Juliana Hervás, la centenaria que ha descrito su secreto para una vida larga y saludable: no fumar, beber en moderación y disfrutar de una variedad de

Juliana Hervás, la centenaria que ha descrito su secreto para una vida larga y saludable: no fumar, beber en moderación y disfrutar de una variedad de alimentos

En un mundo donde la longevidad y la salud son objetivos cada vez más valorados, Juliana Hervás, una centenaria de excepción, ha compartido su secreto para una vida larga y saludable. Con más de 100 años de vida, esta mujer ha logrado mantener una condición física y mental envidiable, y ha decidido compartir con el mundo los hábitos que la han llevado a alcanzar esta edad. Entre ellos, destaca la importancia de no fumar, beber en moderación y disfrutar de una variedad de alimentos. A continuación, te contamos más sobre la historia de esta mujer inspiradora y los consejos que nos brinda para vivir una vida plena y saludable.

La secreta a Juliana Hervás, la centenaria que ha descrito su secreto para una vida larga y saludable

Juliana Hervás, centenaria, ha cumplido 100 años de vida y sigue conservando un buen paladar y una memoria deslumbrante. En una mañana tranquila de inicios de julio, sentada en el jardín de la residencia de Rivas donde vive, es capaz de nombrar a sus cinco biznietos, con sus edades respectivas; puede decir, dígito a dígito, los teléfonos de sus dos hijas, Mayte y Ana, y el de alguna de sus nietas.

Años de vida y un buen paladar: Juliana Hervás comparte sus secretos para una vida larga y saludable

Juliana ha forjado su carácter travieso e inconformista desde sus primeros años. A veces me escapaba de la escuela con una amiga para ir por ahí de paseo, recuerda. Le compensaba aunque tuviera que soportar después los castigos de Doña Dora y Don José, que le hacían sostener varios libros encima de las manos y con los brazos abiertos.

La longevidad de Juliana Hervás: no fumar, beber en moderación y disfrutar de una variedad de alimentos

Juliana forma parte de los 1.628 centenarios de Madrid, y de los 19.000 que hay en España. Los expertos en longevidad dicen que para llegar a cumplir el siglo de vida se necesita una combinación de buena genética, buenos comportamientos o hábitos de vida, y una pizca de suerte.

No he fumado un cigarrillo en mi vida, beber, bebo solo limón, y agua, nada de vino, y hay que comer de todo, pero bien guisado, asegura Juliana sobre su secreto para una vida larga y saludable.

La centenaria Juliana Hervás: No hay secreto, vivir normal, trabajar y trabajar

Juliana es la única de sus hermanos que vive y la primera en alcanzar el siglo de vida, aunque varias de sus hermanas vivieron hasta los noventa. Tampoco le quedan amigas de su generación. Pero es que ella no ha enfermado nunca.

No hay ningún secreto. Vivir normal, trabajar y trabajar, dice Juliana encogiendo los hombros al pedirle el secreto de la longevidad.

Su pasión sigue siendo la comida, una vez que ya no puede hacer punto y que ha cambiado las novelas de amor que devoró antaño por sopas de letras y revistas del corazón. Presume, y su familia asiente, de haber hecho los mejores cocidos, callos a la madrileña y, como apunta su biznieta Lucía, las mejores croquetas.

En la residencia ha intentado que le dejen meter mano en la cocina, pero no ha tenido suerte. Allí guisan acorde a las necesidades de especiales de la tercera edad. Si la dejaran entrar, dice que les haría una sopa de ajo como a ella le gustan, con su sofrito, pimentón, ajo, y pan revuelto, y no el plato de agua con una gotilla de aceite que sirven.

Cada vez que vienen a verla sus hijas, nietas y biznietos, como este primer día de julio, disfruta de salir a comer con ellos. Sea las torrijas que tanto le gustan, o el menú del asador donde celebró el centenario con entremeses, morcilla, fabada y el cordero de sus anhelos.

Lleva Juliana ya varios años celebrando el que cree que será el último cumpleaños, el último día de la madre, el último viaje a Torralba, a donde viajó el julio pasado porque quería despedirse de los vecinos.

Ya no quisiera ya vivir mucho, ya si Dios se acuerda de mi haría un milagro. Ya me canso mucho, me duelen las piernas, dice en voz baja. Su hija Ana le recuerda que no es cuando ella quiera, que es cuando llegue el momento. Cuando Dios quiera., le responde.

Mientras no quiera, seguirá haciendo bromas con los auxiliares de la residencia y ganando al bingo, que además tiene esa pizca de buena suerte. Aunque últimamente haya algunas compañeras que se enfaden, porque creen que la que canta el bingo hace trampas para que gane yo.