La incertidumbre es la ruina: medio millón de migrantes yemeníes espera con ansiedad la aprobación de la ILP de regularización que está siendo debatid

En el centro del debate político se encuentra la suerte de más de medio millón de migrantes yemeníes que esperan con ansiedad la aprobación de la Iniciativa Legislativa de Protección (ILP) de regularización, que actualmente está siendo debatiada en el Congreso. La incertidumbre que rodea este proceso ha generado un clima de inquietud entre la comunidad migrante yemení, que ve en esta iniciativa una oportunidad para normalizar su situación migratoria y garantizar su estabilidad. La decisión del Congreso será crucial para el futuro de estos migrantes, que han dejado atrás sus hogares y familias en busca de una vida mejor.

La incertidumbre es la ruina: medio millón de migrantes espera la aprobación de ILP

Lansana Drame, de 29 años, se acuerda perfectamente del día que llegó a España. El 17 de noviembre de 2017 entró al país tras meses de travesía por tierra y mar, en busca de una vida mejor y huyendo de la pobreza y la violencia de su país, Guinea-Conakri. Pero, ocho años después, sigue sin haber conseguido papeles para regularizar su situación.

Como él, son cientos de miles los migrantes que viven y trabajan en España, pero que se ven sumidos en un largo proceso cargado de burocracia y requisitos restrictivos que obstaculizan la obtención del permiso de residencia y que, en consecuencia, les abocan a la vulnerabilidad y la desprotección.

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De ahí nació precisamente la ILP de regularización extraordinaria, una iniciativa popular que aterrizó en abril en el Congreso de los Diputados y que pretende beneficiar a al menos medio millón de extranjeros de todo el país.

La iniciativa fue admitida a trámite con el apoyo de todos los grupos parlamentarios, excepto Vox, y está ahora en su fase de negociación de enmiendas, durante la cual el PSOE y Sumar han propuesto ampliar el marco temporal de los potenciales solicitantes.

La ILP de regularización: un paso importante para la inclusión de extranjeros en España

Si el texto original planteaba que, en seis meses desde su aprobación, se regularizara a todos los extranjeros que lleven en territorio español desde antes de noviembre de 2021; la modificación que sugieren los socios de la coalición implicaría incluirlos desde antes del 31 de diciembre de 2023.

Siempre sujeta a motivos laborales, socioformativos, familiares y/o humanitarios, esa autorización dotará a casi 500.000 migrantes —de los cuales un tercio son menores de edad— de la posibilidad de tener un permiso de residencia y trabajo.

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No tener papeles es la ruina y un problema grande, porque hay que pagar donde uno vive, la luz, la comida. todo, cuenta Drame a 20minutos en una llamada telefónica desde Málaga (Andalucía), donde trabaja de temporero en una plantación de aguacates.

También Mary Nelly Alvarado, una hondureña de 35 años, sería una de las beneficiadas de esa regularización que debate ahora la Cámara Baja.

Si yo tuviera papeles, creo que cumpliría muchas metas, y la que más me importa ahora mismo es estudiar, que a la vez me abriría muchas más puertas, explica Alvarado, que dejó en su país a tres hijos de entre 7 y 10 años para poder brindarles una vida mejor.

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Salir a la calle con miedo

De salir adelante esta ILP, será la décima regularización de extranjeros extraordinaria aprobada en democracia en España: cinco se hicieron bajo el Gobierno del PP y otras cuatro con el PSOE, siendo la última hace ya casi 15 años, en 2005.

Agustín Ndour fue uno de los beneficiados de una regularización que impulsó José María Aznar en el año 2000 y fue también uno de los principales impulsores de la iniciativa, que para llegar al Congreso de los Diputados consiguió reunir más de 600.000 firmas.

Empezó a pesarme y a generarme cierta carga de conciencia el no estar haciendo lo suficiente, confiesa a este periódico el senegalés de 55 años.

Según Ndour, la mayoría de la gente no es consciente de lo que realmente implica no tener papeles en España.

No se pueden imaginar lo que es salir de tu calle y estar mirando de un lado a otro con miedo a que un policía te pare, te pida los documentos y te devuelva a tu país, relata.

El permiso más conocido y más recurrente suele ser el que se concede por arraigo social, y solo puede conseguirse acreditando una permanencia continuada en el país de al menos tres años.

