Brasil, en situación de emergencia por nuevas tormentas eléctricas, mientras aún se esfuerza por recuperarse de las últimas inundaciones devastadoras
El gobierno brasileño ha declarado el estado de emergencia en varias regiones del país debido a la llegada de nuevas tormentas eléctricas que amenazan con empeorar la ya crítica situación después de las inundaciones devastadoras que azotaron al país en las últimas semanas. A pesar de que los esfuerzos de recuperación y reconstrucción están en curso, la llegada de estas nuevas tormentas eléctricas ha generado un clima de alerta entre las autoridades y la población. La situación es particularmente crítica en las regiones más afectadas por las inundaciones, donde la infraestructura y los servicios básicos aún no se han recuperado completamente.
Tormentas eléctricas amenazan Brasil en plena lucha por recuperarse de inundaciones devastadoras
El Instituto Nacional de Meteorología de Brasil ha emitido una alerta por tempestades, granizo y fuertes vientos para este jueves y viernes en el sur del país, en una zona que ya ha sido afectada por inundaciones devastadoras que han dejado 164 muertos y 2,3 millones de damnificados.
Según el organismo, las mayores precipitaciones se esperan entre la noche del jueves y la mañana del viernes en Rio Grande do Sul, el estado más afectado por las inundaciones. Para ese período, están previstas lluvias de entre 30 y 60 milímetros por hora, y de entre 50 y 100 milímetros por día, así como vientos de entre 60 y 100 kilómetros por hora.
El riesgo de corte del suministro de energía eléctrica, daños en plantaciones, caída de árboles y inundaciones es alto, según la alerta. El organismo ha recomendado, por tanto, que la población adopte medidas preventivas y ha reforzado la petición hecha por las autoridades para que los desplazados no regresen a las viviendas que siguen inundadas.
Regiones amenazadas
Las regiones más amenazadas son precisamente la sierra y el noroeste del estado, zonas que alimentan las cuencas fluviales que desembocan en el Guaíba. Este es el río que baña Porto Alegre, la capital regional, que sigue parcialmente inundada a pesar del lento descenso del nivel de las aguas.
La cota de este arroyo ha descendido este jueves hasta 3,93 metros, casi un metro por encima de la cota de inundación, tras haber alcanzado un récord de 5,35 metros a inicios de mayo.
La situación es crítica, ya que las lluvias y las inundaciones han dejado 164 muertos y 806 heridos en las últimas tres semanas, mientras que 72 personas continúan desaparecidas. De los 2,3 millones de personas afectadas por el desastre climático, que corresponden a casi el 20% de la población de Rio Grande do Sul, 65.762 están alojadas en refugios improvisados en escuelas, gimnasios e iglesias y otras 581.643, en casas de familiares o amigos.
A pesar de que las aguas comenzaron a bajar en los últimos días, aún hay unos 174.000 residencias y establecimientos sin servicio de electricidad; 71 bloqueos totales o parciales en 40 carreteras y 493 escuelas cerradas.
La alcaldía de Porto Alegre ha aprovechado la bajada de las aguas del Guaíba para promover una campaña de limpieza de las calles que estaban inundadas y de retirada de barro acumulado que involucra a 800 barrenderos, 168 camiones y 30 palas mecánicas.
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