En un caso que ha generado gran controversia en el mundo católico, trece monjas de Burgos se enfrentan a la Santa Sede después de negarse a vender un convento histórico que ha sido parte integral de la comunidad religiosa durante siglos. El conflicto surge luego de que la Diócesis de Burgos ordenó la venta del convento, alegando que ya no es sostenible debido a la falta de vocaciones y la avanzada edad de las monjas. Sin embargo, las religiosas se oponen firmemente a esta decisión, argumentando que el convento es un patrimonio histórico y cultural que debe ser preservado. El enfrentamiento entre las monjas y la Santa Sede ha generado un debate sobre la importancia de la preservación del patrimonio religioso y la autonomía de las comunidades religiosas.
Trece monjas españolas se enfrentan a la Santa Sede por vender convento histórico
La comunidad religiosa de Clarisas de Belorado (Burgos) y Orduña (Vizcaya) ha decidido abandonar la Iglesia Católica para pasar a estar bajo la tutela y jurisdicción de Pablo de Rojas Sánchez-Franco y su llamada Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, que no están en comunión con Roma y cuyo fundador fue excomulgado en 2019.
El abandono se produce después de la persecución que, según denuncian, han sufrido por parte de la comunidad eclesiástica tras la decisión de Roma de bloquear su solicitud para poder vender un convento que tienen en propiedad.
El veto inmobiliario
La comunidad ejemplifica en un comunicado la decisión de Roma de bloquear su solicitud para poder vender un convento que tienen en propiedad y que está vacío en Derio, en Vizcaya, para poder así hacer frente a la compra del monasterio de Orduña, perteneciente a la Diócesis de Vitoria y con la que tenían un acuerdo de compraventa.
Al no obtener el permiso para vender el monasterio de Derio, plantearon como alternativa que un comprador ajeno a la orden abonara el millón de euros que queda pendiente para la compra del monasterio de Orduña, para que, cuando ellas pudieran devolver ese dinero, el benefactor transfiriera el convento a las Clarisas.
La controversia sobre el convento
Desde la comunidad de Belorado se pidió entonces una indemnización de 1,6 millones de euros por supuestas obras realizadas, una reclamación que está actualmente en los tribunales.
En el comunicado, las clarisas de Belorado sostienen que las propiedades deben ser muy golosas para algunos, porque son el telón de fondo de artimañas que aseguran que han sufrido en los últimos años, que califican de 'modus operandi' para desmontar comunidades de línea tradicional y quedarse con sus inmuebles para venderlos.
La reacción de la Iglesia
Por su parte, monseñor Iceta ha pedido a los fieles que se abstengan de participar en ningún acto litúrgico en los monasterios de Santa Clara de Belorado y Orduña y ha advertido de que si las religiosas confirman su decisión de abandonar la disciplina de la Iglesia podrían ser acusadas de un delito de cisma que podría ser sancionado con la excomunión.
El Arzobispado de Burgos y el Obispado de Vitoria han emitido un comunicado conjunto en el que muestran su sorpresa por el anuncio de esta comunidad religiosa y recuerdan que nunca han manifestado ninguna inquietud.
Además, añaden que no han recibido ninguna comunicación oficial sobre la decisión de las religiosas y sobre su comunicado rechazan sus acusaciones.
Deja una respuesta