Descubre la Huella de Tartessos: Un Estudio Revela la Existencia de un Paisaje Similar al Descrito en un Poema del Siglo IV a las orillas del Parque N

En un hallazgo que revoluciona la comprensión de la historia antigua, un equipo de investigadores ha descubierto la huella de Tartessos, una civilización misteriosa que floreció en la península ibérica hace más de 2.500 años. Un estudio exhaustivo ha revelado la existencia de un paisaje similar al descrito en un poema del síglo IV, en las orillas del Parque Natural de Doñana, un enclave natural protegido en el sur de España. Esta sorprendente coincidencia entre la literatura y la realidad ha generado gran expectación en la comunidad científica, ya que puede arrojar luz sobre la vida y costumbres de los tartesios, un pueblo que ha fascinado a los historiadores y arqueólogos durante siglos.

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Descubre la Huella de Tartessos: Un Estudio Revela el Paisaje de la Antigüedad

Un estudio paleoambiental y paleogeográfico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Espacio Natural de Doñana ha revelado un antiguo paisaje que corresponde con el que se describía en varios textos relacionados con Tartessos de la Antigüedad clásica, una civilización que habitó el sur de la Península hace más de 2500 años.

El Poema de Avieno: Una Guía para Descubrir la Ciudad Perdida de Tartessos

El Poema de Avieno: Una Guía para Descubrir la Ciudad Perdida de Tartessos

El poema del siglo IV Ora maritima, del autor latino Rufo Festo Avieno, se sirvió de obras anteriores y de procedencia variada para componerlo; no solo latina sino también griega e, incluso, cartaginesa. El poema, publicado por primera vez en el año 1488, fue recurrente de análisis filológico entre los siglos XVI y XX, aunque fue en el siglo XVIII cuando el danés Schöning mostró que entre los textos de Avieno se hallaba un probable derrotero de un navegante o mercader griego desconocido del siglo VI a. C., cuando Tartessos existía.

La Huella de Tartessos: Un Estudio Paleogeográfico Revela el Paisaje de la Antigüedad

Según el estudio, la ciudad de Tartessos se hallaba en una isla llamada Cartare, ubicada entre los dos brazos de un río, llamado también Tartessos. El río nacía de un lago cuyo nombre era Lago Ligustino y su desembocadura era múltiple: del brazo oriental surgían tres rías que penetraban en el interior del país por el este y, en el sur de la isla, cerca ya de la desembocadura, el mismo brazo oriental confluía con el occidental a través de una doble bifurcación de su curso.

Tartessos: El Paisaje de la Antigüedad Descubierto en el Parque Natural de Doñana

Los recientes estudios geológicos y de reconstrucción del medioambiente natural en el suroeste de la Península permiten explicar la discordancia entre el paisaje descrito en el poema de Avieno y el paisaje actual. Uno de ellos reveló que en el año 1.150 a.C. hubo un episodio marino de oleaje extremo en el Golfo de Cádiz, probablemente un tsunami, que llegó a inundar buena parte de las marismas del Espacio Natural de Doñana.

El Legado de Tartessos: Un Estudio Revela el Paisaje de la Civilización que Duró Años

El estudio de todas estas formaciones, así como la determinación de su antigüedad, permiten reconstruir cada uno de los paisajes que ha conocido el hoy Espacio Natural y su entorno desde el Holoceno Medio, hace unos 5.500 años, hasta el presente. Para la primera mitad del I milenio a. C., correspondiente al período de Tartessos, el estudio ha permitido estimar la extensión y superficie de la laguna costera, así como las dimensiones de sus vías de comunicación con el océano.

La reconstrucción del paisaje de Tartessos ha permitido concluir que el río Guadiamar desembocaba en la laguna por medio del caño Travieso, casi en el meridiano de la localidad de Aznalcázar, hoy capturado por el Brazo de La Torre, en el Espacio Natural. Además, se ha podido saber que el brazo perdido del Guadalquivir, de los dos que tuvo en época romana (cuando este río era llamado Baetis), estaba al este del actual y no al oeste del mismo, como erróneamente pensaron el alemán Adolf Schulten y el anglo-francés George E. Bonsor en la década de 1920.

El estudio da entonces la razón a quienes desde el siglo XVI habían propuesto que era por el este y no por el oeste por donde había que buscar el cauce perdido del Guadalquivir, otro de los grandes enigmas de la geografía antigua de la Baja Andalucía.

El poema de Avieno, históricamente puesto en duda, ha sido objeto de estudio y análisis durante siglos. Sin embargo, el desarrollo de la arqueología en el sur de la Península desde los años 50 ha permitido deslindar en el poema varios estratos narrativos sobre los que se desarrollaba la contribución personal del poeta latino.

El estudio ha sido posible gracias a la colaboración de investigadores del Instituto de Historia (IH-CSIC), del Departamento de Ciencias de La Tierra y Centro de Investigación Científico-Tecnológica (CCTH) de la Universidad de Huelva, del Instituto de Lengua, Literatura y Antropología (ILLA-CSIC) y del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-CSIC), entre otros.

Patricia Martínez

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