Título revolucionario: El cisma definitivo: Las Clarisas de Belorado rompen relaciones con el Vaticano y se enfrentan a la excomunión automática

En un giro inesperado y revolucionario, la comunidad de las Clarisas de Belorado ha decidido romper relaciones con la autoridad del Vaticano, lo que conlleva una excomunión automática. Esta decisión sin precedentes ha generado un terremoto en el seno de la Iglesia Católica, y ha dejado a la opinión pública con la boca abierta. Las Clarisas de Belorado, conocidas por su espiritualidad y su compromiso con la fe, han decidido seguir su propio camino, alejándose de la autoridad papal. ¿Cuáles son las razones detrás de esta drástica decisión? ¿Qué implicaciones tendrá esta ruptura en la Iglesia Católica y en la sociedad en general? En las próximas líneas, exploraremos este escándalo religioso y sus posibles consecuencias.

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Cisma en Belorado: Clarisas rompen con el Vaticano y se enfrentan a la excomunión

Dieciséis monjas Clarisas de Belorado (Burgos) y Orduña (Vizcaya) han decidido romper con el Vaticano, alegando persecución contra su comunidad. Sin embargo, desde la Diócesis de Burgos se apunta a un problema económico e inmobiliario detrás de esta decisión.

La figura clave detrás de esta decisión es la de Pablo de Rojas Sánchez-Franco, excomulgado en 2019 por Mario Iceta, entonces obispo de Bilbao y ahora arzobispo. La situación es de gravedad extrema, según Miguel Campo, profesor de Teología y director del Máster Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos de la Universidad Pontificia Comillas.

Un delito de cisma

Un delito de cisma

Las Clarisas han incurrido en un delito de cisma, recogido en el Códice de Derecho Canónico, al romper la comunión con el romano pontífice, los obispos y el resto de la Iglesia. Esto les supone la pena de excomunión automática, lo que en la Iglesia se conoce como latae sententiae.

La Conferencia Episcopal espera que las Clarisas reconsideren su decisión de abandonar la Iglesia católica. Sin embargo, su posible expulsión de la Iglesia católica no es tan sencilla. Nunca se excomulga a un grupo de personas sin hablar con cada una de ellas específicamente, señala Campo.

La pena de excomunión

La pena de excomunión no significa que te echen de la Iglesia, sino que supone la privación de algunos bienes espirituales y jurídicos. Para un católico o cristiano, el hecho de perder la posibilidad de recibir los santos sacramentos es algo muy grave.

Las religiosas han decidido dejar la Iglesia para sumarse a la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, el grupúsculo que dirige Sánchez-Franco y que se apoya en los estatutos dados por Monseñor Escrivá de Balaguer a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y al Opus Dei, escritos antes de que fueran reconocidos por el papa Juan Pablo II, al que denominan hereje.

Un conflicto económico

Las Clarisas de Belorado y Orduña han comenzado su rebelión cuando han querido adquirir en propiedad el monasterio de Orduña, perteneciente a la Diócesis de Vitoria y con la que tenían un acuerdo de compraventa. Según las monjas, con sor Isabel al frente, al no obtener el permiso para vender el monasterio de Derio, plantearon como alternativa que un comprador ajeno a la orden abonara el millón de euros que faltaba para la compra del de Orduña, para que, cuando ellas pudieran devolverlo, el benefactor transfiriera el convento a las Clarisas.

El vicario para la Vida Consagrada de la Diócesis de Vitoria-Gasteiz, Manuel Gómez Tavira, ha apuntado a unas irregularidades en el mandato de la abadesa y ha hablado directamente de abuso de poder.

La expulsión del convento

Si las mujeres finalmente deciden marcharse de la Iglesia, también tendrán que dejar el convento por el que tanto luchan y, por ende, su estilo de vida. El inmueble pertenece a una persona jurídica, que es una entidad católica inscrita en el registro de entidades religiosas del Ministerio de la Presidencia, por lo que llegará un momento, si todo esto se confirma, en que jurídicamente no tengan ningún título para seguir viviendo en ese inmueble, desgrana Campo.

El experto en administración de bienes eclesiásticos cree que las religiosas están confundiendo conceptos. Tiene una confusión terminológica. Ellas dicen que no dejan de estar con la Iglesia católica, pero sí que dejan la conciliar. No forcemos las palabras. Están rompiendo con lo que todo el mundo entiende por Iglesia católica apostólica romana, a cuya cabeza se encuentra el Papa Francisco en Roma, asegura Campo.

Ángel Calvo

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