¿Por qué se piensa que los mocos verdes requieren tratamiento antibiótico?
La creencia de que los mocos verdes necesitan tratamiento antibiótico es un tema que ha generado confusión y debate en el ámbito médico. La mayoría de las personas asocian la presencia de mocos verdes con una infección bacteriana, lo que lleva a pensar que se requiere un tratamiento antibiótico para combatirla. Sin embargo, la realidad es que en la mayoría de los casos, los mocos verdes son solo un síntoma de una infección viral, que no responde a los antibióticos. En este artículo, se analizarán las razones detrás de esta creencia y se examinarán las pruebas científicas que respaldan o refutan la necesidad de tratamiento antibiótico para los mocos verdes.
¿Por qué no necesitan antibiótico los mocos verdes en niños?
Con la llegada de los meses fríos del año, los pediatras reciben a niños con fiebre, tos y mocos, lo que se conoce como un catarro común. Una de las preguntas más frecuentes que hacen los padres es: ¿No necesitará antibiótico? Es que los mocos se han puesto verdes.
Es cierto que en la medicina de adultos, especialmente en pacientes crónicos con enfermedades de pulmón como la EPOC o la bronquitis crónica, un cambio en la coloración de sus secreciones habituales puede ser debida a una sobreinfección bacteriana. Sin embargo, la medicina del niño es muy diferente.
La cronología de una infección respiratoria
Para entender por qué los pediatras no prescriben antibióticos a un niño con mocos verdes, es interesante entender la cronología de una infección respiratoria de vías altas y el ciclo del moco. Estas infecciones respiratorias se caracterizan por dos tipos de síntomas: los propios de la vía respiratoria (tos, mocos, dolor de garganta) y síntomas constitucionales (fiebre, malestar, falta de apetito).
Por fortuna, los síntomas constitucionales solo suelen durar unos pocos días, aunque son los que más dejan al niño decaído. Por el contrario, los síntomas respiratorios son más prolongados y pueden llegar a durar hasta dos o tres semanas. Y durante ese tiempo, el moco evoluciona, es decir, la cantidad, calidad y color del moco no es la misma durante todo el proceso.
El ciclo del moco
Los mocos son una sustancia viscosa que las células que tapizan las mucosas del cuerpo humano segregan para mantenerlas húmedas y en buenas condiciones. Además, sirven de primera defensa contra una agresión externa.
Cuando nos enfrentamos a un virus que ha entrado en nuestro cuerpo por las vías respiratorias, las células de la nariz producirán mocos como primera línea de defensa. Estos primeros mocos serán líquidos y un poco más blanquecinos que los mocos que producimos, por ejemplo, por un exceso de humedad.
A medida que pasa el tiempo y las células del sistema inmunológico llegan allí donde se está librando la batalla, los mocos se vuelven cada vez más espesos, en gran medida debido a los procesos biológicos que tienen lugar cuando esas células entran en contacto con los virus. Además, poco a poco irán cambiando de color.
Primero a amarillo, que junto con esa viscosidad aumentada le darán el aspecto de unas natillas bien cuajadas, y luego a verdes, casi al final del propio catarro. Este cambio de coloración se debe a que uno de los mecanismos de defensa de los glóbulos blancos es a través de la secreción de una enzima que se conoce como mieloperoxidasa y que, como no podía ser de otra forma, es de color verde.
Esto quiere decir que cuando el moco cambia de color de blanco a amarillo y posteriormente a verde se debe a que nuestro sistema inmunológico está actuando contra el microbio que nos causa la infección, que no necesariamente tiene que ser una bacteria.
No necesitan antibiótico
Por tanto, el color del moco en un niño (o en un adulto) sano no nos da más información sobre si debemos pautar antibiótico, ya que los mocos verdes, sobre todo en niños, los vemos frecuentemente en infecciones provocadas por virus. Y sobre todo, dar antibiótico a un niño con mocos no hará que estos desaparezcan porque, como ya hemos dicho, estos están provocados por virus y solo el tiempo y la paciencia harán que se acaben yendo.
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