- El aislamiento, los cambios bruscos de peso o la irritabilidad pueden ser indicadores de que el adolescente está pasando por un momento difícil
- El aislamiento, los cambios bruscos de peso o la irritabilidad pueden ser indicadores de que el adolescente está pasando por un momento difícil
- Señales de alarma: aislamiento, cambios de peso y irritabilidad
- La importancia de la escucha
- Qué hacer si se detectan señales de alarma
- La necesidad de un plan nacional contra el suicidio
El aislamiento, los cambios bruscos de peso o la irritabilidad pueden ser indicadores de que el adolescente está pasando por un momento difícil
La adolescencia es una etapa de gran cambio y transición, en la que los jóvenes enfrentan nuevos desafíos y experimentan una gran variedad de emociones. Sin embargo, a veces es difícil distinguir entre una simple fase de ajuste y un verdadero problema de salud mental. Es importante que los padres, educadores y cuidadores estén atentos a los signos de alerta que pueden indicar que el adolescente está pasando por un momento difícil. El aislamiento, los cambios bruscos de peso o la irritabilidad pueden ser indicadores de que el adolescente necesita apoyo y atención para superar los desafíos que enfrenta.
El aislamiento, los cambios bruscos de peso o la irritabilidad pueden ser indicadores de que el adolescente está pasando por un momento difícil
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2023 hubo un descenso en el número de suicidios en España, lo que supone un 6,5% menos que el año anterior. Sin embargo, el suicidio sigue siendo la primera causa de muerte absoluta entre los jóvenes.
Señales de alarma: aislamiento, cambios de peso y irritabilidad
La doctora Ana Isabel Sanz, psiquiatra y psicoterapeuta especializada en trastornos afectivos, ansiedad, infancia y adolescencia, destaca que el malestar emocional en la adolescencia no es una novedad, pero la experiencia de la pandemia ha agravado sensiblemente la frecuencia y la gravedad de los síntomas de diversas alteraciones psíquicas.
Entre los síntomas que pueden indicar que un adolescente está pasando por un momento difícil se encuentran el aislamiento, la pérdida de interés por sus aficiones habituales, los cambios en los patrones alimentarios o de sueño, los cambios bruscos de peso, el descuido personal, la modificación significativa de los hábitos de conducta, la irritabilidad excesiva y las explosiones de ira frecuentes o desmedidas.
La importancia de la escucha
La doctora Sanz destaca que la base de su trabajo es la escucha, incluso de los silencios. Escuchar desde el respeto es un buen punto de inicio. Los adultos a veces tienden a responder demasiado rápido, a recurrir a fórmulas válidas de su perspectiva, a cerrar con ello el canal de la escucha antes de abrirlo del todo.
La auténtica escucha dirigida a entender en profundidad la vivencia del que habla exige tiempo, paciencia y neutralidad, ausencia de corsés previos. Quizá el adolescente, más que desconfianza, tiene dificultad para empezar a poner palabras a lo que le bulle por dentro.
Qué hacer si se detectan señales de alarma
Si se detectan señales de alarma, los adultos deberían interesarse directamente por cómo se encuentra el menor, hablando con él o ella con tiempo, calma y sin actitud impositiva. También es importante hablar con el círculo cercano al adolescente y recurrir a especialistas en la salud emocional.
La doctora Sanz destaca que hablar es indagar, ahondar en las vivencias, no poner tiritas que acallen los indicios del malestar. El sufrimiento no es la raíz del problema, sino la señal que indica que algo no está funcionando como debería.
La necesidad de un plan nacional contra el suicidio
El Ministerio de Sanidad ha anunciado la creación de un Observatorio de la Conducta Suicida, pero la doctora Sanz considera que es necesario un plan nacional contra el suicidio que abarque la asistencia al amplio espectro de conductas vinculadas al suicidio.
Mientras se diseña y se pone en práctica un proyecto tan complejo y largo, es necesario ser conscientes de la saturación de los recursos existentes y de las insuficientes respuestas que a veces dan estos a las personas que demandan ayuda en situaciones de riesgo.
Es necesario cuestionar el funcionamiento de las infraestructuras existentes y pedirles más implicación, mejor escucha, cambio de actitudes ante la verbalización de un deseo autolítico y registrar con exactitud lo que son actos suicidas consumados o no.
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