En la actualidad, la moda de las pulseras 'cashless' se ha convertido en una tendencia popular entre los consumidores, ya que ofrecen la comodidad de realizar pagos sin necesidad de llevar efectivo. Sin embargo, detrás de esta aparente conveniencia, se esconde un peligroso riesgo financiero. Estas pulseras, que permiten a los usuarios realizar compras con solo un movimiento de la muñeca, pueden descontrolar tus niveles de gasto, llevando a una mala gestión financiera. En este sentido, es fundamental ser conscientes de los riesgos ocultos detrás de esta moda y tomar medidas para mantener la disciplina financiera.
La moda cashless: ¿una trampa para tu bolsillo?
La pulsera cashless se ha convertido en una herramienta indispensable en eventos y festivales de música de toda España. Esta tecnología permite a los asistentes pagar sus consumiciones sin necesidad de sacar la cartera del bolsillo, simplemente con un leve movimiento del brazo. Sin embargo, detrás de esta comodidad se esconde una trampa que puede perjudicar al consumidor.
¿Cómo funcionan las pulseras cashless?
Las pulseras cashless son una especie de hucha donde se acumula el dinero que se ha ingresado previamente. Cuando se realiza un pago, el dinero se descuenta automáticamente de la pulsera. Sin embargo, esta comodidad tiene un precio. Las organizaciones de consumidores y usuarios, como FACUA-Consumidores en Acción, han denunciado que los festivales imponen este método de pago como único medio de pago, lo que perjudica al bolsillo de los asistentes.
Comisiones y plazos de reembolso
El uso de la pulsera cashless implica el cobro de una comisión para recuperar el dinero ingresado pero no gastado. Además, los plazos de reembolso son cortos, lo que puede llevar a que muchos asistentes pierdan su dinero. FACUA considera que este plazo es excesivamente breve y va en perjuicio del consumidor. La organización asegura que el plazo fijado por ley es de cinco años.
El efecto cashless y el aumento del gasto
El uso de las pulseras cashless no solo implica comisiones y plazos de reembolso breves, sino que también puede incrementar el gasto de los asistentes. Según un informe de IDASFEST, el uso de las pulseras cashless puede aumentar el gasto en un 20%. Esto se debe a que, cuando no hay dinero efectivo, la percepción del gasto es diferente y se produce lo que se denomina efecto cashless.
La psicología detrás del gasto
La ausencia de dolor que se experimenta cuando se utiliza dinero de plástico y que, por el contrario, es muy evidente cuando se utiliza dinero en efectivo, tiene una influencia en los niveles de gasto, ha señalado el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada. Javier Rupérez, presidente de Denaria, asociación en defensa del uso del dinero en efectivo, aseguró que cuando un ciudadano usa el efectivo se controlan mucho más los gastos que cuando lo hace a través de sistemas digitales o de tarjeta.
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