La industria vinícola se enfrenta a un desafío sin precedentes, ya que recientes estadísticas revelan que el consumo de vino ha descendido a su nivel más bajo en casi 30 años a nivel mundial. Este dato alarmante pone de manifiesto un cambio de tendencia significativo en los hábitos de consumo de la población global, con una disminución constante en la demanda de esta emblemática bebida. Factores como la competencia de otras bebidas alcohólicas, la preferencia por opciones más saludables y la variabilidad en los patrones de consumo han contribuido a esta caída histórica. Es fundamental que la industria vitivinícola adopte estrategias innovadoras y adapte sus prácticas comerciales para hacer frente a este panorama desafiante y revertir la tendencia a la baja en el consumo de vino.
Consumo de vino a nivel mundial alcanza su nivel más bajo en décadas, Producción de vino cae un % debido a condiciones climáticas extremas
El consumo mundial de vino disminuyó el año pasado hasta alcanzar su nivel más bajo desde 1996, con una producción que cayó un 10% debido a la peor cosecha de uva en 62 años, según revela un nuevo informe de la Organización de la Viña y el Vino (OIV), de la que España forma parte.
Expertos de la OIV, responsables de supervisar el comercio de vino, atribuyen esta caída a los cambios climáticos extremos que han afectado a las condiciones de producción. Las condiciones ambientales extremas, como sequías, incendios y otros fenómenos climáticos, fueron los principales impulsores de esta tendencia y representan una amenaza significativa para la industria vinícola.
Australia e Italia, dos de los principales productores de vino, sufrieron las mayores caídas en la productividad, con disminuciones del 26% y 23%, respectivamente. Esta situación se vio reflejada en una disminución del 3% en el consumo de vino por parte de los consumidores en 2023, según la OIV, con sede en Dijon, Francia.
El director de la organización, John Barker, resaltó que fenómenos como la sequía, el calor extremo, los incendios, las fuertes lluvias y las enfermedades fúngicas están impactando severamente en las regiones productoras de vino tanto en el hemisferio norte como en el sur. Afirmó que si bien el cambio climático no es el único responsable de esta drástica caída, representa el desafío más importante al que se enfrenta el sector vinícola.
Francia logró resistir la tendencia a la baja en la producción, con un aumento del 4%, convirtiéndose en el mayor productor de vino del mundo. En contraste, España perdió más de una quinta parte de su producción y Chile y Sudáfrica también experimentaron disminuciones superiores al 10% en sus cosechas.
A pesar de estos datos, el consumo de vino alcanzó su nivel más bajo desde 1996 el año pasado, confirmando una tendencia a la baja en los últimos cinco años. Esto se debe en parte a los incrementos de precios causados por la inflación y a una marcada reducción en el consumo de vino en China, que disminuyó en una cuarta parte debido a su desaceleración económica.
Los portugueses, franceses e italianos siguen siendo los mayores consumidores de vino per cápita en el mundo, destacando la importancia cultural de esta bebida en estas regiones.
Barker señaló que la disminución en el consumo se ve influenciada por cambios demográficos y de estilo de vida, pero dada la complejidad de las influencias sobre la demanda global en la actualidad, resulta difícil prever si esta tendencia continuará.
Lo que está claro es que la inflación es el factor dominante que afecta la demanda en 2023, afirmó Barker, destacando la importancia de este fenómeno económico en el consumo de vino a nivel mundial.
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