En el mundo del deporte, la lucha por la igualdad de género ha sido una batalla constante. Sin embargo, hubo una mujer que se atrevió a desafiar las barreras y consiguió hacer historia. Se trata de Maite Ruiz de Larramendi, una pelotaria vasca que se enfrentó a la discriminación de género y logró conquistar un lugar en el mundo de la pelota vasca. Con su determinación y perseverancia, Maite demostró que las mujeres también pueden ser excelentes en este deporte tradicionalmente masculino. A continuación, te contamos la emocionante historia de esta pionera que abrió las puertas para las futuras generaciones de pelotarias.
La lucha por el derecho a jugar: Maite Ruiz de Larramendi, una legión en la pelota vasca
En el programa Volando voy de MEDIASET, Jesús Calleja visitó a Maite Ruiz de Larramendi en su municipio natal, Eulate (Navarra), donde la pelotari compartió su emotiva historia de lucha por el derecho a jugar.
Un comienzo difícil
Maite comenzó a jugar a pelota mano a los ocho años y se sacó la licencia, pero pronto se dio cuenta de que le prohibían jugar por ser mujer. Me decían que lo hacía mal y que me estropeaba la mano, recordó. Esta situación la llevó a lamentarse: En 1920, había más mujeres con licencia de deportistas que hombres, pero después del franquismo, dejaron de dar licencias a las mujeres.
El cambio de rumbo
Fue gracias a Adrón Arrión que Maite retomó su pasión por la pelota. Me hizo una prueba para jugar con la pala, no con la mano, explicó. Formó pareja con Susana Muneta y juntas ganaron la Chapela con solo 18 años. Desde entonces, Maite ha ganado todos los títulos posibles en la pelota vasca.
A pesar de su éxito, Maite sigue luchando por los derechos de las pelotaris. Los títulos no paran de llegar, pero no he podido cotizar a la Seguridad Social como pelotari, denunció. Sin embargo, se siente orgullosa de que trece pelotaris estén cotizando como un club, con contrato indefinido.
La historia de Maite Ruiz de Larramendi es un ejemplo inspirador de perseverancia y lucha por el derecho a jugar, y esperamos que siga siendo un referente para las futuras generaciones de pelotaris.
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