La tragedia como negocio: Mercado de inversiones ofrece regalías por apostar al caos natural Nota: Es importante destacar que el título original pued

En un escenario que genera inquietud y preocupación, el mercado de inversiones ha encontrado una forma de lucrar con la adversidad, ofreciendo regalías a aquellos que apostarán por la ocurrencia de desastres naturales. La creación de este mercado de inversiones ha generado un debate entre aquellos que ven una oportunidad de ganancia económica y aquellos que consideran que se está comercializando con la tragedia. En este contexto, es fundamental analizar las implicaciones éticas y morales de esta práctica, que puede ser percibida como insensible y desconsiderada hacia las víctimas y los afectados por los desastres naturales.

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La naturaleza como negocio: Mercado de bonos catastróficos se apropia de la tragedia y ofrece regalías a los inversores

En 2023, los desastres naturales causaron pérdidas económicas globales por valor de 275.000 millones de dólares, y esto no es una excepción. En un mundo cada vez más azotado por inundaciones, huracanes, terremotos e incendios forestales, la capacidad de las aseguradoras para resistir el golpe está llegando a su límite.

Pero lo que para muchos es un panorama sombrío, para los inversores puede representar una oportunidad. ¿Cómo? A través de los bonos catastróficos o “cat bonds”. Se trata de un mercado que se basa en predecir si la naturaleza desatará su furia o no, y en consecuencia, obtener grandes rendimientos o perderlo todo.

El origen de los bonos catastróficos

El origen de los bonos catastróficos

Un huracán de categoría 5 devastó la costa de Florida y Louisiana durante más de diez días. Ese fue el huracán Andrew en 1992, que dejó a su paso una destrucción sin precedentes y causó daños estimados en 26.000 millones de dólares. Las aseguradoras no estaban preparadas para afrontar las pérdidas: 11 compañías quebraron, y más de 900.000 personas se quedaron sin cobertura.

Este desastre dejó una lección clara: el sector asegurador necesitaba un mecanismo que les protegiera de estos eventos extremos. Así nacieron los bonos catastróficos.

Qué son los bonos catastróficos y cómo funcionan

Los bonos catastróficos son instrumentos financieros que permiten a las aseguradoras transferir el riesgo de eventos naturales catastróficos a los inversores. Los inversores compran estos bonos con la promesa de recibir un rendimiento atractivo. Sin embargo, también deben asumir un alto nivel de riesgo: si ocurre el desastre natural especificado en los términos del bono, como un huracán o un terremoto, los inversores pueden perder parte o todo su dinero.

Si no ocurre ningún desastre, las aseguradoras devuelven el capital con intereses. Este modelo es similar al funcionamiento de un seguro, pero en esta ocasión, el inversor es quien asume el riesgo.

Es importante tener en cuenta que estos bonos no están exentos de riesgos. Además de la posibilidad de perder el capital si ocurre el desastre, existen otros riesgos como el riesgo de liquidez, ya que no siempre es fácil vender estos bonos, y el riesgo de la contrapartida, que podría surgir si una aseguradora no cumple con sus obligaciones tras un evento de gran magnitud.

Sin embargo, la diversificación es clave. Invertir en múltiples bonos que cubran diferentes tipos de desastres en varias regiones puede ayudar a mitigar esos riesgos.

El mercado de bonos catastróficos en auge

Desde su creación en los años 90, los “cat bonds” no han dejado de ganar popularidad. Entre 2011 y 2021, el mercado de estos bonos creció más del 230%. Y la tendencia sigue al alza: según datos de Artemis y AM Best, en 2024 se espera que las nuevas emisiones de bonos catastróficos superen los 20.000 millones de dólares.

Lo que hace tan atractivo a este mercado es su capacidad para ofrecer una rentabilidad elevada, que en algunos casos puede llegar hasta el 12% dependiendo del nivel de riesgo del bono y el tipo de desastre cubierto, superando ampliamente a otros tipos de instrumentos financieros. Además, su principal ventaja es que no dependen de la situación económica general, sino de si ocurren o no catástrofes naturales.

El cambio climático está incrementando la frecuencia y severidad de los desastres naturales, lo que indica que la demanda de bonos catastróficos seguirá aumentando. En 2024, se espera que este mercado continúe su crecimiento con un ritmo previsto del 15% al 20%.

Las aseguradoras y los gobiernos dependen de estos instrumentos financieros para evitar nuevas quiebras masivas, mientras los inversores buscan rentabilidades sólidas en un mundo que no será ajeno a nuevos desastres naturales.

Luisa Herrera

Hola, soy Luisa, periodista de la página web El Noticiero, un periódico independiente de actualidad nacional e internacional. Mi pasión es descubrir las últimas novedades y presentarlas con la más rigurosa objetividad a nuestros lectores. Con mi pluma, busco informar, analizar y contextualizar la información para que todos puedan estar al tanto de lo que sucede en el mundo. Mi compromiso es con la verdad y la imparcialidad, para ofrecer un periodismo de calidad que contribuya al debate y la reflexión. ¡Gracias por seguirnos en nuestras noticias!

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