Tal día como hoy se llevó a cabo la ejecución del último condenado por brujería en los juicios de Salem: el poder de la histeria colectiva

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Tal día como hoy se llevó a cabo la ejecución del último condenado por brujería en los juicios de Salem: el poder de la histeria colectiva

Hoy, 22 de septiembre de 1692, se cumple un sombrío aniversario en la historia de los Juicios de Salem. Fue en este día cuando se llevó a cabo la ejecución del último condenado por brujería, poniendo fin a uno de los capítulos más oscuros y vergonzosos de la historia de Estados Unidos. La histeria colectiva, alimentada por la superstición y la ignorancia, llevó a la muerte a 20 personas acusadas de brujería, y a la ruina de muchas otras. En este artículo, repasaremos los hechos que llevaron a esta tragedia y analizaremos el poder de la histeria colectiva como factor desencadenante de la violencia y la injusticia.

La muerte de Giles Corey: la última víctima de la histeria colectiva en Salem

Estaba en el suelo, desnudo, con grandes piedras sobre su cuerpo. Las rocas, superpuestas, iban comprimiendo sus vías respiratorias. A punto de morir asfixiado, miró a sus verdugos y dijo: “más peso”.

Giles Corey murió aplastado y con la cabeza bien alta un 19 de septiembre de 1692. Fue el último hombre condenado a muerte por brujería.

La vida de Giles Corey

La vida de Giles Corey

Corey era un granjero que caía regular en el pueblo. Conocido por ser un tanto violento, se enfrentaba a menudo a los vecinos y años atrás había matado a un hombre por robarle unas manzanas. Se casó tres veces y su última mujer fue arrestada bajo sospecha de conjuros.

Al principio él tampoco la creyó. Hasta que las especulaciones recayeron también sobre él. La acusadora era Mercy Lewis, una vecina que aseguraba haber visto el espectro de Corey pidiéndole firmar el libro del diablo. A ella se sumaron decenas de testigos que confirmaban su relación con lo oculto.

La negativa a declarar

Corey se negó a formar parte del juicio. No quiso declararse ni culpable ni inocente. Sabía que una confesión implicaría la pérdida de sus tierras. Sus bienes serían embargados y sus hijos perderían todos los derechos. Así que decidió revelarse. Calló. Y cayó.

Los jueces lo llevaron hasta el extremo con la técnica de la prensa, una muerte lenta a base de grandes piedras apiladas sobre el tórax. Aun así, Corey se negó a declarar. En lugar de sucumbir al desvarío, sus últimas palabras pidieron más rocas sobre su cuerpo.

La histeria colectiva en Salem

En enero de 1692 dos niñas comenzaron a convulsionar en la ciudad de Salem, en la costa norte de Massachusetts, EEUU. Betty Parris, de nueve años, y Abigail Williams, de 11, fueron diagnosticadas de embrujo. Pronto otras jóvenes empezaron a mostrar síntomas parecidos. Gritaban, se retorcían, parecían poseídas.

Las niñas acusaron a tres mujeres del pueblo de brujas y culpables de sus síntomas. Los desvaríos de unas crías y la presión social fueron pruebas suficientes para dar comienzo a la caza.

Durante cerca de un año, los juzgados se valieron de meras especulaciones para emitir sentencias de muerte. La “evidencia espectral” bastaba para abrir expedientes, saldar cuentas, odios y venganzas. Acusaciones infundadas basadas en pesadillas, alucinaciones e imaginaciones marcaron una etapa negra en la historia jurídica universal.

La importancia de los juicios de Salem

Aquellos procedimientos sentaron importantes avances en los sistemas de justicia, y también sirvieron para articular teorías de psicología y sociología. Hoy lo que ocurrió en Salem se estudia como un episodio de histeria colectiva.

Estos eventos han sido habituales a lo largo de la historia. Otro de los sucesos más controvertidos ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial en Mattoon, Illinois. Varias personas comenzaron a experimentar los mismos malestares físicos. Los medios de comunicación locales comenzaron a publicar la noticia, y esto provocó una concatenación de episodios.

La sugestión colectiva

La sugestión colectiva abarca desde abducciones alienígenas, teorías conspirativas, fake news y crisis morales. También llamada enfermedad psicógena masiva, se trata de un fenómeno de ansiedad contagiada en el que los individuos se despersonalizan hasta asumir una especie de alma colectiva.

Este proceso también ha sido utilizado para explicar genocidios. Para su desarrollo se precisa de un desencadenante inicial. Un primer paciente, la primera visión, un elemento traumático inicial. Las personas de alrededor, por cercanía, comienzan a interpretar sus propios malestares y pensamientos como parte de esa misma condición.

Se da así un refuerzo mutuo, alimentado por el miedo y la preocupación. Son varios los casos reportados por el propio personal sanitario, como episodios de falsas intoxicaciones, reacciones a vacunas e incluso epidemias.

Pero esto no ocurre solo con “falsas enfermedades”. La sugestión colectiva abarca desde abducciones alienígenas, teorías conspirativas, fake news y crisis morales. Suele ocurrir en contextos de miedo o sensación de amenaza, se propaga con mayor facilidad si se publicita, y lo complicado es identificarla.

Porque quienes lo sufren creen realmente lo que dicen experimentar. Ciertos síntomas físicos, de hecho, aparecen en la realidad. La causa, sin embargo, no tiene razón ambiental. Es una creación de la mente.

Tras ver que a lo largo de la humanidad una estrella fugaz se consideraba un presagio místico, o una tormenta un enfado de dioses, también la esquizofrenia, los brotos psicóticos o cualquier tipo de trastorno podían ser, claramente, eventos fantasmagóricos. Que no resulte extraño, entonces, si dentro de unos siglos somos estudiados por creernos ciertas barbaridades.

Sara Ortega

Soy Sara, redactora de la página web El Noticiero. En este periódico independiente de actualidad nacional e internacional, me dedico a investigar y redactar las últimas novedades con la más rigurosa objetividad. Mi pasión por el periodismo me impulsa a ofrecer a nuestros lectores información veraz y completa, manteniendo siempre la ética y el compromiso con la verdad. ¡Es un honor para mí formar parte de este equipo y contribuir a mantener a nuestros lectores informados de manera imparcial y profesional!

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