- La pertenencia familiar internacional se asocia con un 12% menor de recepción del bono social eléctrico
- El bono social eléctrico no llega a dos de cada diez hogares: ¿qué falla en su diseño?
- La pertenencia familiar internacional reduce en un 12% la recepción del bono social eléctrico
- Problemas de diseño que limitan el alcance del bono social eléctrico
- Declaraciones de los responsables
- Contexto: subida de precios energéticos y pobreza energética
Un estudio reciente ha revelado un dato llamativo en cuanto a la recepción del bóno social eléctrico, una ayuda económica destinada a familias en situación de vulnerabilidad. Según los resultados, la pertenencia familiar internacional, es decir, la presencia de miembros de la familia en otros países, se asocia con una disminución del 12% en la recepción de este beneficio. Esta información puede tener importantes implicaciones en la política social y económica, ya que sugiere que las familias con miembros en el extranjero pueden enfrentar obstáculos adicionales para acceder a este tipo de ayudas. En este artículo, exploraremos los hallazgos de este estudio y sus posibles consecuencias.
Según un informe publicado por EsadeEcPol y Oxfam Intermón, solo dos de cada diez potenciales beneficiarios del bono social eléctrico reciben esta ayuda. La tasa de cobertura de la ayuda prestada por el Ministerio para la Transición Ecológica es del 24,5%, lo que significa que casi ocho de cada diez beneficiarios potenciales no reciben el bono social eléctrico.
Además, el estudio destaca que al menos una tercera parte de los que perciben esta subvención no son familias vulnerables. En contraste, uno de cada tres hogares que reciben el bono tiene ingresos medio-altos.
El factor más negativo en la probabilidad de recibir el bono es que haya algún miembro de la familia nacido en el extranjero, lo que reduce en un 12% la posibilidad de obtener el descuento en la factura eléctrica.
Por otro lado, ser familia numerosa tiene el mayor efecto positivo, incrementando la probabilidad de recibir el bono en un 27%. Esto se traduce en que el 60% de las familias numerosas de ingreso medio-alto reciben el bono.
Ser residente en un lugar de renta baja solo incrementa la posibilidad de recibirlo en un 4%.
La conclusión del informe es que existen problemas de diseño que limitan que la medida tenga el alcance deseado en origen. EsadeEcPol y Oxfam Intermón proponen en el documento una serie de medidas para mejorar su eficiencia y lograr que lo reciba quien lo necesite.
Entre estas medidas está eliminar las barreras de acceso y agilizar la concesión del bono, permitir que se combine con otros apoyos como el Ingreso Mínimo Vital (IMV) o reducir las barreras de entrada de manera que sea accesible y conocido por las familias potencialmente beneficiarias.
También se propone reconsiderar los criterios de renta para asegurar que lo reciben las familias numerosas que claramente lo necesitan.
Declaraciones de los responsables
El diseño del bono social eléctrico dificulta que llegue a quien más lo necesita. Es necesario armonizar el sistema de protección social para asegurar que contribuye a reducir la pobreza, ha declarado Alejandro García-Gil, responsable de políticas de protección social y empleo de Oxfam Intermón.
No solamente son las políticas de ingresos las que ayudan a reducir la pobreza energética: hay que asegurar que las medidas destinadas a la mejora de la eficiencia energética, como es la rehabilitación de edificios, estén disponibles y accesibles precisamente para hogares vulnerables, ha añadido Jorge Galindo, director adjunto de EsadeEcPol.
Contexto: subida de precios energéticos y pobreza energética
Estos datos de baja cobertura del bono social eléctrico se dan en un contexto marcado por la subida de precios energéticos, donde uno de cada cinco hogares no pudo mantener una temperatura adecuada en su hogar durante 2023, la cifra más alta de la UE junto a Portugal, y en uno de cada diez hubo retraso en el pago de facturas.
La cantidad de hogares que consumen menos energía de la necesaria por no disponer de recursos económicos para afrontar el gasto se ha duplicado entre 2020 y 2022.
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