¿Pintar piedras es un delito? La controversia sobre la legalidad de replicar la acción de Irene Montero

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¿Pintar piedras es un delito? La controversia sobre la legalidad de replicar la acción de Irene Montero

La polémica ha surgido en torno a la legalidad de pintar piedras, después de que la ministra de Igualdad, Irene Montero, compartiera en redes sociales una imagen de una piedra pintada con los colores del orgullo LGTBI+. La acción, que parecía inocente, ha generado un debate en torno a si esta práctica constituye un delito contra el patrimonio histórico-artístico. Mientras algunos defienden la libertad de expresión artística, otros argumentan que se trata de un vandalismo que debe ser penalizado. En este sentido, se ha desatado una controversia que ha generado mucho ruido en las redes sociales y ha llevado a cuestionar la interpretación de las leyes que protegen el patrimonio cultural.

¿Pintar piedras es un delito?

Aparentemente, la foto no podía ser más inocente. Unas pocas piedras redondeadas de pequeño tamaño pintadas con diferentes colores. Aparecen encima de una bolsa de basura negra abierta y pegada a una mesa con cinta de carrocero, se supone que para no mancharla con los rotuladores utilizados en tan infantil actividad decorativa.

Es una imagen publicada por la europarlamentaria de Podemos y exministra Irene Montero en su cuenta de Instagram que ha provocado una impresionante polémica. La ha liado parda. Encendió la mecha el Ayuntamiento de La Oliva, en Fuerteventura, dando por hecho que las piedras pertenecían a sus playas, que pintarlas suponía el uso inapropiado de elementos naturales protegidos y que esta acción va en contra de la Ley del Patrimonio Natural.

La polémica en torno a la legalidad

La polémica en torno a la legalidad

Como ya ha demostrado Maldita, esta historia es, al menos en parte, un bulo. Porque las piedras supuestamente pintadas con rotulador por lo hijos de Irene Montero son anteriores a su viaje a la isla, a donde fue ya sin ellos. Pero el que no sean piedras majoreras no resta gravedad a la acción.

Porque la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad es de obligado cumplimiento en toda España, da igual que sean piedras de las playas de Fuerteventura que del río Arlanzón o la Sierra de Guadarrama. Y prohíbe taxativamente coger piedras de entornos naturales, cambiarlas de sitio, pintarlas o modificarlas si no se tiene un permiso especial.

La ley es clara

La Ley de Patrimonio Natural garantiza la conservación y preservación de la variedad, singularidad y belleza de los ecosistemas naturales, de la diversidad geológica y del paisaje. Y señala expresamente la protección de los depósitos y formas de modelado costeros y litorales, esto es, piedras y arenas de la costa, junto con depósitos y formas de modelado singulares de origen fluvial, como por ejemplo los cantos rodados de los ríos.

Y si coger piedras o cambiarlas de sitio está prohibido, imagina ya pintarlas. Legalmente no se puede hacer. Ahí Irene Montero no tiene justificación.

La importancia de la protección del patrimonio natural

¿Qué mal hay en pintar unas piedras? De pequeños nos enseñaron que las piedras son objetos inanimados, y por lo tanto, carentes de vida. Pero no nos contaron que esas piedras forman parte de un paisaje y, aún más importante, que sostienen micro ecosistemas dando cobijo a infinidad de seres animados, de vida muchas veces tan delicada como amenazada.

Cogiendo piedras, cambiándolas de sitio, amontonándolas o lanzándolas lejos modificamos diminutos hábitats por puro capricho. No hacerlo, además de cumplir con la ley, es una muestra de civismo y respeto.

El daño al paisaje

Pero volvamos a Fuerteventura, un espacio frágil, limitado, muy valioso que está muriendo de éxito bajo los pies destructores de un turismo masivo que no para de devorar su paisaje.

Según datos del Cabildo insular, los turistas se llevan como recuerdo en sus maletas no menos de 600 kilos al mes de piedras (pintadas o no), rodolitos (las famosas palomitas coralinas), lavas volcánicas, fósiles e incluso arena de las playas. Más de siete toneladas al año, que se dice pronto.

Las personas sorprendidas con estos materiales en su equipaje se arriesgan a multas que oscilan entre 150 y 600 euros por infracciones leves, y que pueden llegar a los 3.000 euros por infracciones graves, dependiendo de la cantidad incautada.

Así que ya lo sabes, querida Irene Montero. Te has salvado de una buena. Hay que dar ejemplo a nuestros hijos y no coger piedras ni siquiera para pintarlas, ya sean de Fuerteventura o de Galapagar.

Sara Ortega

Soy Sara, redactora de la página web El Noticiero. En este periódico independiente de actualidad nacional e internacional, me dedico a investigar y redactar las últimas novedades con la más rigurosa objetividad. Mi pasión por el periodismo me impulsa a ofrecer a nuestros lectores información veraz y completa, manteniendo siempre la ética y el compromiso con la verdad. ¡Es un honor para mí formar parte de este equipo y contribuir a mantener a nuestros lectores informados de manera imparcial y profesional!

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