Charles Michel, el líder tranquilo que a veces pierde el control de los líderes

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Charles Michel, el líder tranquilo que a veces pierde el control de los líderes

En un mundo donde la política a menudo se caracteriza por la controversia y la confrontación, Charles Michel se ha ganado la reputación de ser un líder tranquilo y mesurado. Sin embargo, detrás de esta fachada de calma aparente, se esconde un líder capaz de perder el control en momentos clave. Esta paradoja ha llevado a muchos a cuestionarse cómo un líder conocido por su compostura puede ser capaz de perder la cabeza en momentos críticos. En este artículo, exploraremos la personalidad y el estilo de liderazgo de Charles Michel, y analizaremos los momentos en que su tranquilidad se convirtió en furia contenida.

El líder tranquilo que a veces pierde el control

Existen líderes verticales y líderes horizontales; los primeros son los que toman las decisiones directivamente, mientras que los segundos capitanean un barco en el que tienen que escuchar distintas sensibilidades para que llegue a buen puerto. Ese es el papel del presidente del Consejo Europeo, un cargo que ha ocupado el belga Charles Michel durante los últimos cinco años, con alguna luz, alguna sombra y bastante indiferencia en general.

El que fuera primer ministro de Bélgica entre 2014 y 2019 ha sido el árbitro entre los líderes de los Estados miembros en el momento más decisivo de la UE en la historia moderna, y ha 'dirigido' el panorama en muchas ocasiones de una manera bastante plana.

Charles Michel: el árbitro entre líderes en momentos decisivos

Charles Michel: el árbitro entre líderes en momentos decisivos

Tras las elecciones europeas (del 6 al 9 de junio) Michel dará el relevo y podrá mirar atrás y ver que llegó al cargo como cuota liberal en los altos cargos de la UE. La legislatura no parecía que iba a ser tan, tan movida y al final todo se activó rápido, desde la pandemia pasando por la invasión rusa de Ucrania hasta la guerra en Gaza.

Las 27 piezas en manos de un dirigente al que muchos han acusado de tener poco carisma, pero con experiencia suficiente después de haber dirigido un país políticamente caótico como Bélgica. Ese era su gran pro, y los contras han ido apareciendo a lo largo de estos años: Michel ha sido a veces tan cauto que esa paciencia ha llevado a que no fuera capaz de conducir bien los debates.

El Sofagate y la relación con Ursula von der Leyen

Una de sus mayores sombras se dio con el llamado Sofagate. Ahí se produjo su primer roce importante con Ursula von der Leyen, cuando ella quedó apartada de la foto oficial en un viaje junto a Michel a Turquía: en la sala de Ankara en la que se reunieron ambos con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había dos sillas en primera línea y otra más apartada. Michel y Erdogan ocuparon los puestos centrales y al belga se le afeó no darle espacio a la presidenta de la Comisión Europea.

Entonces Von der Leyen defendió no solo su labor, sino la de todas las mujeres en posiciones parecidas a la suya. Sumó entonces muchos puntos, los mismos que se le restaron a un Michel que incluso tuvo que dar explicaciones ante el Parlamento Europeo por su comportamiento.

La capacidad de liderazgo y la relación con los líderes de los Estados miembros

Si algo se le ha podido criticar también al dirigente belga ha sido su parsimonia cuando las grandes cumbres del Consejo Europeo se eternizaban por el bloqueo de algunos socios, sobre todo Hungría o Polonia en un primer momento, hablando de los fondos de recuperación, o la propia Budapest cuando se trataba el tema de la ayuda a Ucrania.

En la jerga bruselense se mantiene que el cargo tiene que llevar consigo un poder desatascador cuando las cosas se complican; Michel no ha sido capaz de que todo fluyera bien, conscientes todos eso sí de la complejidad de la tarea.

El legado de Charles Michel

La aprobación del respaldo a Kiev, situaciones como la candidatura de Ucrania a entrar en la UE o los debates sobre las sanciones han sido la gran china en el zapato de Michel, sobre todo en los últimos dos años. Pero vio una pequeña luz en una de las últimas cumbres: los 500.000 millones de euros para Zelenski aprobados en último término se desatascaron porque Viktor Orbán no votó.

Fue un pacto importante, pero además sirvió para abrir una vía de cara al futuro; no se puede abusar de ella pero es una posibilidad precisamente para evitar eternos bloqueos.

Michel no seguirá en su puesto, pero completa el póker importante de ser ministro, primer ministro y presidente del Consejo Europeo. No pasará a la historia como uno de los grandes perfiles en el cargo, pero salva el mandato con aprobado. Nunca es sencillo poner de acuerdo a los 27 líderes, con 27 intereses diferentes y 27 egos distintos que tienden a chocar. Eso es también la UE.

Daniel Martín

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