La ciudad portuguesa donde una reina aragonesa cautivó a un país y después fue canonizada como Santa

La ciudad portuguesa donde una reina aragonesa cautivó a un país y después fue canonizada como Santa

En el corazón de Portugal se encuentra una ciudad que guarda un secreto histórico de gran relevancia. Santa Isabel de Portugal, reina aragonesa del siglo XIII, conquistó no solo el corazón de su esposo, el rey Dionisio I de Portugal, sino también el de todo un país. Su legado de bondad, generosidad y devoción a los más necesitados la llevaron a ser canonizada como Santa por la Iglesia Católica. En este artículo, descubriremos la fascinante historia de esta mujer excepcional que dejó una huella indeleble en la ciudad de Coímbra, convertida en un lugar de peregrinación y devoción para los fieles de todo el mundo.

La Reina Aragonesa que Cautivó Portugal y se Convirtió en Santa

Adentrarse en Estremoz es sumergirse en un legado de imponentes monumentos e historia de Portugal, lleno de conmovedoras leyendas y del auténtico sabor de una de las gastronomías más destacables del país, conocida por su bacalao y la ruta de los vinos alentejanos. Pero también es llegar al corazón de la reina más querida y venerada de la tierra lusitana, Santa Isabel de Portugal.

La Vida de la Reina

Era Isabel hija del rey aragonés Pedro III, y nieta de Jaime I el Conquistador. Nació en 1271 en el bellísimo palacio de la Aljafería, antaño palacio musulmán que tras la reconquista de Zaragoza pasó a ser residencia de los reyes de Aragón. Hoy en día es sede de las Cortes de Aragón y Patrimonio de la Humanidad. A sus 11 años se firmó en Barcelona el contrato matrimonial que un año después la uniría al rey Dinis I de Portugal, nueve años mayor que ella. Como regalo de boda el rey le ofreció la ciudad de Óbidos.

Sin embargo, desde el primer momento su vida matrimonial no fue un camino de rosas. De excelente educación y profundos valores cristianos, la reina Isabel perdonaba siempre las frecuentes infidelidades de su esposo y sus ataques de ira, ofreciendo oraciones y sacrificios por él. Su vida era extremadamente disciplinada, dedicada a la oración y a ayudar a los más desfavorecidos.

La Leyenda de la Reina

La leyenda dice que mientras repartía monedas a los más pobres su marido enfurecido la obligó a enseñar que llevaba escondido en el ropaje; al hacerlo, ella le dijo que solo eran rosas, y al mostrarlas, las monedas se convirtieron en flores. Tuvo dos hijos, pero cuidó con bondad y cariño a los seis naturales de su marido. En los tiempos difíciles, la reina mediaba entre su esposo y su hijo Alfonso, escribiendo cartas a ambos y rezando por la reconciliación incluso en el mismo campo de batalla.

La Peregrinación a Santiago de Compostela

La reina Santa Isabel fue la primera mujer en hacer el Camino de Santiago Portugués. Tras el fallecimiento del rey, decidió enclaustrarse en el convento de Clarisas de Coímbra que había fundado, pero antes emprendió peregrinación a Santiago de Compostela, donde donó gran parte de sus bienes y se convirtió en la primera mujer en hacer el Camino de Santiago Portugués. Dicen que el arzobispo, admirado por la hazaña, le entregó su propio callado para que le ayudara en su viaje de vuelta a Estremoz.

El Primer Milagro

También su primer milagro acreditado sucedió en esta peregrinación, cuando devolvió la vista a una mujer ciega. Entregada a la oración en el convento de las Clarisas, volvió a arriesgar su vida en otras ocasiones para interceder entre su hijo Alfonso y el rey Fernando IV de Castilla, casado con su hija Constanza. La muerte le sorprendió en su querido Estremoz, en 1336, cuando intentaba reconciliar a su hijo y a su nieto Alfonso XI, ya rey de Castilla.

La Ciudad de Estremoz

La ciudad de Estremoz es un reducto del medievo, uno de los más grandes de Portugal. Dentro de esta Alcazaba medieval, y a pesar de que la mayoría de sus casas están abandonadas, el paseo por sus callejuelas y murallas, declaradas Patrimonio Nacional, es breve y merece la pena. Tras cruzar la puerta de Santarem y por la rua Direita se llega hasta la iglesia de Sao Tiago, que perteneció a la Orden de Avis, dedicada a evitar el avance musulmán en Portugal.

En la Picota de Estremoz (El Peroulinho) se colgaba a los condenados a muerte. Al Estremoz del XVII y siglos posteriores se accede por la puerta Frandina, bajando por las imponentes escaleras, dejando atrás el empedrado negro por el que caminaba Santa Isabel para comenzar a pisar el mármol blanco y rosado de la nueva ciudad baja y sus característicos mosaicos que lo decoran en negro.

El Mercadillo de Estremoz

En la Plaza Rossio Marqués de Pombal se celebra cada sábado un mercado con sabor alentejano. En él hay desde antigüedades hasta pavos, gallinas o codornices, que la gente compra vivos para sus granjas, pasando por flores, frutas y embutidos.

En la Plaza Rossio Marqués de Pombal se celebra cada sábado un mercado con sabor alentejano. A escasos metros, en la plaza de los Combatientes de la II Guerra Mundial, la iglesia de San Francisco data del siglo XIII, pero fue remodelada en el siglo XVII y de ahí que su fachada sea de estilo rococó.

La Fuente de la Guadaña y su Lago

Otro lugar simbólico de la ciudad baja es la Fuente de la Guadaña, en el centro del lago abastecido por un manantial subterráneo. Representa a Saturno y su abundancia, pero su inscripción Corre o Tempo Velozmente nos recuerda lo efímera que es la vida, lo rápido que pasa el tiempo, como pasear por Estremoz, comiendo horas a golpe de pierna, donde el tiempo discurre a toda velocidad y, sin embargo, igual que la guadaña forma parte de la ciudad, también los recuerdos de Estremoz, sus balcones, puertas y monumentos, permanecerán para siempre en nuestra memoria.

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