En la era digital en la que vivimos, parece que la nostalgia de la década de los 90 ha encontrado una forma de generar ganancias. Un grupo de emprendedores astutos ha descubierto que la nostalgia de los años 90 puede convertirse en un lucrativo negocio. Al aprovechar la nostalgia de la infancia de muchos, estos emprendedores han creado un mercado negro de cromos Pokémon y juegos de mesa falsificados, que están siendo vendidos a precios muy elevados. Sin embargo, detrás de esta aparente oportunidad de negocio, se esconde una realidad más oscura, que pone en peligro la autenticidad de los productos y la confianza de los consumidores.
La nostalgia de los '90 se convierte en negocio: cromos Pokémon y juegos falsificados generan millonarios
El mercado de las cartas y los cromos ha evolucionado de ser algo para niños a convertirse en todo un negocio donde se llegan a pagar miles de euros por una sola carta. El caso de las cartas de jugadores de fútbol americano o baloncesto en Estados Unidos es un ejemplo de esto, pero en un ámbito más global, una colección que mueve mucho dinero en todo el mundo es la de Pokémon.
Emitida por primera vez en 1997, esta serie es una de las más populares de la historia, por lo que algunas de sus cartas están muy cotizadas. Evidencia de esta gran fama que han alcanzado es la oferta que publicó un austriaco de 28 años, donde solo tres cartas originales (Sprigatito, Floragato y Crocalor) tenían un precio de venta de 110.000 euros. Esta cantidad puede parecer desorbitada en un primer momento, pero hay personas que están dispuestas a pagar aún más dinero por cartas de dicha colección, sobre todo cuando se trata de cartas originales y con muchos años detrás.
El riesgo de la estafa
Que se mueva tanto dinero también genera riesgos, con la posibilidad de ser estafado siempre presente. Esto suele pasar de manera online, donde las transacciones se producen sin apenas contacto directo entre los involucrados, pero, como vivió el hombre mencionado anteriormente, en las ventas físicas tampoco se está a salvo. En su caso, perdió las cartas y el dinero.
La historia dio comienzo cuando el joven austriaco fue contactado por redes sociales por un hombre de origen sinti que hablaba perfectamente italiano, según declaró el protagonista al medio italiano la Repubblica, quienes compartieron la historia. Teniendo en cuenta el alto precio de las cartas, el estafador pidió una bajada del precio en 5.000 euros, rebajando la cantidad inicial de 110.000 euros a los 105.000 euros que finalmente acordarían.
Acepté y quedamos en encontrarnos en Turín, declaró el vendedor. Con una venta de tal magnitud, hacerla online hubiese acarreado muchos riesgos, por lo que la opción de verse en persona y ahí realizar la transacción parecía, en un primer momento, mucho más segura.
La estafa
En Turín, el vendedor se encontró con el supuesto comprador, quien le mostró los 105.000 euros en efectivo. El vendedor comprobó que no había ningún problema y, poco después, ambos protagonistas se quedaron manteniendo una conversación normal. Sin embargo, en ese momento, el cómplice del estafador modificó las bolsas, cogiendo la del dinero real y cambiándola por otra llena de dinero ficticio, más concretamente del Monopoly.
Tomamos un café, cogí mi bolso y salí del apartamento, contaba la víctima, pensando que ya había terminado. La sorpresa llegó cuando, de vuelta en la habitación donde se estaba alojando junto a su pareja, abrió la bolsa para ver el dinero, momento en el que se dio cuenta de que los billetes eran falsos. La gran montaña de billetes reales que había visto anteriormente, ahora eran billetes que tenían el sello del Monopoly.
Inmediatamente, llamó al estafador, pero este aparecía desconectado, razón por la que acudió directamente a la comisaría más cercana para denunciar lo ocurrido. Las autoridades se encuentran buscando a estos estafadores, pero el coleccionista austriaco ha perdido tanto las cartas como el dinero.
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