En una reciente noticia que ha causado revuelo, se informa que intentaron vender a la presidenta Armengol otro lote de mascarillas presuntamente relacionado con la trama Koldo. Esta sorprendente situación ha generado preocupación en la opinión pública, evidenciando la existencia de prácticas fraudulentas en la comercialización de equipos de protección. La presunta implicación de la trama Koldo en este intento de venta pone de manifiesto la necesidad de una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos y garantizar la seguridad de la población. La presidenta Armengol, como figura de autoridad, se ve involucrada en este escándalo que ha sacudido los cimientos de la confianza en la adquisición de material sanitario. Es imperativo que las autoridades tomen medidas contundentes para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
Intento fallido de la trama Koldo por vender a Armengol otro lote de mascarillas defectuosas
La empresa Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas S.L., vinculada a la trama Koldo, intentó vender al gobierno balear de Francina Armengol un segundo lote de mascarillas después de haberle endosado un primer lote defectuoso por 3,7 millones de euros, según el diario ABC. Esta empresa utilizada por la trama del exasesor de José Luis Ábalos, quiso aprovechar que el gobierno de Armengol no había supervisado el material defectuoso para intentar venderle un segundo cargamento, apenas 13 días después de materializarse el primer contrato. Sin embargo, este segundo intento de la trama Koldo no prosperó por falta de espacio en los almacenes.
La empresa de la trama Koldo se puso en contacto con el director de gestión y presupuestos del departamento de Salud balear, Manuel Palomino, quien dio parte al subdirector de Compras y Logística, Antonio Mascaró, instándole a «echarle un vistazo por si nos interesan». Ambos directivos de la confianza de Armengol se habían encargado de cerrar el primer lote de mascarillas defectuosas, según ABC.
En esta segunda ocasión, Mascaró informó a Palomino de que no tenía espacio en el almacén y le recordó que aún estaba inmovilizado, en el antiguo hospital Son Dureta de Palma, un millón y medio de mascarillas de la primera remesa fallida al detectarse que no cumplían con los estándares FFP2. El subdirector de compras propuso esperar a ver «cómo evoluciona la cosa en cuanto a salidas» y pospuso la oferta a la espera de vaciar el almacén. «Tengo problemas de espacio», incidió.
El Gobierno de Armengol emitió dos meses después un certificado de conformidad, avalando a la empresa proveedora, a pesar de tener constancia de que esas mascarillas no eran de calidad FFP2 y no servían para uso sanitario.
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