Nueva Zelanda abandona el plan de imponer tasas a las emisiones por los eructos de ovejas y vacas
En un giro inesperado, el gobierno de Nueva Zelanda ha decidido abandonar su plan para imponer tasas a los agricultores por las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por los eructos de ovejas y vacas. Esta medida, que había generado controversia en el sector agrícola, buscaba reducir la huella de carbono del país. Sin embargo, tras una intensa presión de los productores agrícolas y la industria ganadera, el gobierno ha decidido retroceder y buscar alternativas para abordar el cambio climático.
Nueva Zelanda abandona plan de tasas a emisiones de ovejas y vacas por eructos y flatulencias
El gobierno de Nueva Zelanda ha anunciado que abandona finalmente el plan de imponer tasas a las emisiones contaminantes producidas por los eructos y flatulencias del ganado. Esta decisión se produce después de que el actual Ejecutivo conservador, que asumió el cargo el pasado noviembre, llevara a finales de mes al Parlamento una reforma legislativa que neutralice la política ganadera aprobada en 2022 por el gobierno anterior de la exprimera ministra Jacinda Ardern.
Según el ministro de Agricultura, Todd McClay, estamos centrados en encontrar herramientas prácticas y tecnología para que nuestros agricultores reduzcan sus emisiones (de gases que producen el efecto invernadero) de una manera que no reduzca la producción ni las exportaciones.
Un país con una gran cantidad de animales
En Nueva Zelanda, un país de cinco millones de habitantes, casi la mitad de las emisiones del país proceden del sector agrícola, principalmente por sus 26 millones de ovejas y 10 millones de vacas, mamíferos rumiantes que expulsan el metano producido durante la digestión a través de sus eructos y flatulencias.
El Ejecutivo se enfrentó a múltiples críticas del sector y nunca llegó a precisar cómo se iban a medir la cantidad de emisiones. Sin embargo, el ministro McClay ha subrayado que el actual Gobierno está comprometido a cumplir con nuestras obligaciones en materia de cambio climático sin cerrar las granjas neozelandesas. No tiene sentido enviar empleos y producción al extranjero, mientras los países menos eficientes en carbono producen los alimentos que el mundo necesita.
Una alianza disuelta y un fondo para reducir emisiones
Además, el ministro también ha anunciado la disolución de la alianza de asociaciones del sector primario He Waka Eke Noa, con la que negociaba directamente el anterior gobierno. Por su parte, el ministro de Cambio Climático, Simon Watts, ha anunciado un fondo de 50,5 millones de dólares neozelandeses (30,9 millones de dólares estadounidenses o 28,7 millones de euros) en proyectos para reducir las emisiones del sector ganadero.
Según Watts, estas inversiones reflejan el apoyo del gobierno a los agricultores y al mismo tiempo garantizan que Nueva Zelanda cumpla con sus obligaciones internacionales en materia de cambio climático.
El sector agrícola representa el 10% del Producto Interior Bruto (PIB) neozelandés y el 65% de los ingresos por exportaciones. Así, el Ejecutivo de Wellington se ha comprometido a la neutralidad de emisiones contaminantes para 2050.
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