La limpieza facial en la ducha es una práctica que ha generado mucho debate en el mundo de la belleza y el cuidado personal. Mientras que algunos defienden que es una excelente forma de ahorrar tiempo y optimizar la rutina diaria, otros argumentan que puede ser perjudicial para la piel. En este artículo, exploraremos los puntos a favor y en contra de la limpieza facial en la ducha, para que puedas tomar una decisión informada sobre si esta práctica es la mejor opción para ti. ¿Es la comodidad y la velocidad lo suficientemente importantes como para comprometer la salud de tu piel? ¿O es posible que esta práctica sea más beneficioso de lo que pensamos? Lee más para descubrir las respuestas.
¿Es segura la limpieza facial en la ducha?
La limpieza facial es el primer y más importante paso en la rutina de cuidado de la piel, ya que elimina las impurezas y libera los poros para recibir los tratamientos saludables que le aplicamos después. Sin embargo, surge la duda de si es recomendable aprovechar los minutos de la ducha matutina para limpiar nuestro rostro y llevar a cabo dos pasos en uno.
¿Lavar y limpiar en uno? La verdad sobre la limpieza facial en la ducha
Para responder a esta pregunta, hemos consultado a una experta en skincare, Anna Fuster, de Two Poles, quien nos explica que incluir la limpieza facial en la ducha tiene numerosas ventajas, sobre todo en cuanto a facilitar nuestro día a día.
¿Puedo hacer la limpieza facial en la ducha? La respuesta de una experta
Según Anna Fuster, incluir este primer paso de cualquier rutina 'skincare' dentro de la ducha tiene numerosas ventajas, sobre todo a la hora de facilitar nuestro día a día. Puesto que, teniendo en cuenta nuestro ritmo frenético de vida, la sensación de aprovechamiento del tiempo es mucho mayor, y es mejor hacerlo 'rápido' que no hacerlo.
Lavado y limpieza en uno? La ventaja de hacer la limpieza facial en la ducha
La experta sugiere aprovechar unos minutos y realizar la limpieza facial en el mismo momento en el que dejamos actuar la mascarilla capilar sobre nuestro cabello. Además, cuando realizamos la limpieza facial con limpiadores en formato espuma, gel o cremi-gel, realizarla en el lavabo puede resultar algo engorroso.
La posición vertical que mantenemos mientras nos duchamos va a favorecer la caída natural del producto y la eliminación total del mismo. Otra ventaja es que, si incorporamos el gesto facial a la ducha, tendremos menos posibilidades de olvidarlo.
Por otro lado, debemos tener cuidado con la temperatura del agua y evitar que sea demasiado elevada, ya que puede irritar y resecar la piel. También debemos tener cuidado con la presión del agua, ya que si es demasiado agresiva, aumentará el peligro de sequedad de la piel.
Es importante utilizar un limpiador específico para el rostro y adecuado para nuestro tipo de piel. La experta recomienda un limpiador suave, efectivo y respetuoso con la barrera cutánea gracias a su formulación con aceites de argán y moringa.
Además, la experta recomienda buscar la gluconolactona en nuestro limpiador para usar bajo la ducha, lo que contribuye a llevar a cabo una exfoliación muy suave de la piel del rostro.
Finalmente, la hidratación tras la rutina de limpieza facial debe ser consciente y rigurosa, una vez que tenemos nuestra piel fresca y sin poros obstruidos.
Deja una respuesta