No, Drácula no nació de Vlad 'El Empalador': descubre la historia real detrás del mito

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No, Drácula no nació de Vlad 'El Empalador': descubre la historia real detrás del mito

La figura del conde Drácula, el legendario vampiro inmortal, ha sido durante siglos objeto de fascinación y terror para millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, pocos saben que el mito de Drácula no se basa en la figura del príncipe Vlad III El Empalador, como comúnmente se cree. En realidad, la historia detrás del personaje literario creado por Bram Stoker en 1897 es mucho más compleja y fascinante. En este artículo, exploraremos los orígenes reales de Drácula, separando la ficción de la realidad y descubriendo los secretos detrás de este mito que ha cautivado a la humanidad durante más de un siglo.

La verdad detrás del mito: Drácula no nació de Vlad 'El Empalador'

Con Halloween a la vuelta de la esquina y plenamente inmersos en el que se ha convertido en el mes del terror por excelencia, no deja de pensar en los no pocos personajes del género que están inspirados en personas de la vida real. Desde asesinos en serie a figuras de la nobleza, escritores y guionistas de toda la historia han encontrado en la realidad la más pavorosa de las inspiraciones para crear una ficción con la más honorable de las pretensiones: aterrorizar al mayor de los valientes.

La leyenda de Drácula

La leyenda de Drácula

Una de las historias más conocidas y extendidas de esta díada realidad-ficción es la del Conde Drácula, el personaje creado por Bram Stoker a finales del siglo XIX, que fue llevado al cine en 1992 por Francis Ford Coppola en la película protagonizada por Gary Oldman: Drácula, de Bram Stoker. De Drácula se ha dicho siempre que Stoker se inspiró para su creación en la figura de Vlad Tepes, conocido como Vlad El Empalador. Pero eso, tal vez os sorprenda, simplemente no es cierto.

La mitología del vampiro ya era ampliamente conocida y extendida cuando Stoker publicó su novela, en 1897. De hecho, existe un relato de 1844 escrito por Karl Von Wachsmann titulado El extraño misterioso, del que Stoker tomó directamente algunos de los elementos, como el control sobre una manada de lobos o el poder de transformarse en niebla. En El vampiro, de Polidori, de 1819, se presentaba ya al vampiro como una suerte de galán seductor.

La creación de Drácula

Stoker quería para su novela esta figura del vampiro elegante y poderoso, aunque no quiso, tampoco, renunciar a todo aquello que, durante siglos, la cultura popular había dibujado en torno a la figura del vampiro, como eran, por ejemplo, la telepatía, la fuerza sobrehumana, el control mental sobre seres repulsivos (arañas, ratas), la nocturnidad, la aversión al ajo y los crucifijos y, por supuesto, la necesidad de beber sangre para alimentarse.

Stoker creó entonces un conde vampiro, aislado en su castillo de los Cárpatos transilvanos, que vivía con tres concubinas y que cometía, a lo largo de las cuatrocientas páginas de la novela, atrocidades como secuestrar un bebé para que sus novias lo devoraran, matar a la madre o asesinar, uno por uno, a todos los hombres de la tripulación de un navío (el Deméter). También, de manera tangencial, vemos en Drácula por primera vez al Dr. Van Helsing, quien finalmente decapita y clava estacas allá donde hace falta.

La leyenda de Vlad Tepes

Vlad III Tepes o Vlad El Empalador, príncipe de Valaquia, se llamaba también Vlad III Drácula (Dracúlea, en rumano) por pertenecer a la Casa de Drăculeşti, iniciada por su padre, Vlad II Dracul, para diferenciarse de la otra rama de la familia Basarab, la Casa de Dănești. Ambas casas se disputaron el trono del Principado de Valaquia durante más de un siglo, aunque casi siempre fue la Casa de Drăculeşti la que ostentó el título.

Vlad III Drácula gobernó como príncipe valaco durante tres períodos diferentes en la segunda mitad del siglo XV, y, ciertamente, ya en vida su crueldad era famosa, aunque cabe decir que casi todos los registros históricos de la época proceden de la Iglesia Católica, sobre todo de cartas y anotaciones papales, y de algo de literatura alemana.

La relación entre Vlad Tepes y Drácula

¿Cómo llegó, entonces, a relacionarse a Vlad Tepes con el personaje de Bram Stoker? Pues en realidad Drácula, de Tepes, solo tomó el nombre. Stoker, como toda persona que quiere escribir una novela, tenía una idea y buscó algo de documentación. Una autora llamada Emily Gerard publicó en 1888 La tierra más allá del bosque, que hablaba de los paisajes y supersticiones transilvanos.

Este libro serviría de inspiración a Stoker para la ambientación de su novela que, por entonces, iba a titularse The Un-Dead (El no-muerto) y cuyo protagonista era el Conde Vampiro (Count Wampyr). Hay un registro, esto existe, de un libro de 1820 que Stoker sacó de la biblioteca pública en 1890 (siete años antes de que se publicara su libro), del historiador William Wilkinson titulado Consideraciones sobre los principados de Valaquia y Moldavia.

PERO en este libro, aunque se habla de un Dracúlea, al parecer no hace referencia directa a ningún Vlad. A Stoker, simplemente, le gustó el nombre, y decidió que su protagonista no se llamaría “Conde Vampiro” sino “Conde Drácula”. En este libro sobre principados no se relaciona a Drácula con los empalamientos, y en la obra de Stoker, en ningún momento, Drácula empala a nadie.

El personaje de Drácula, salvo el nombre (por este tratado histórico) y la ambientación geográfica (por el libro de Emily Gerard), no tiene nada que ver con el príncipe Vlad Tepes. Está claro que hay dos verdades: la realidad supera a la ficción, y la imaginación, a veces, se alimenta sola.

Patricia Martínez

Hola, soy Patricia, autora en El Noticiero. Me apasiona compartir las noticias más relevantes de actualidad, tanto a nivel nacional como internacional. Mi compromiso con la objetividad y la rigurosidad en la información es mi principal prioridad. ¡Te invito a descubrir las últimas novedades junto a mí en este periódico independiente!

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