La escritora y ensayista española Inma Aljaro se sumerge en el fascinante tema del aburrimiento en su última obra, donde explora la esencia de este sentimiento tan común en la vida moderna. Tomando como punto de partida la obra de Marcel Proust, Aljaro nos lleva en un viaje a través de la literatura y la filosofía, analizando cómo autores como Roberto Bolaños y David Foster Wallace han abordado este tema en sus obras. A lo largo del camino, la autora nos muestra cómo el aburrimiento puede ser una puerta de entrada a la reflexión, la creatividad y, finalmente, la transformación personal.
La estética del aburrimiento: un análisis sobre la narrativa y la sociedad
La experta en literatura Inma Aljaro reflexiona sobre el aburrimiento como una herramienta artística en su ensayo Tedio y narración: sobre la estética del aburrimiento en la narrativa.
En 2018, el escritor Kiko Amat dedicó más de 2.000 palabras a razonar por qué Ulises de James Joyce era una novela aburrida, un galimatías sin sentido idealizado por y para pedantes. Sin embargo, el aburrimiento puede ser un recurso artístico, como lo demuestra la narrativa de autores como Joyce, Marcel Proust y David Foster Wallace.
El aburrimiento como una herramienta para reflexionar
Inma Aljaro sitúa la estética del aburrimiento como parte de los movimientos artísticos y culturales de finales del siglo XIX y principios del XX. Si hablamos de una estética del aburrimiento, yo la situaría como parte de los movimientos artísticos y culturales que se dieron a finales del siglo XIX y principios del XX, detalla Aljaro.
El aburrimiento no es solo un sentimiento subjetivo, sino que ha sido abordado en la literatura desde hace siglos. Las circunstancias en las que se ha manifestado y expresado han sido muy diferentes. También sus consecuencias. De ser un pecado que separaba a los monjes de sus obligaciones religiosas, pasó a ser una falta moral, y luego una enfermedad, explica Aljaro.
La narrativa que desafía
La narrativa que desafía, como la de Proust, Wallace y Bolaño, puede ser considerada retadora, aburridora. Sin embargo, es aquí donde se despliega la narrativa que Inma Aljaro denomina retadora, aburridora.
La estructura de estas obras puede ser un desencadenante del aburrimiento. El aburrimiento tiene diferentes desencadenantes y, sí, estoy de acuerdo en que uno de ellos puede ser el extrañamiento que produce lo que a primera vista no comprendemos, aquello que no nos dice nada porque se escapa de nuestro entendimiento o de nuestras expectativas, como pueden ser estructuras narrativas diferentes a las tradicionales, opina Aljaro.
La sociedad postindustrial y el aburrimiento
La irrupción de las redes sociales, la multiplicación de estímulos y la merma de la atención hacen que estas obras resulten todavía más indigestas para mucha gente. La aceleración social nos ha llevado a quererlo todo rápido y fácil. A la automatización del deseo. Y tanto si tardamos demasiado en satisfacerlo como si es inmediato, nos aburrimos, razona Aljaro.
La estética del aburrimiento podría ser una herramienta para cuestionarnos nuestro propio aburrimiento. Más que analgésico, prefiero verla como una herramienta para cuestionarnos nuestro tedio. Se dice que eso es lo que pretendía Robert Burton con su Anatomía de la melancolía: escribir hasta la saciedad sobre la melancolía para entenderla y escapar de ella, contesta Aljaro.
Deja una respuesta