En un espectacular desempeño que dejará huella en la historia del deporte, el nadador francés Léon Marchand se coronó como el gran triunfador de los Juegos de París, conquistando nada menos que tres medallas de oro en las pruebas de natación. Pero no solo eso, el joven atleta de 20 años también estableció un récord olímpico en una de las pruebas, demostrando su dominio absoluto en el agua. El auditorio que presenció su hazaña no pudo menos que rendirse a sus pies, ovacionándolo con entusiasmo y reconocimiento por su logro histórico.
Léon Marchand, el héroe francés, logra tres medallas de oro en los Juegos de París
El nadador francés Léon Marchand desató la locura en la sesión nocturna de natación en los Juegos Olímpicos de París, al sumar dos nuevas medallas de oro a la que ya tenía, enfilar su objetivo de lograr cuatro preseas.
El rugido monumental de un público delirante apoyó a Marchand y celebró su épica remontada para ganar en el último largo al favorito, el húngaro Kristof Milak, en la final de 200 metros mariposa.
La remontada épica: El hombre que quiere ser uno de los rostros de estos Juegos fue por detrás de Milak durante casi toda la prueba, pero redujo gran parte de la desventaja en el último nado subacuático y luego remontó entre el éxtasis de sus compatriotas.
Ha sido una de las mejores carreras de mi vida, confesó después el francés. En la calle de al lado, Marchand, sin grandes aspavientos, levantaba desde la piscina el dedo índice para mostrar su victoria.
La segunda medalla de oro
El guión se repitió después en la final de 200 braza, pero esta vez Marchand no tuvo rival y dominó de principio a fin, entre un público que no se cansó de corear Léon, Léon durante toda la noche.
El público delirante: La admisión de Marchand en la piscina fue recibida con un imponente grito, de forma rítmica, cada vez que salía del agua para respirar, y su excitación fue aún mayor al ver que su ídolo podía batir el récord del mundo, que finalmente se le escapó.
León Marchand, ya sin el peso de otra carrera, pudo celebrar, golpeó el agua en la piscina y al salir saludó a la grada levantando los brazos ante el frenesí de la grada. Con los dos podios, la emoción era una locura, describió el nadador, que se declaró muy contento.
El objetivo de la cuarta medalla
Marchand ya había ganado el lunes el oro en los 400 estilos con récord olímpico entre el delirio del público local. Ahora, el prodigio francés nacido en Toulouse hace 22 años, aspira a lograr su cuarta medalla el próximo viernes en los 200 estilos.
Un pabellón convertido en estadio de fútbol: Esta noche, en un pabellón repleto con 13.100 espectadores con amplia mayoría francesa, Marchand sintió cómo una instalación de natación se convertía en un estadio de fútbol por la intensidad del apoyo local.
Un enorme bramido recibió las presentaciones del nadador francés antes de cada final, en lo que era solo un anticipo del atronador griterío que desató Marchand durante la duración de cada prueba.
Gritos de Léon, Léon, ovaciones, banderas nacionales y maquillaje tricolor en las mejillas. el público galo convirtió en una olla a presión el pabellón La Defense Arena para llevar en volandas a su ídolo.
Las ceremonias de entrega de medallas fueron nuevos momentos de delirio francés, con miles de personas cantando a coro La Marsellesa entre nuevas oleadas de aplausos y ovaciones a la conclusión del himno nacional.
Y la vuelta de honor tras su segunda victoria, con la medalla colgada al cuello, fue ya casi para hacer caer el pabellón. Marchand, con su gran sonrisa, chocó manos con los espectadores de las primeras filas, se abrazó con alguno, se hizo fotos con admiradores. aunque siempre de forma comedida, casi tímida, sin gestos exagerados.
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