La frontera entre Canadá y Estados Unidos, la más prolongada del planeta, sin vallas ni barreras: un record de casi 9.000 kilómetros de simetría y coo

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La frontera entre Canadá y Estados Unidos, la más prolongada del planeta, sin vallas ni barreras: un record de casi 9.000 kilómetros de simetría y cooperación entre dos naciones vecinas.

La frontera entre Canadá y Estados Unidos, que se extiende a lo largo de casi 9.000 kilómetros, es un ejemplo único de simetría y cooperación entre dos naciones vecinas. A diferencia de otras fronteras internacionales, esta no cuenta con vallas ni barreras, lo que la hace aún más destacable. Esta línea divisoria, que separa las dos naciones más poderosas del continente americano, es un símbolo de la estrecha relación que ha unido a Canadá y Estados Unidos a lo largo de la historia. En este artículo, exploraremos la historia y la importancia de esta frontera única, que se ha convertido en un record a nivel mundial.

La frontera más larga del mundo: sin vallas ni barreras, kilómetros de cooperación entre Canadá y EEUU

La frontera más larga del mundo: sin vallas ni barreras, kilómetros de cooperación entre Canadá y EEUU

Estados Unidos y Canadá comparten una historia de lo más curiosa: su frontera, la cual es la más larga del mundo y divide ambos países. Sin embargo, esta no es una división muy corriente ya que no está marcada por una valla, cinta o barrera, sino por una parte despejada de bosque que determina la zona de cada país.

La línea recorre 8.800 kilómetros en un bosque que separa Estados Unidos y Canadá desde Maine hasta Alaska desde 1783. Fue entonces cuando finalizó la Guerra de Independencia y marcaron los primeros límites en el Tratado de París, apoyado por el Tratado de Oregón en 1846 y el Tratado de Webster-Ashburton en 1842. Desde ese momento, esta división es conocida como la frontera no definida más larga del mundo.

Lo más asombroso de su historia es cómo decidieron dividir las zonas, ya que hablaban de miles de kilómetros en los que construir un muro sería una tarea realmente complicada, por lo que optaron por hacer uso de la naturaleza. El corte de seis metros de ancho se realizó talando los árboles del camino durante esos casi 9.000 kilómetros y construyendo monumentos (casi 8.000) que ayudan a identificar la línea.

Para que la frontera siga intacta, la Comisión Internacional de Fronteras se encarga de mantener el camino sin nuevos árboles, por lo que cada 5 a 15 años y con un coste de 50 céntimos por habitante al año, los expertos eliminan todo rastro de árbol.

Es cierto que al no encontrar ningún objeto o material en este corte, cualquier ciudadano podría cruzar la frontera sin problema, sin embargo, los ciudadanos están más que acostumbrados a transitar esa zona por los puntos de control oficiales. En las zonas con menos afluencia de gente, se ha implementado un sistema de vigilancia de lo más discreto, por lo que además de ser un lugar seguro, también es pacífico.

Ambos países han cuidado durante siglos la relación simbólica e histórica de esta línea divisoria que los mantiene unidos y separados a su vez y que ha convertido el corte en la frontera más larga y curiosa del mundo.

Ángel Calvo

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