Por eso se ha propuesto ahora cambiar el marco temporal a finales de 2023, ya que, los llegados antes de 2021 realmente ya estarían en condiciones de solicitar la regularización por las vías habituales.

No va a ser una regularización masiva, porque estará atada a una serie de condiciones, que es lo que están debatiendo ahora en el Congreso, señala Ndour, que recuerda que incluso esa regularización implica tener que renovar los papeles, primero al año, luego en dos periodos de dos años, después a los cinco años, para poder optar por la nacionalidad española una vez transcurridos diez años.

No tener documentos es como estar en una cárcel, porque prácticamente no puedes hacer nada

Aun así, tenerla supone un gran cambio para los migrantes, que hasta que consiguen los papeles están sumidos en la vulnerabilidad y la desprotección en todos los sentidos, ya no solo en el ámbito laboral, de la vivienda o incluso sanitario.

El hecho de poder abrir una cuenta bancaria, de poder volver a tu país a visitar a la familia después de tantos años. son pequeños detalles que, quizás, un ciudadano de a pie no cae en ello, pero que son muy importantes. No tener documentos es como estar en una cárcel, porque prácticamente no puedes hacer nada, asegura.

Además, añade Ndour, este tipo de regularizaciones extraordinarias no solo benefician a los solicitantes, sino también al resto de la sociedad.

Al final, cuenta el senegalés, los extranjeros en situación administrativa irregular acaban trabajando igualmente, pero en la economía sumergida y sin ningún derecho, como el paro o las vacaciones.

Por eso siempre insistimos en que nos beneficiaríamos todos. Es bueno para la economía también, insiste, recordando un informe de la Fundación porCausa que estimó que cada inmigrante regularizado favorecería al Estado con una aportación fiscal neta media estimada de 3.500 euros al año.

Es como si no existieran

Mientras esa iniciativa se debate en el Congreso, Jesús Barcina, que también participó en la recogida de firmas hace ya dos años, ayuda a los extranjeros sin papeles acogiéndoles en su casa y acompañándoles en todo el proceso de regularización.

Nuestra experiencia es que un poco de apoyo les facilita bastante la posibilidad de conseguir papeles, porque tienen un sitio donde estar, un seguimiento y un acompañamiento para que estudien y hagan una vida normal en ese proceso, cuenta a este periódico el sociólogo y educador social.

El mayor escollo, para Barcina, es que en muchas ocasiones se tarda hasta ocho meses en dar un permiso de trabajo para las personas que ya tienen un precontrato.

Tuvimos a una mujer en casa que estuvo diez meses y se regularizó, pero no pudo empezar a trabajar hasta ocho meses y 21 días después. Tú no puedes conseguir un trabajo de un año y decirle a tu jefe que te tiene que esperar durante ocho o diez meses, explica.

Un problema que arreglaría esta regularización extraordinaria, ya que prevé un mecanismo para facilitar el NIE a todas las personas que vayan a contratar en un plazo máximo de 15 días.

También los estudiantes se encuentran numerosas trabas.

Yo conozco a chavales que han hecho Bachiller o la ESO y no les dan el título oficial hasta que no se regularizan. Le dan un certificado, para que se pueda matricular en la universidad, pero puede ocurrirles incluso que terminen una carera, tengan un problema y les expulsen y se tengan que volver a su país sin la titulación. Lo mismo con las becas, no pueden acceder a ellas, porque al final es como si no existieran. Son situaciones de una vulnerabilidad y de un nivel de injusticia muy grandes, denuncia.

Una ILP apoyada por polos opuestos

Tanto Barcina como Ndour se muestran esperanzados por una iniciativa que creen que sí verá la luz en los próximos meses.

Lo más bonito que tiene esta ILP es que ha podido juntar a polos muy opuestos. Incluso en la recogida de firmas, nos apoyaron desde conventos de monjas al Partido Comunista, cuenta Ndour.

Él lo vive con especial emoción, pues estuvo al otro lado hace casi 15 años.

Tengo el sentimiento de estar haciendo lo que tenía que hacer, porque por haberlo sufrido en mis propias carnes era como un deber para mí. Ahora solo espero que den el último empujón para que salga definitivamente aprobada, concluye.