En el verano de 1928, la ciudad de Ámsterdam se convirtió en el epicentro del deporte internacional al acoger la VIII Edición de los Juegos Olímpicos, un evento que prometía emocionar a la audiencia con tres meses de competencias de alto nivel. Esta edición olímpica fue especial para España, ya que nuestro país consiguió su primer título olímpico en la historia, un logro que supuso un gran impulso para el deporte español. Los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 fueron testigos de la unión de atletas de todo el mundo, que se reunieron para competir en diversas disciplinas y demostrar su habilidad y dedicación. En este artículo, repasaremos los momentos más destacados de esta edición olímpica, que marcó un antes y un después en la historia del deporte español.
Deportistas y gloria: La VIII Edición de los Juegos Olímpicos en Ámsterdam
La llama olímpica permanece encendida
Los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 pasaron a la historia por ser los primeros en los que la llama olímpica permaneció encendida durante todo el transcurso de la competición, desde su inauguración el 17 de mayo hasta su clausura el 12 de agosto. Esta edición de los Juegos también marcó el regreso de Alemania y Austria, países que habían sido vetados tras la Primera Guerra Mundial.
La incorporación de las mujeres en el atletismo
Otro hito importante de Ámsterdam 1928 fue la incorporación de las mujeres en las pruebas de atletismo, aunque con ciertas limitaciones. Se les permitió participar en las carreras de 100 metros, 800 metros, relevos 4x100, así como en las competiciones de lanzamiento de disco y salto de altura. Sin embargo, la prueba de 800 metros femenina no volvió a incluirse en el programa olímpico hasta los Juegos de Roma 1960, debido a la creencia de que las mujeres no tenían la suficiente fortaleza física para afrontar distancias más largas.
La delegación española
La delegación española estuvo compuesta por un total de 82 atletas, que compitieron en nueve disciplinas: esgrima, ciclismo, atletismo, boxeo, fútbol, hípica, vela, natación y hockey sobre hierba. A pesar de no obtener un gran número de medallas, España logró hacerse con el oro en la prueba de hípica gracias a las destacadas actuaciones de José Navarro Morenés, Julio García Fernández y José Álvarez de las Asturias.
Financiación privada y apoyo ciudadano
Una de las particularidades de los Juegos de Ámsterdam fue la necesidad de recurrir a la financiación privada y al apoyo de los ciudadanos para poder llevarlos a cabo. La organización tuvo que buscar fuentes de ingresos alternativas a las subvenciones públicas, lo que demostró el compromiso y la implicación de la sociedad holandesa con el evento.
Estrellas emergentes
En cuanto a las figuras más destacadas de estos Juegos, cabe mencionar a la atleta estadounidense Elizabeth Robinson, quien se alzó con la victoria en la primera carrera de 100 metros femenina con un tiempo de 12,2 segundos. Por su parte, Japón también brilló con la actuación de Mikio Oda, que consiguió la medalla de oro en triple salto.
Legado olímpico
Los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 dejaron un importante legado en la historia del olimpismo. Además de la incorporación de nuevas pruebas y la participación femenina en atletismo, estos Juegos sentaron las bases para futuras ediciones en cuanto a organización, financiación y apoyo popular. La llama olímpica, que se mantuvo encendida durante los tres meses de competición, se convirtió en un símbolo perdurable que ha perdurado hasta nuestros días.
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