En un momento histórico para la astronáutica española, Pablo Álvarez, el primer astronauta español, ha vivido un día que nunca olvidará. Con una emoción contenida, Álvarez se ha probado por primera vez su traje espacial, un paso fundamental en su preparación para su próximo viaje al espacio. La imagen del astronauta vestido con su traje espacial es un momento emblemático que llena de orgullo a la comunidad científica española. La emoción es palpable en el ambiente y hoy ha sido un día increíble, según palabras del propio Álvarez. A continuación, exploraremos este hito en la carrera del astronauta español y los pasos que lo llevarán a convertirse en el primer español en viajar al espacio.
Pablo Álvarez, el astronauta español, se viste por primera vez con su traje espacial: 'Hoy ha sido un día increíble'
Pablo Álvarez Fernández ha marcado un importante hito en la historia de España: el ingeniero aeronáutico natural de León se ha convertido en una de las pocas personas de nuestro país en llegar a ser astronauta. Tras completar su duro entrenamiento para viajar al espacio en el Centro Europeo de Astronautas en Colonia (Alemania) y graduarse en la Agencia Espacial Europea (ESA), Álvarez será el tercer astronauta español que saldrá de la Tierra tras Michael López-Alegría (NASA) y Pedro Duque (ESA).
Su selección, junto con la de la biotecnóloga Sara García como reserva, como parte de la promoción de astronautas de 2022 de la Agencia Espacial Europea entre 22.500 solicitantes fue de gran importancia y se nota el peso de semejante responsabilidad sobre sus hombros, pero le suelen acompañar una sonrisa y unos ojos llenos de emoción.
Desde el pasado mes de abril, momento en que se graduó, ha estado completando su siguiente fase de formación: un entrenamiento específico adaptado al programa de la Estación Espacial Internacional, a donde viajará en una misión todavía por concreta entre 2026 y 2030.
La experiencia de probar el traje espacial
Esta semana, Álvarez se ha probado por primera vez su traje de astronauta: “Hoy ha sido un día increíble”, afirmaba. “Ponerme el traje de Unidad de Movilidad Extravehicular (EMU) por primera vez fue una experiencia surrealista. La presión del traje, la dificultad para moverse, y sobre todo la emoción de saber que este es el mismo traje que me permitirá salir al espacio… ¡simplemente indescriptible!”, escribía en redes sociales Álvarez, acompañando la publicación con unas fotos en las que se ve de nuevo su característica y habitual sonrisa.
El astronauta español compartía con sus seguidores varios datos curiosos sobre los trajes espaciales: hay muy pocos, solo 18, y tienen más de 40 años. Se hace un mantenimiento exhaustivo y se va revisando pieza a pieza, explica. Además, una vez que se envía uno al espacio “puede estar allí 6 años”. Cuando regresa a la Tierra se le aplica el mantenimiento necesario. En la actualidad hay alrededor de una docena activos.
Cada traje tiene siete capas distintas de protección “y son básicamente una nave espacial con forma humana”. En total pesa alrededor de 145 kilos, lo que implica que “no es fácil caminar con él en la Tierra”.
Debajo del traje principal que se ve a simple vista llevan otro traje “con decenas de metros de tubos” que circulan agua para mantener una temperatura adecuada, la cual se puede regular. Su uso principal es para los paseos espaciales, que pueden durar hasta 8 horas. “Y sí, llevamos un pañal para poder estar dentro tanto tiempo. ¡A veces no todo es glamuroso en estas misiones!”, comentaba Álvarez con humor.
En la Tierra, estos trajes se usan para entrenar en el ‘Neutral Buoyancy Laboratory’ de Houston, una instalación de entrenamiento de astronautas con una piscina de flotabilidad neutral “gigantesca” que contiene una réplica de la ISS. Álvarez informa de que en las próximas semanas tendrá allí su primer entrenamiento.
No es cómodo ni fácil de poner. El astronauta reconoce que la comodidad no es una de las ventajas de este traje, pero asegura que es “funcional” y que “no cambiaría la sensación de estar dentro por nada”.
Y no, no es cómodo pero es funcional y no cambiaría la sensación de estar dentro por nada. Eso sí, ponérselo no es nada fácil como podéis ver en el vídeo.
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