Tendencia alarmante: la violencia machista no cesa con la edad, las mujeres mayores de 65 años se convierten en objetivos principales de agresiones

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Tendencia alarmante: la violencia machista no cesa con la edad, las mujeres mayores de 65 años se convierten en objetivos principales de agresiones

La violencia machista sigue siendo uno de los problemas más graves y persistentes en nuestra sociedad, y una tendencia alarmante ha llamado la atención de las autoridades y organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres. Según datos recientes, las mujeres mayores de 65 años se han convertido en los objetivos principales de agresiones, lo que supone un aumento significativo en la violencia machista en este grupo de edad. Esta situación es especialmente preocupante ya que, en teoría, la edad avanzada debería conllevar un mayor respeto y protección hacia las mujeres. Sin embargo, la realidad nos muestra que la discriminación y violencia no cesan con la edad, y es necesario tomar medidas urgentes para proteger a estas mujeres y garantizar su seguridad y bienestar.

La violencia machista no cesa con la edad: mujeres de 65 años y más se convierten en objetivos principales de agresiones

Los abuelos también son maltratadores. El 2 de agosto, en A Coruña, un hombre asfixió a su mujer de 74 años en su cama. El 20 de agosto, en Cataluña, un comisario jubilado mató en un mismo día a su pareja y a su exmujer. El pasado 6 de septiembre, en Vitoria, un octogenario intentó matar a su mujer de 76 años.

El maltrato no aminora con el tiempo. La edad aporta experiencia, pero también afianza tendencias. Ellas prefieren no contarlo. Muchas lo han normalizado. Su dolor se esconde tras décadas de costumbre que, sin embargo, no palia el dolor.

La violencia de género en la tercera edad

La violencia de género en la tercera edad

Psicológica, física, sexual o económica, la violencia de género es una lacra multiforme presente en todas las franjas de edad. El desconocimiento y la invisibilidad golpean sin piedad a nuestras mayores que, a menudo, caen en el desamparo de un injusto olvido.

Según la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer publicada por el Ministerio del Interior, las mujeres entre 16 y 64 años han sufrido a lo largo de su vida índices más altos de violencia machista. Sin embargo, al consultar los datos sobre la situación en la pareja actual, el resultado se invierte, y son las mujeres de avanzada edad las que presentan mayores prevalencias de violencia.

El porcentaje de violencia física infligida por parte de la pareja actual pasa del 4,4% en edades avanzadas frente al 2,6% en mujeres más jóvenes. Ocurre lo mismo con la violencia emocional, que pasa del 10,1% al 8,1%, y la económica del 5,2% frente al 2,5%.

La educación y la sociedad

Las que nacieron en la década de los 50 lo hicieron con el Manual de Economía Doméstica bajo el brazo, entre cuyas páginas podía leerse la mujer es un complemento, el hombre es el amo de la casa. Así eran los libros en los colegios durante el franquismo.

La Sección Femenina, perteneciente a la Falange, se encargaba de adoctrinar a las niñas a través de las Escuelas del Hogar, del Servicio Social y de asignaturas obligatorias que promovían los valores de sumisión, servicio y sacrificio, bajo el ficticio amparo de la patria y religión, en cuya última instancia residía el perdón.

Entonces ellas perdonaban. Y justificaban. Por eso a menudo lo siguen haciendo. Lo han aprendido. Y es una responsabilidad social revertir lo asimilado.

Las características de la violencia en la tercera edad

Las mayores que hoy sufren violencia de género son las mismas que para trabajar o tener una cuenta corriente tuvieron que pedir permiso al marido. Crecieron en una época en la que no existía el divorcio y las relaciones sexuales eran un deber conyugal.

Mujeres que iniciaron sus relaciones cuando no había conciencia de machismo, y que ahora se enfrentan a un vuelco de paradigma que las hace cuestionarse toda una vida. Algunas ni siquiera saben que han sido, y siguen siendo, sus víctimas.

De hecho, solo una cuarta parte de estas mujeres acude a servicios de ayuda formal, frente al 40% de mujeres de entre 16 y 64 años.

Este tipo de violencia en la tercera edad tiene sus propias características. Suele ser de larga duración. Se reitera a lo largo de las décadas y su insistencia produce desgaste, normalización y resignación. Es a menudo de baja intensidad, aquella que no se manifiesta a través de marcas externas, sino de hondas heridas internas.

Pueden no tenerse las mismas fuerzas para pegar, pero sí para denigrar, insultar y humillar. Los titulares de agresores septuagenarios impactan porque asociamos vejez con debilidad. Pero el maltrato es también verbal, aunque algunos se reservan las fuerzas para atacar.

La invisibilidad y la responsabilidad social

Sufren la invisibilidad. Para el entorno es más difícil detectar las señales de emergencia. Los hijos ya no están y se reduce la vida social. Se quedan solos, la jubilación puede dar paso a la frustración, el tiempo libre se torna aburrimiento y este encuentra en la agresividad su desahogo.

La dependencia económica las maniata. Tienen miedo a morir solas. Surgen la demencia, los problemas de salud, y las encadena la responsabilidad del cuidado del otro.

Las campañas de sensibilización suelen ir dirigidas a mujeres jóvenes. La concienciación temprana es fundamental porque los niños de hoy serán los hombres del mañana, y las niñas conscientes no se convertirán en víctimas.

El machismo es un hábito que toma forma de veneno, y la cura será más efectiva cuanto antes se administre. Pero en la tercera edad también existe. Muchas no saben cómo pedir ayuda. Cada vez hay más recursos, pero ante el desconocimiento, sensibilidad, deber y compromiso.

No son casos aislados. No dejemos solas a nuestras madres y abuelas. Son las que sufren en silencio esta lacra endémica.

Ángel Calvo

Soy Ángel, un periodista apasionado de la verdad y la objetividad en El Noticiero, un periódico independiente de actualidad nacional e internacional. Mi misión es informar a nuestros lectores con la mayor rigurosidad y transparencia, para que estén al tanto de las últimas novedades de forma imparcial. Con años de experiencia en el mundo del periodismo, me esfuerzo por investigar a fondo cada noticia y presentarla de manera clara y concisa. ¡Sígueme en nuestras plataformas para mantenerte informado de todo lo que sucede en el mundo!

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