En la actualidad, la vivienda se ha convertido en un obstáculo insuperable para los jóvenes. El alto costo de los alquileres, que en muchos casos absorben más de la mitad del sueldo, ha llevado a esta generación a replantearse su futuro habitacional. La opción de pisos compartidos, que anteriormente se consideraba una solución temporal, se ha convertido en una necesidad para muchos jóvenes que no pueden permitirse el lujo de vivir solos. Incluso, algunos deben considerar esta opción hasta bien entrada la treintena, lo que genera una gran inseguridad y ansiedad en cuanto a su estabilidad económica y personal.
La vivienda, un lujo para los jóvenes: alquileres que absorben más del 40% del sueldo
En España, el acceso a la vivienda se ha convertido en un obstáculo para los jóvenes. El aumento de los precios y la escasez de oferta han complicado la situación, convirtiendo un bien básico como la vivienda en un lujo prácticamente inalcanzable.
El alquiler medio en España roza los 1.000 euros, lo que supone casi la mitad del sueldo de una persona de entre 25 y 34 años. Esta cifra es aún más inasumible en doce grandes ciudades españolas, donde la proporción es incluso mayor.
La dificultad para acceder a una vivienda es el segundo problema que más afecta personalmente a los menores de 35 años, según el último barómetro del CIS. Solo lo supera la preocupación por los problemas económicos en su conjunto.
La vivienda, sinónimo de alquiler para los jóvenes
Para la mayoría de los jóvenes, la vivienda es sinónimo de alquiler. Los datos del INE señalan que es la opción mayoritaria entre los menores de 30 años. Ha ganado terreno desde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria -en 2007, el 58,1% de los hogares jóvenes eran propietarios; actualmente el 29%-. El 48,7% de los jóvenes viven actualmente de alquiler a precios de mercado. Hace quince años apenas eran un tercio.
La situación es aún más crítica en ciudades como Palma de Mallorca, donde dos jóvenes han decidido protestar contra la masificación turística y la falta de viviendas asequibles. Este problema no solo afecta a la calidad de vida de los jóvenes, sino que también retrasa cada vez más la edad a la que se emancipan y hace que compartir piso sea cada vez más habitual entre los treintañeros.
Es hora de tomar medidas para abordar esta situación y hacer que la vivienda sea un derecho accesible para todos, especialmente para los jóvenes que luchan por tener un techo bajo el que vivir.
Deja una respuesta