puro estilo italiano, ni el Barrio Alto (Quartier Haut), erigido en una ladera y que se caracteriza por sus pequeños pero alegres callejones.
Barrio de pescadores Pointe-Courte y gastronomía local
Tampoco puedes irte de Sète sin adentrarte en el barrio de pescadores Pointe-Courte, situado a orillas de la Laguna de Thau y donde podrás degustar la gastronomía local. Además, la ciudad tiene una oferta artística y cultural descomunal, con festivales y museos a raudales; pero si solo puedes visitar uno, el mejor es el del escritor Paul Valèry, natural de la urbe y que está enterrado en el cementerio marino.
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