- Cuestión de estilo o necesidad? La industria fósil intenta frenar la transición energética con la excusa de los costos, pero ¿qué dicen los consumidores?
- La industria fósil intenta frenar la transición energética con excusas sobre costos
- Escepticismo sobre tecnologías renovables
- Igual trato para energías fósiles y renovables
- Más caro y más arriesgado
Cuestión de estilo o necesidad? La industria fósil intenta frenar la transición energética con la excusa de los costos, pero ¿qué dicen los consumidores?
En el marco de la lucha contra el cambio climático, la transición energética se ha convertido en un tema de gran relevancia. Sin embargo, la industria fósil se resiste a abandonar sus prácticas contaminantes y afirma que la transición sería demasiado costosa. ¿Es esta una cuestión de estilo, es decir, una elección entre seguir con los combustibles fósiles o apostar por las energías renovables, o es una necesidad imperiosa para salvaguardar el planeta? En este sentido, es fundamental escuchar la voz de los consumidores, que cada vez están más concienciados sobre la importancia de proteger el medio ambiente. ¿Qué dicen ellos sobre los costos y la viabilidad de la transición energética? ¿Están dispuestos a pagar un poco más por una energía más limpia y sostenible?
La industria fósil intenta frenar la transición energética con excusas sobre costos
Desde los años 60, la industria de los combustibles fósiles ha lanzado mensajes engañosos para proteger sus intereses y frenar la transición energética hacia fuentes más sostenibles. Según un estudio internacional, tres tipos de mensajes se han repetido una y otra vez para sembrar dudas sobre las energías renovables y los coches eléctricos.
Escepticismo sobre tecnologías renovables
La primera categoría de mensajes es el escepticismo sobre la viabilidad de las energías renovables. La industria de los combustibles fósiles ha argumentado que no hay alternativas energéticas viables y que la industria de los combustibles fósiles no tiene una alternativa energética. Por ejemplo, en 1967, la American Petroleum Institute (API) pronosticó erróneamente que los coches eléctricos no supondrían una ventaja significativa en cuanto a la contaminación del aire.
La realidad es que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) asegura que la transición de combustibles fósiles a renovables contribuye significativamente a fines más sostenibles y que hay alternativas plenamente viables.
Igual trato para energías fósiles y renovables
La segunda categoría de mensajes es la neutralidad política, en contra de la intervención estatal para favorecer unas tecnologías -renovables- frente a otras y a favor de la elección del consumidor y de que la solución la proporcione el mercado. La industria de los combustibles fósiles ha argumentado que no debe haber una intervención estatal para favorecer las energías renovables.
El IPCC defiende políticas de tecnologías específicas para conseguir un mayor uso de las menos intensivas de carbono y en energía en transporte, algo que diferencia el coche eléctrico del motor de combustión.
Más caro y más arriesgado
La tercera categoría de argumentos enlaza con la asequibilidad y la seguridad energética, presentando las alternativas al petróleo o al gas como opciones más caras y que pueden suponer un riesgo para el suministro y pérdida de empleos.
El IPCC afirma que las energías renovables ya pueden competir sin apoyo financiero y a menudo son más baratas que los combustibles fósiles en algunas regiones y que son una medida crucial para impulsar el acceso a la energía y que los vehículos eléctricos pueden impulsar la estabilidad de las redes eléctricas.
El estudio de InfluenceMap concluye que la campaña de la industria de los combustibles fósiles ha tenido un significativo impacto negativo en la capacidad de los gobiernos para afrontar la crisis climática por todo el mundo.
Es hora de dejar atrás las excusas y de impulsar la transición energética hacia fuentes más sostenibles y renovables.
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