En un pronunciamiento contundente, el expresidente del Gobierno español, José María Aznar, ha denunciado el uso del término 'lawfare' como una herramienta de ataque y agresión contra los jueces y el sistema judicial. Aznar ha manifestado su preocupación por la creciente presión que se ejerce sobre los magistrados, que, según él, se busca someterlos a un proceso de linchamiento. El expresidente ha alertado sobre la gravedad de esta situación, que puede tener consecuencias graves para la independencia del poder judicial y el Estado de derecho. Aznar ha llamado a la reflexión y a la defensa de la institución judicial, que se encuentra bajo ataque desde diferentes flancos.
- Aznar denuncia el uso político del término 'lawfare' como una herramienta de ataque a jueces y la democracia
- La distorsión del término 'lawfare'
- La politización de la justicia, un riesgo para la democracia
- La importancia de la independencia de los jueces
- La mentira como arma política
- La crisis de confianza de la democracia
Aznar denuncia el uso político del término 'lawfare' como una herramienta de ataque a jueces y la democracia
El expresidente del Gobierno español, José María Aznar, denunció este lunes que los movimientos populistas de Latinoamérica y España han adoptado el término lawfare (uso de la justicia con fines políticos) para combatir al enemigo político, es decir, la derecha neoliberal.
Quien habla de lawfare quiere privar a los jueces de su función constitucional como garantes del ordenamiento jurídico para entregarlos a una suerte de linchamiento como una fuerza reaccionaria y como enemigos de la verdadera democracia, denunció Aznar en un foro virtual organizado por la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA).
La distorsión del término 'lawfare'
Aznar acusó al populismo de extrema izquierda como responsable de la distorsión de este término, acuñado originalmente para contextos bélicos, con la intención de extenderlo a todo recurso a la vía judicial emprendido por actores identificados como enemigos, esto es, la derecha liberal y la actuación de la justicia.
Para quien usa ese lenguaje, prosiguió el exgobernante conservador, la democratización sería un proceso en que una mayoría coyuntural se proyecta sobre todas las instituciones que garantizan el ejercicio limitado del poder, singularmente jueces y consejos judiciales.
La politización de la justicia, un riesgo para la democracia
Aznar participó en el IV Seminario Virtual sobre Gobernanza Digital y Crecimiento en Libertad, en el que académicos y expertos profundizan en la importancia de fortalecer el Estado de Derecho para proteger la democracia.
A juicio de Aznar, sin embargo, la politización de la justicia es en nuestras sociedades un riesgo mucho más apremiante que la judicialización de la política.
La importancia de la independencia de los jueces
En ese contexto de protección de la separación e independencia de poderes, el ideal de todos los defensores de la libertad es construir gobiernos sometidos a la ley, gobiernos constitucionales y jueces independientes, dijo el expresidente del Gobierno y exlíder del Partido Popular en el foro de tres días que comenzó hoy.
La mentira como arma política
En cuanto al uso de la mentira como arma política, Aznar recordó que tan importante como la independencia de los jueces y el sometimiento del poder al derecho es la existencia de una opinión pública conformada sin recurrir a la mentira deliberada.
Aseguró que, de todos los regímenes políticos, el democrático es el que más sufre cuando se abusa de la mentira por ser un régimen sustentado en el debate público y en la necesidad de una opinión informada.
La crisis de confianza de la democracia
Defendió la importancia de un régimen de opinión (no exento de error y capaz de escoger entre opciones distintas) donde cada uno diga lo que piensa. Si no es así, cualquier diálogo es imposible por principio.
También reconoció que la democracia atraviesa una crisis de confianza por la reputación de mentira que mancha la vida pública y cargó contra el discurso populista para el que el otro, el adversario, no representa a alguien equivocado, representa a alguien malvado.
Como consecuencia, la posibilidad de debate queda cancelada. Con el mal no se debate, al malvado se le combate; y por eso creen tener derecho al uso de la mentira como arma política para su destrucción.
A la postre, significa la destrucción de uno de los fundamentos de la democracia: el debate público conducido con honestidad, capaz de informar una opinión pública responsable.
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