En un informe reciente, la patronal turística ha revelado que la implementación de un horario laboral de 37,5 horas semanales tendría un impacto económico significativo en el sector. Según las estimaciones, esta medida tendría un costo para la industria turística de 2.348 millones de euros. Esta cifra tiene importantes implicaciones para el sector, que ya enfrenta desafíos en cuanto a la sostenibilidad económica. La patronal turística ha manifestado su preocupación por el impacto que esta medida tendría en la competitividad del sector y en el empleo en general. En este sentido, es importante analizar las consecuencias de esta medida y buscar soluciones que beneficien a todos los involucrados.
Turismo enfrenta un gasto de millones de euros si se reduce la jornada laboral a 37,5 horas
El sector turístico se opone frontalmente a la reducción de la jornada laboral máxima de 40 horas actuales a 37,5 horas en 2025, medida que persigue el Gobierno. Según un informe presentado por Exceltur, la asociación que engloba a las principales compañías del sector, esta reducción podría costarle al turismo 2.348 millones de euros, es decir, el 8,1% de los beneficios de explotación del sector.
Un impacto significativo en la restauración y el transporte. En actividades como la restauración o el transporte, el impacto podría llegar a suponer el 17% de las ganancias brutas. La patronal Exceltur cree que este sería el coste que tendrían que afrontar las empresas del sector para hacer frente a las horas trabajadas que se perderían si se reduce la jornada.
La patronal turística estima que la reducción de jornada laboral podría costar al sector 2.348 millones de euros
Según el cálculo de Exceltur, de los 2,2 millones de asalariados que trabajan en puestos vinculados con la actividad turística, 1,2 millones se beneficiarían de esta reducción de jornada. Sin embargo, un millón de estos asalariados están ocupados en empleos en los que una reducción del tiempo de trabajo no se puede compensar con un uso más eficiente del tiempo, como cocineros, auxiliares de cocina y camareros, y en menor medida, conductores de transporte terrestre, empleados de limpieza y monitores de actividades deportivas.
La reducción de jornada implicaría que se perderían 5,7 millones de horas trabajadas a la semana (295 millones al año), de las cuales tres de cada cuatro no se podrían compensar mediante un uso más eficiente del tiempo de trabajo, estima Exceltur.
Las micropymes del sector turístico se verían afectadas. El reducido tamaño de las empresas turísticas, el 94% son micropymes de menos de 10 empleados, dificulta la adaptación a esa reducción de jornada. En esos casos, si no encuentran alternativas, las micropymes pueden verse forzadas a recortar horarios en los servicios que prestan, con la consiguiente pérdida de facturación que esto podría suponer.
La patronal del turismo cree que la reducción de jornada laboral sería muy difícil en su sector debido a las características propias de su actividad, que se rige por lo que mandan los consumidores. La mayor parte de los servicios son presencialistas y necesitan trabajadores para prestar sus servicios en los momentos en los que disfrutan sus clientes, señala Exceltur.
En lugar de reducir jornada, las empresas proponen una bajada en las cotizaciones sociales que permita reducir el coste laboral que afrontan las empresas. Además, plantean recuperar la prioridad aplicativa de los convenios de empresa en materia de organización de jornada; más formación a los trabajadores y que se introduzcan incentivos fiscales para reinvertir los beneficios no distribuidos de estas compañías.
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