En la interminable búsqueda de la juventud eterna, la humanidad ha luchado contra el enemigo número uno: el tiempo. Sin embargo, ¿sabemos realmente qué ocurre en nuestro organismo cuando el reloj sigue avanzando? En este sentido, el cortisol, una hormona producida por las glándulas suprarrenales, desempeña un papel fundamental en la formación de arrugas, uno de los síntomas más visibles del envejecimiento. En este artículo, exploraremos el papel del cortisol en este proceso y descubriremos los secretos para prevenir su aparición, permitiéndonos disfrutar de una piel más joven y radiante por más tiempo.
- El cortisol, el enemigo de la piel: descubre cómo afecta su apariencia
- La relación inversa entre cortisol y colágeno
- Los efectos del cortisol en la piel
- La construcción de la piel y el papel del cortisol
- Los expertos hablan sobre el cortisol y el envejecimiento
- Minimizar los efectos del cortisol
- La cantidad buena de cortisol
- Revertir el proceso de exceso de cortisol
- Signos visibles de que los niveles de cortisol son demasiado altos
El cortisol, el enemigo de la piel: descubre cómo afecta su apariencia
La hormona del estrés, también conocida como cortisol, es la principal culpable de la aparición de arrugas y flacidez en la piel. Cuando el cuerpo percibe situaciones de peligro, libera cortisol para activar la respuesta de alerta del organismo. Sin embargo, esta respuesta natural puede tener consecuencias negativas en la salud y apariencia de la piel.
La relación inversa entre cortisol y colágeno
El cortisol y el colágeno son inversamente proporcionales. Cuando el cortisol aumenta, el colágeno disminuye drásticamente, lo que desemboca en la aparición de arrugas. El cortisol se libera en respuesta a situaciones que el cuerpo percibe como de peligro, y desempeña un papel crucial en la respuesta de alerta del organismo. Numerosos estudios sugieren que las personas expuestas a estrés envejecen más rápidamente.
Los efectos del cortisol en la piel
La reducción del colágeno inducida por el cortisol tiene un impacto significativo en la salud y apariencia de la piel, acelerando el envejecimiento y haciendo que la piel sea más frágil y susceptible a diversos problemas. El aumento crónico del cortisol provoca la destrucción del colágeno y la elastina, provoca inflamación crónica, interfiere en los procesos de reparación celular, aumenta la producción de sebo y acelera el envejecimiento de la piel al reducir la producción de colágeno.
La construcción de la piel y el papel del cortisol
El cortisol se conoce como la hormona del estrés. El cuerpo libera esta hormona como respuesta en momentos de presión o amenaza. Cuando hay un exceso, se producen una serie de cambios que afectan a la piel como la constricción de vasos sanguíneos (tono apagado), alteración de la microbiota cutánea (acné y puntos negros) o la inhibición de la actividad de los fibroblastos.
Los fibroblastos son los responsables de la producción de colágeno y elastina, los cuales son proteínas estructurales responsables de mantener la firmeza y elasticidad de la piel.
Los expertos hablan sobre el cortisol y el envejecimiento
La doctora Cristina Gabalda, química-cosmética de Onshindo Osaka, explica que el exceso de cortisol debilita y desajusta la microbiota cutánea, deshidrata la piel y disminuye la capacidad de retener el agua, puede provocar exceso de grasa y hacer que salgan granos.
La doctora Elena Soria, médico-estético de Clínica Menorca, añade que menos colágeno significa menos capacidad de la piel para recuperarse y aquí es donde comienzan a aparecer las arrugas. El estrés es el principal aniquilador de la producción de colágeno.
Minimizar los efectos del cortisol
No es posible prevenir el daño por el estrés, pero sí podemos minimizar sus efectos, estimulando la producción de colágeno y elastina con los productos adecuados. La doctora Ana Neves de Clínica FEMM aporta que la piel de la mujer en la menopausia experimenta una menor elasticidad y firmeza, lo que provoca un aumento de arrugas. Existen técnicas de control del estrés como la meditación, el yoga, el mindfulness y la actividad física moderada que pueden mitigar la liberación excesiva de cortisol.
La cantidad buena de cortisol
Los valores normales de cortisol son de 5 a 25 mcg/dL o 140 a 690 nmol/L. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que dichos valores de referencia dependen de la hora del día en el que es tomada la muestra y el contexto clínico de la persona.
Revertir el proceso de exceso de cortisol
Para revertir el proceso, además de intentar mantener un estilo de vida alejado del estrés, una alimentación (y cosmética) rica en antioxidantes, la médico estético Ana Babentsova de IML CLINIC considera que es muy eficaz someterse a tratamientos de mesoterapia, así como los inductores de colágeno.
Signos visibles de que los niveles de cortisol son demasiado altos
Los signos más comunes son enrojecimiento de la piel (sobre todo las mejillas); granos y espinillas; piel grasa y brillante; piel deshidratada, tirante, escamada y apagada; textura fina y con estrías en abdomen, muslos y brazos; y una cicatrización lenta de las heridas.
Es importante tener en cuenta que la piel es un reflejo de nuestra salud interior, por lo que es fundamental cuidarla y protegerla de los efectos negativos del cortisol.
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